Represión en Venezuela
Luis Almagro: «El dictador es parte del problema, no de la solución»
El político uruguayo no puede entender cómo hay sectores de la izquierda que defienden el régimen venezolano. «Es inadmisible»
El político uruguayo no puede entender cómo hay sectores de la izquierda que defienden el régimen venezolano. «Es inadmisible».
Luis Almagro, que ejerce desde hace dos años y medio como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), acaba de finalizar una intensa visita a Israel. En una entrevista a LA RAZÓN, recalca un fuerte mensaje contra el régimen de Maduro y deja claro que sin elecciones libres y un regreso a la democracia, la crisis no terminará y por ende, tampoco su presión.
–Es inevitable tratar con usted el tema de Venezuela. ¿Es una crisis que continúa deteriorándose?
–Es cierto. Lamentablemente la agenda se mantiene vigente. No ha habido progresos, al contrario. Los diversos mecanismos que se procuró implementar, de diálogo entre Gobierno y oposición, simplemente trajeron más desgracia y más miseria para el pueblo venezolano, más lejos hoy de la democracia que nunca. Por lo tanto, la agenda de exigir elecciones libres y generales, liberación de los presos políticos, restablecimiento de los poderes de la Asamblea Nacional y un canal humanitario para atacar la escasez de alimentos y medicinas que tiene la población venezolana, se mantiene mil por ciento vigente. Esta agenda, que fue puesta a un lado por el Gobierno, simplemente continuará hasta que se resuelva. Y lo lógico, lo inteligente, lo oportuno, es resolver los problemas que tiene Venezuela relacionados con el funcionamiento de la democracia y respeto a las libertades fundamentales y a partir de ahí, encontrar soluciones.
–Con Maduro en el Gobierno, ¿puede haber un cambio?
–En general, de las dictaduras no se sale ni se saca al dictador. El dictador que asume una dictadura es parte del problema, no de la solución. Pero no buscamos sacar a alguien del poder o dejar a alguien de la ecuación política. Lo que pedimos es un Gobierno legítimo para Venezuela y eso puede solamente surgir de las urnas. Mientras se mantengan las variables actuales de actuación del Gobierno venezolano, estará fuera de la legitimidad, fuera del respeto a las libertades fundamentales y de los principios y valores esenciales de la democracia, como están contemplados en la Carta Democrática Interamericana (CDI). Dar paso a un Gobierno legítimo, significa convocar elecciones. Y el que gane será el que tenga la mayor cantidad de votos. Esa es la solución para Venezuela.
–Urnas ha habido, pero ¿cómo definiría usted la elección a la Asamblea Constituyente?
–Es un fraude del principio al fin, es inconstitucional, pero además la Constituyente encarna de por sí el deterioro definitivo de las libertades en Venezuela y de la posibilidad de tener una democracia funcionando institucionalmente en el país. Ningún proceso de reforma constitucional puede surgir a partir de la violación de la Constitución, de no respetar a quienes están legitimados para activar el proceso y cómo deben respetarse también las lógicas de sufragio universal en el país. El régimen eligió un camino que simplemente le permitía consolidar su proceso de afirmación a través de la opresión y de la represión. Esa lógica la ha sostenido sobre la base de reprimir al pueblo y la Constituyente trata de constitucionalizar ese proceso.
–¿Cómo explica entonces que durante mucho tiempo usted no se sentía suficientemente acompañado en su mensaje?
–Son procesos. Es distinto el trabajo de un órgano ejecutivo como es la Secretaría General y un cuerpo deliberativo como es el Consejo Permanente o la Asamblea General. Ese proceso ha sido largo, complejo, pero además ha estado siempre agravado por las reiteradas violaciones de la democracia y los derechos humanos en Venezuela. El tiempo en que requerimos la acción, hubiera sido muy conveniente porque hubiera permitido que no se diera el avance que se dio y el deterioro de la constitucionalidad tal como lo fue haciendo el régimen. Lo peor que puede pasar con un régimen de estas características es que se sienta impune. Y en muchos casos si bien hemos mantenido denuncias, tenía esto de que «no voy a ser sancionado». Bueno, llegó el momento que sí es sancionado. Es sancionado por Mercosur, por EE UU, y en la reunión de Lima se pidió la continuación de la aplicación de la CDI por parte de las instancias orgánicas de la OEA.
–¿Le parece raro que haya aún sectores de izquierda que defienden el régimen de Maduro?
–Sí. Venezuela ha hecho retroceder a la izquierda a una etapa anterior a los 90. Con la caída del bloque soviético, con la salida especialmente de los países del Cono Sur de las dictaduras, solamente podíamos entender a la izquierda como democrática. Y eso nos sirvió para reafirmar principios y valores que eran esenciales, porque en las luchas contra las dictaduras, la izquierda blandió siempre las banderas de la democracia y los derechos humanos. Hoy hemos vuelto a una etapa anterior a eso. Nuestra izquierda vuelve a tener tentaciones totalitarias y autoritarias y eso es un severo retroceso. Para mí, solamente puede ser democrática. Debe ser el triunfo de los oprimidos, de lograr condiciones de igualdad y equidad, pero si hay dictadores, una autocracia, autoritarismo, definitivamente ya no somos todos iguales, los ciudadanos ya no valen lo mismo y hay ciudadanos que están sometidos a esa autocracia y a esos dictadores.Y que haya izquierdas hoy que se puedan plantear alternativas no democráticas como el régimen de Venezuela, no se puede entender.
–¿Se equivocan de prioridades?
–Me pregunto: ¿Qué quiere la izquierda para el futuro de sus países? ¿Avasallar los poderes del Estado? ¿Copar el Poder Judicial? ¿Anular o disolver los Poderes Legislativos? ¿Tener presos políticos? Con todo lo que ha sufrido la izquierda: ¿quieren matar gente en las calles cuando salen a manifestar pacíficamente? Todos los que murieron estaban desarmados y en una situación absolutamente vulnerable, siendo atacados por fuerzas represivas a disparos de balas o usando las bombas de gases lacrimógenos como arma letal contra el alma de las personas. Eso es absolutamente inadmisible.
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