Inmigración
Macron viaja a Calais para defender su restrictiva ley de inmigración
Emmanuel Macron prepara una ley de inmigración para acoger mejor a los que se queden y echar más rápido a los que « no tengan vocación de quedarse », como suele decirse de los inmigrantes destinados a la expulsión. Ayer se desplazó a Calais, punto gordiano de la lucha contra la inmigración clandestina, para exponer su visión sobre este tema, que tomará cuerpo en la próxima ley sobre inmigración que será presentado en febrero.
Lo que Nicolas Sarkozy y François Hollande no han logrado, su sucesor a la presidencia de la República espera llevarlo a cabo a pesar de las fuertes críticas de intelectuales y asociaciones, así como de una parte de su mayoría parlamentaria.
El presidente de la República puede apoyarse en los sondeos que indican que 53% de los franceses estiman que el número de inmigrantes en Francia es demasiado alto, un porcentaje igual duda de que los refugiados sean realmente refugiados, y sólo un 14% considera que la inmigración tiene un efecto positivo.
El objetivo de Macron es también lanzar un mensaje en vísperas de la cumbre bilateral franco-británica que tendrá lugar mañana en Sandhurst, en las inmediaciones de Londres. El presidente francés quiere obtener concesiones de Theresa May, concretamente, que se aceleren los procesos de acogida de los inmigrantes cuyo único objetivo es ir a Inglaterra, que acepten « más y más rápido », según fuentes del entorno de Macron, a los menores que esperan reunirse con sus familias o que están solos. Cuando se evacuó la jungla de Calais, Londres se comprometió a aceptar a los menores aislados, pero hace casi un año ha puesto freno al proceso. París espera también la renegociación del paquete financiero para la gestión de los inmigrantes y la seguridad de la frontera.
Ayer, el programa de Macron tuvo tres pasos diferenciados: una visita a los inmigrantes que se encuentran en uno de los Centros de acogida y examen de situación, en Croisilles, a más de un centenar de kilómetros de Calais, un encuentro con las fuerzas de seguridad desplegadas en la zona, y una reunión con las asociaciones que ayudan a los inmigrantes que siguen concentrándose en la región, aunque de los 8.000 que hubo en los momentos de crisis en la jungla de Calais, ahora no hay más de medio millar.
Macron rindió homenaje a los habitantes de Calais y a la policía. Frente a los que acusan a los agentes de violencias contra los inmigrantes, él prometió « una prima excepcional por resultados », al mismo tiempo que recordó que deben dar ejemplo y que no habrá concesiones si se demuestra que ha habido abusos de poder. Delante de las fuerzas de seguridad, Macron criticó la acción de algunas asociaciones y lamentó que « numerosos actores » difundan « mentiras » que van en detrimento de la eficacia colectiva. Las asociaciones que « animan a esas mujeres y hombres a quedarse, a instalarse en la ilegalidad » para pasar a Inglaterra « asumen una inmensa responsabilidad », denunció el jefe del Estado.
Como no hay una de cal sin otra de arena, Emmanuel Macon anunció que, a partir de ahora, el Estado « asumirá » la distribución de comidas a los inmigrantes de Calais que hasta ahora estaban en manos de las asociaciones que trabajan sobre el terreno.
El encuentro con los voluntarios estuvo ensombrecido por la ausencia de varias asociaciones, Secours Catholique y L’Auberge des migrants, que querían denunciar así su disconformidad con el endurecimiento de la nueva ley de inmigración.
La oposición, que no logra comer terreno al omnipresente Macron, ha lanzado vivas críticas contra los anuncios del presidente de la República. « Son palabras duras », reconoció el diputado de Los Republicanos Damien Abad , « pero de momento no son más que papel mojado ».
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