Política

Guerra en Ucrania

Los tártaros, la única resistencia al separatismo en Crimea

Los tártaros son los únicos que alzan la voz contra los ánimos separatistas de la mayoría rusa en Crimea, adonde regresaron en 1991 tras medio siglo de deportación estalinista. "Un referéndum sobre la pertenencia estatal de Crimea sería una catástrofe. ¿Dónde ha traído un referéndum algo positivo cuando hay tropas en las calles?", aseguró Refat Chubárov, presidente del Medzhlis (Asamblea Popular) de los tártaros de Crimea.

Los principales habitantes de la península durante siglos, ahora representan sólo el 14 % de la población de la península, donde siempre se han mantenido fieles a Kiev y han defendido la integridad territorial de Ucrania.

Los tártaros se oponen a la celebración de un referéndum para que la república autónoma ucraniana amplíe su autonomía y restablezca la figura del presidente de Crimea, ya que consideran que de ahí a la independencia hay un paso.

"Un referéndum de autodeterminación cuyo resultado no va a ser reconocido por la comunidad internacional será motivo de conflicto. ¿Para qué tanta prisa? Primero lo convocaron para el 25 de mayo, ahora para el 30 de marzo. Las fronteras son intocables", señaló.

Chubárov, que acusa al líder del partido Unidad Rusa, Serguéi Axiónov, de "golpe de Estado"por la forma en la que fue nombrado nuevo primer ministro, también considera ilegítima la decisión del Parlamento de convocar una consulta popular cuando el edificio estaba tomado por un grupo de hombres armados.

"Esas decisiones se adoptaron cuando en el edificio se encontraban hombres armados. A los diputados les cachearon y les incautaron los teléfonos. La libre expresión de la voluntad de los legisladores no estaba garantizada", denunció.

Como alternativa propone celebrar el mismo día una consulta entre las tres principales comunidades étnicas de Crimea: rusos (58 %), ucranianos (24 %) y tártaros (14 %).

"Si los tres pueblos coincidimos, pues podemos volar juntos a Marte. Si domina una comunidad étnica y las otras están insatisfechas, eso será malo para Crimea. Por eso estamos en contra", indica.

Los tártaros son una de las minorías que más sufrió la ira estalinista durante las purgas de los años 30 del siglo XX y posteriormente durante la deportación de los pueblos (chechén, ingush, etc.) acusados de colaborar con el invasor nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Con esa herida histórica en la memoria, este pueblo de credo musulmán alerta que si la actual tensión se alarga en el tiempo, pueden estallar conflictos de corte étnico o religioso, principalmente tras la llegada de destacamentos cosacos de la vecina Rusia.

"La frontera con Rusia está abierta de par en par. Voluntarios extranjeros llegan a nuestro territorio y participan activamente en el mantenimiento del orden público. Nuestra gente tiene motivos para estar preocupada", denuncia.

El líder tártaro no duda en tachar de "agresión"la presencia de tropas sin distintivo ni rango en territorio ucraniano, en referencia a su procedencia rusa.

"Los militares deben abandonar las calles y las carreteras, y regresar a sus cuarteles. No había ningún motivo para pedir ayuda a Rusia y para que los militares hayan jugado en los últimos tres días un papel fundamental en la vida de Crimea", asegura.

Chubarov recuerda que los que ahora protestan contra Kiev en la plaza de Lenin de Simferópol, capital crimea, estaban encantados con el presidente, Víktor Yanukóvich, hasta que fue derrocado por el Maidán en Kiev.

"¿Que ha ocurrido desde entonces? Ahora, hay los mismos problemas que hace dos meses. La diferencia es que antes no había tropas en las calles de Crimea", apuntó durante una rueda de prensa para un pequeño grupo de periodistas ucranianos y extranjeros.

En su opinión, alguien está interesado en poner una cuña entre los habitantes de Crimea y las nuevas autoridades de Kiev para llevar la situación "hasta un punto de no retorno".

"No hay motivos para poner el grito en el cielo. Las nuevas autoridades de Kiev no habían dado ningún paso amenazante contra los intereses de los crimeos, con excepción de los planes de revocar de la ley sobre la oficialidad de la lengua rusa en las regiones"que aún no ha sido promulgada por Kiev, aseguró.

Ahora, los tártaros creen que la solución a la crisis ya no está en manos de los habitantes de la península, sino de la comunidad internacional, en concreto de Rusia, Occidente y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).

"Aún hay tiempo para encontrar una salida que no implique el derramamiento de sangre. Rusia debe saber que si se viola la integridad territorial de Ucrania, ella puede ser la próxima. Rusia también puede dividirse", advierte.

Sea como sea, los tártaros no tienen intención de abandonar Crimea, incluso si estalla una guerra entre las principales potencias eslavas: Rusia y Ucrania.

"No nos permitieron volver a Crimea durante 50 años. No regresamos después de luchar durante décadas contra un régimen totalitario como el soviético para volver a marcharnos de nuestra tierra", sentenció.