Francia

Macron rompe a la izquierda al anunciar su salto al Elíseo

El ex hombre de confianza de Hollande aspira a capitalizar el voto del desencanto y la rabia. La candidatura de un independiente favorece a la derecha y al Frente Nacional en las urnas

Emmanuel Macron ayer en la presentación de su candidatura
Emmanuel Macron ayer en la presentación de su candidaturalarazon

El ex hombre de confianza de Hollande aspira a capitalizar el voto del desencanto y la rabia. La candidatura de un independiente favorece a la derecha y al Frente Nacional en las urnas

La candidatura de Emmanuel Macron a las elecciones presidenciales era un secreto a voces y ayer tomó forma. El antiguo ministro de Economía de François Hollande prometió una «revolución democrática» ante un centenar de periodistas a los que había dado cita en un taller de reparación de coches en Bobigny, a las afueras de París. Macron quiere que su candidatura se desarrolle «bajo el signo de la esperanza», y aseguró que opta a la Presidencia de la República para que exista la oportunidad «de rechazar por fin el statu quo y optar por avanzar», para acabar con una «Francia bloqueada por los corporativismos» que se «ha salido del camino del progreso» y en la que «la duda se ha instalado» con los gobiernos de los últimos 40 años.

Según Macron, ha llegado «una nueva era», caracterizada por la globalización, internet, el cambio climático, el aumento de las desigualdades, el terrorismo o la crisis democrática de las sociedades occidentales, a lo que no se puede «responder con los mismos hombres y las mismas ideas» de siempre. Su objetivo «no es unir la izquierda, ni la derecha, lo que está en juego es unir a los franceses», aseguró Macron, presentándose como el motor de esa «revolución democrática».

El escenario para anunciar su candidatura había sido cuidadosamente elegido. La sala de prensa, con su fondo azul, sus banderas francesa y europea, el pupitre y el arco de focos, tenía algo de pintoresco entre los coches del taller de mantenimiento del campus de la Cámara de Oficios y Artesanado, que esperaban su turno para ser reparados. Para el presidente de este organismo, Patrick Toulmet, uno de los primeros seguidores del nuevo candidato, se trataba de enviar un símbolo fuerte: «Anunciamos las cosas en la periferia, no en el plató de televisión». El problema es que los estudiantes no habían sido invitados, y a los que quisieron entrar les cerraron el paso.

Macron expuso sus intenciones ante la Prensa. Aseguró que los aparatos políticos y las lógicas politicastras «paralizan» la posibilidad de ir hacia adelante. «Yo he visto desde el interior la vacuidad de nuestro sistema político», afirmó el que durante dos años ha ocupado la cartera de Economía e Industria y antes fue secretario general adjunto de la Presidencia de la República, encargado de aconsejar a Hollande.

La noticia pilló desprevenido al presidente, que se encuentra en Marruecos participando en las reuniones de la COP22 sobre el cambio climático, lo que le permitió escabullir la pregunta sobre la candidatura del que ha sido su «ojito derecho» arguyendo que Macron no entraba en esos momentos en su agenda. La réplica sí llegó de inmediato de Manuel Valls. Las tensiones entre los dos hombres se han hecho patentes a lo largo de los últimos meses, especialmente desde que Macron anunció la creación de su proyecto «¡En marcha! » en abril. Cuando ayer preguntaron al primer ministro qué opinaba de la candidatura, dijo: «Nada me afecta». Pero minutos después, en una intervención sobre temas educativos, se despachó a gusto con su antiguo ministro, del que no llegó a pronunciar el nombre. «El ejercicio del poder es una ética de responsabilidad», dijo Valls. «Tener sentido del interés general y rechazar las aventuras individuales». Y más tarde, le asestó la estocada añadiendo que «ya sé que lo que hoy cuenta es la juventud, la falta de experiencia y de visión».

Valls acaricia la idea de presentar su candidatura a la Presidencia de la República, sobre todo desde que la aparición del libro de confidencias de Hollande ha hecho difícil, aunque no imposible, que se presente a su reelección. Benoît Hamon, candidato a las primarias de la izquierda, dejó ayer en evidencia que esta candidatura no es una candidatura de la derecha, como quieren hacer creer algunos, sino que tendrá efectos nefastos en la izquierda, y lamentó que no sea candidato a las primaria socialistas.

Lo que está claro es que la candidatura de Macron no deja indiferente a nadie. Desde la derecha, François Fillon está convencido de que «los franceses no confiarán su destino a alguien que no tiene ninguna experiencia», pero la candidatura de Macron supone, según él, el fin de la Presidencia de Hollande» porque «el hombre que le era más cercano, el que ha concebido su programa económico, lo deja. Es el fin de su autoridad». Para Alain Juppé, el ex ministro «intenta rehacerse una virginidad» y ha aprendido rápido traicionando a Hollande, «clavándole un puñal por la espalda».

Echando mano de la ironía, la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, dijo que o tiene «inconveniente» en que Macron sea candidato, aunque «la elección presidencial es el encuentro entre una personalidad y el pueblo, y ahora hace falta saber si Macron va a lograr encontrar al pueblo».