Maniobra radical

–¿Cómo se está moviendo el chavismo de cara a los últimos pasos de la oposición?

–Lo que está haciendo el Gobierno de Maduro es lo habitual que hace el chavismo en las situaciones en las que se ve desfavorecido, que es provocar un escenario de confrontación entre los distintos poderes, algo que habla muy mal de su talante democrático. La intervención de Maduro de ayer, por ejemplo, en otros países se ve con normalidad. Se trata de rendir cuentas ante otro poder, el parlamentario. En Venezuela, tras 15 años de chavismo, se ha perdido la costumbre de la rendición de cuentas democrática. Chávez estaba acostumbrado a asambleas completamente favorables en las que las intervenciones se trataban de meros trámites.

–¿Qué va a pasar después de que la oposición haya optado por la vía pragmática al renunciar a los diputados impugnados por el supremo?

–A pesar de algunas irregularidades de la sentencia del Tribunal Supremo, el nuevo presidente de la Asamblea acató el veredicto porque quería, precisamente, que el poder legislativo no se frenara. El efecto inmediato que tiene esto, sin embargo, es que deben repetirse las elecciones en el estado de Amazonas. Sin embargo, los efectos de la mayoría opositora de dos tercios siguen estando vigentes a pesar de la expulsión de sus tres diputados.

–¿Hasta qué punto podrá el Gobierno tumbar las iniciativas de la nueva Asamblea o, simplemente, no adoptarlas?

–El poder ejecutivo ya no cuenta con el respaldo del poder económico que tenía antes. La bajada del precio del petróleo deja aún menos margen de maniobra, especialmente tras las elecciones del 6 de diciembre. Debido a esta frágil situación, el primer perjudicado en boicotear absolutamente todas las propuestas de la nueva Asamblea sería el propio Gobierno de Maduro. No hay que olvidar que el chavismo sigue siendo muy fuerte como marca política en sí, pero el liderazgo personal es algo más frágil.

*Politólogo y profesor universitario venezolano y director de la

ONG Entorno Parlamentario