Oriente Medio
Los choques entre fuerzas leales a Asad y al nuevo gobierno dejan al menos 150 muertos en Siria
Los registrados en Latakia y Tartús, feudos de la antigua dictadura, son los peores enfrentamientos violentos desde la caída del régimen el pasado diciembre
Los choques registrados en las últimas horas entre fuerzas leales a la dictadura de Bachar al Asad y las milicias del gobierno interino se han saldado con al menos 150 muertos, entre civiles y combatientes, y “decenas de heridos y capturados”, en las gobernaciones de Latakia y Tartús, según información del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Se trata de los peores enfrentamientos desde el derrumbe del régimen a comienzos de diciembre gracias a una fulgurante operación liderada por la milicia de inspiración yihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS) y apoyada por Turquía.
Lo cierto es que desde hace semanas se venían registrando ataques a las fuerzas del nuevo régimen protagonizadas por elementos armados procedentes del Ejército baazista al tiempo que se producían agresiones contra población perteneciente a la minoría alauita, mayoritaria en las gobernaciones de Latakia y Tartús, situadas en la franja costera siria. Al islam alauita -rama emparentada con el chiismo- perteneció la élite -incluidos altos mandos militares y de los servicios de inteligencia y seguridad- durante la dictadura de Asad, incluido el clan familiar del expresidente. Latakia y Tartús fueron feudos de la Siria baazista.
Como en otras partes de Oriente Medio, las lealtades sectarias y políticas se confunden en Siria. Lo que ha comenzado siendo una revuelta de elementos vinculados al Ejército del anterior régimen contra las nuevas autoridades de transición lideradas por el ex yihadista y líder rebelde Ahmed Al Sharaa puede acabar convirtiéndose en una escalada de carácter sectario.
Existe el temor fundado entre alauitas, pero también entre drusos y cristianos, a ser objeto de marginación cuando no de venganzas y purgas por parte de las nuevas autoridades, de marcado perfil islamista radical. La caída de Damasco no oculta el hecho de que Siria era un país profundamente dividido antes del derrumbe definitivo de la dictadura baazista, como lo sigue siendo en estos momentos.
En vista de la actual situación, las nuevas fuerzas armadas sirias lanzaron esta semana una campaña de seguridad “a gran escala” en Latakia después de que fieles al expresidente Asad mataran a dos de sus efectivos en una emboscada, según la agencia SANA. La situación iba a escalar en la tarde del jueves, cuando elementos vinculados a la dictadura depuesta acabaron con la vida de 16 miembros de las fuerzas del mando provisional sirio.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que divide casi a partes iguales el número de víctimas entre ambos bandos -35 miembros de las nuevas fuerzas gubernamentales y 32 combatientes leales a Asad además de cuatro civiles muertos-, los enfrentamientos armados estallaron a raíz de una emboscada protagonizada por leales a Asad cuando las fuerzas del gobierno interino trataron de detener a una persona cerca de la localidad costera de Jableh.
De acuerdo con la citada organización con sede en Londres y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, miembros afines al anterior régimen se han hecho con el control de puntos militares como la base aérea de Astamu y Al Qardaha y se han atrincherado en “áreas difíciles de las montañas de Latakia”, desde donde también lanzaron ataques contra las nuevas fuerzas de seguridad. Otros atacantes también se atrincheraron en edificios de la ciudad costera de Jableh, en Latakia, donde se han producido ataques de guerrilla.
Según una fuente del Ministerio de Defensa citada por SANA, tras una larga noche de choques, en la que las autoridades sirias impusieron toques de queda en Latakia y otras demarcaciones administrativas, las fuerzas de seguridad interinas sirias iniciaron “amplias operaciones de rastreo” en la citada gobernación. Estas operaciones “tendrán como objetivo a los remanentes de las milicias de Al Asad y a aquellos que las apoyaron y respaldaron”, según la misma fuente.
Posteriormente, ya en la tarde de ayer, las autoridades del mando de transición sirio confirmaban la prolongación hasta el sábado del toque de queda en Latakia y Tartús, en una información recogida por la cadena de televisión Syria TV. A la resistencia armada se suma para Damasco la de miles de personas que se han echado en las últimas horas a la calle pidiendo la retirada de las fuerzas gubernamentales y el fin de la operación. Según la agencia EFE, al mismo tiempo cientos de personas salieron a las calles de varios puntos de Siria en apoyo del nuevo Gobierno.
En definitiva, la revuelta ha provocado que en estos momentos una zona del territorio sirio en torno a la costa escape al control de las autoridades interinas. Uno de los objetivos del autoproclamado presidente era precisamente lograr unificar bajo un único mando un país dividido y fragmentado por más de 14 años de enfrentamientos y guerra, meta para la cual había llamado a todas las milicias y remanentes del antiguo ejército a entregar las armas. “Miles de personas han optado por rendirse y regresar con sus familias, mientras que algunos insisten en huir. “Tienen une elección clara: entregar sus armas o afrontar un destino inevitable”, resumía el portavoz del Ministerio de Defensa sirio a la agencia SANA.