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May pide unidad a los «tories» para culminar el Brexit

Un diputado conservador presenta una cuestión de confianza en su contra y los unionistas norirlandeses le recuerdan cuáles son sus "líneas rojas"y quien sostiene su Gobierno

La primera ministra británica, Theresa May, da unos pasos de baile/Foto: Efe
La primera ministra británica, Theresa May, da unos pasos de baile/Foto: Efelarazon

La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, acorralada por el sector más eurófobo de su partido y sus socios de Gobierno ha advertido de que las divisiones internas pueden acabar con el Brexit

Hay momentos memorables en la política de Westminster. Y uno de ellos lo protagonizó ayer Theresa May. La premier sorprendió a todos al entrar bailando “Dancing Queen” para pronunciar su esperado discurso en el congreso anual que el Partido Conservador clausuró ayer en Birmingham. La líder tory tenía motivos para estar contenta porque hasta hace escasos días existían dudas sobre si conseguiría sobrevivir al cónclave.

En cualquier caso, la guerra civil dentro de las filas continúa. Es más, poco antes de que la primera ministra comenzara su intervención, el diputado rebelde, James Duddridge, presentaba una “carta de no confianza” para forzar su salida. Se necesita la firma de otros 49 parlamentarios para plantear el futuro de May en Downing Street.

Pero la unidad fue precisamente la clave del discurso de la protagonista quien, a poco menos de seis meses de que tenga lugar el divorcio con Bruselas, dejó un mensaje muy claro a los suyos: “Si no permanecemos juntos, si cada uno va en una dirección buscando su propia visión de un Brexit perfecto, corremos el riesgo de terminar sin Brexit”.

La unidad o división en la formación será clave cuando el acuerdo final de salida se presente a Westminster, previsiblemente a finales de año, para su ratificación. En caso de ser rechazado, la oposición laborista demanda elecciones o un segundo referéndum y precisamente el temor a entregar el poder a Jeremy Corbyn es lo que mantiene unidos hoy por hoy a los tories.

Durante la hora larga que duró su intervención, May no pronunció en ningún momento la palabra “Chequers”. Sin embargo, su mención a un “acuerdo de libre comercio sin fricciones respecto a bienes” dejó claro que su estrategia sigue basada en el polémico plan que el Gabinete acordó el pasado mes de julio en su residencia oficial campestre.

La premier tampoco mencionó al ex ministro Boris Johnson quien, el día antes, había calificado su estrategia de “engaño” y “escándalo constitucional”. Pero sí dejó mensajes entre líneas al tiempo que apeló al “patriotismo decente y moderado”.

Por otro lado, una vez más, May volvió a afirmar que estaba dispuesta a levantarse de la mesa sin acuerdo, aunque advirtió que este escenario sería negativo tanto para la UE como para el Reino Unido. Eso sí, recalcó que no aceptaría ningún pacto que suponga seguir ligado a las reglas comunitarias bajo otro nombre o romper la unidad del país dejando a Irlanda del Norte dentro de la unión aduanera para evitar una frontera dura con la República de Irlanda.

La frontera en la isla se ha convertido en el principal escollo en las negociaciones entre Londres y Bruselas, pero los unionistas norirlandeses del DUP -de cuyo apoyo depende el Gobierno en minoría de May- han advertido que no aceptaran ninguna solución que pase por dejar a la provincia con un estatus distinto al resto del Reino Unido. “La línea roja es de rojo sangre”, llegó a recalcar ayer la líder de esta formación, Arlene Foster, haciendo hincapié en la importancia de preservar los Acuerdos de Viernes Santo que pusieron fin al conflicto armado en la región.

El líneas generales, May ofreció ayer un buen discurso. Indudablemente mejor al bochorno del año pasado cuando perdió la voz, un espontáneo le dio una carta de despido y las letras del escenario comenzaron a caerse.

Durante su intervención, la premier quiso demostrar que tiene un plan de Gobierno que va más allá del divorcio con el bloque: anunció el fin de la era de la austeridad, presentó medidas para la vivienda -uno de los grandes problemas domésticos- y advirtió de las consecuencias -sobre todo para la economía- de un Ejecutivo radical liderado por Corbyn.

Pero lo cierto es que tiene muy pocas posibilidades -por no decir ninguna- de ser la candidata tory de cara a las generales británicas de 2022. El gabinete ya está planificando su salida. Mientras unos abogan por forzarla nada mas se ratifique el divorcio con el bloque la próxima primavera, otros apuestan por dejarla hasta 2020 para dar el testigo a su sucesor -aún sin determinar- de manera más pausada. (fin).