Merkel: Vía libre para la reelección en 2017

La Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel dio este lunes las últimas pinceladas al congreso en el que reelegirá a la canciller alemana como líder del partido, cargo que ocupa desde 2000 sin que se vislumbren cambios en el horizonte.

Durante casi una década, Napoleón Bonaparte tuvo el control de casi toda Europa. De él, incluso el mismísimo Goethe, el gran poeta alemán, llegó a decir que «fue uno de los hombres más fecundos que pasaron nunca por la tierra». Casi un «semidiós» que, sin embargo, se queda corto si lo comparamos con la canciller alemana, Angela Merkel, o así por lo menos lo entiende su ministro de Fianzas, Wolfgang Schäuble, que en un entrevista publicada ayer por el periódico «Süddeutsche Zeitung» no pestañea al decir que el estilo político de la canciller «es mucho más exitoso» que el del mismísmo Napoleón.

Un comparación que aun llegada de quien ya en su día utilizó otra analogía histórica para referirse al presidente ruso, Vladimir Putin, como «el Hitler de los Sudetes», provocó un sinfín de comparaciones en la Prensa alemana, que en cuestión de minutos volcó en sus ediciones digitales numerosos fotomontajes que combinaban el rostro de la canciller con el cuerpo y pose del gobernante francés.

La definida durante cuatro años consecutivos por la revista «Forbes» como la mujer más poderosa del mundo se adjudica de esta forma un nuevo título y así, como el nuevo «Napoleón» de Europa, asiste al congreso que su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), que comenzó ayer en la ciudad de Colonia y en la que, sin ningún tipo de duda, saldrá reelegida como líder de este partido, un puesto que ocupa desde el año 2000 y al que se presenta como única candidata. Nadie más en su partido se atreve a hacerle frente.

Tras los pasos de Adenauer

De hecho, más que en la irrupción de nuevas caras, la única duda recae en si Merkel superará en esta ocasión el 97,9 % de los votos que obtuvo en el congreso de 2012, su mejor resultado hasta ahora ante una CDU que sólo dio su 100% al patriarca de la formación, Konrad Adenauer. Muchos apuntan a que lo hará. «Angela Merkel logró unir los intereses de una sociedad muy heterogénea mucho mejor que otros jefes de gobierno de Europa», añadió Schäuble en su entrevista, y como prueba, se refirió a que Alemania se ha convertido en el segundo país más atractivo del mundo industrializado para la inmigración, tras Estados Unidos gracias, en su opinión, al «estilo muy personal y confrontativo» de la canciller. Algo que se refleja en el sentir del electorado que, dejando de lado líneas políticas, se sigue identificando con Merkel con una sintonía que hace de ese apoyo algo inverosímil en otros países europeos. El 67% de los alemanes se muestran muy satisfechos con la labor de la canciller, según la última encuesta de la cadena de televisión pública ARD.

Merkel ha salido indemne de tres Gobiernos de coalición en los que sus socios (socialdemócratas, liberales y de nuevo el SPD) han sido los peor parados. Unas cifras que en estas tres legislaturas apenas ha conocido ningún bache y que vienen casi a silenciar aquellas voces que desde el seno de la CDU piden cambios o la necesidad de dar espacios a los nuevos valores. No será en esta ocasión por mucho que en los últimos meses Merkel se haya acostumbrado a lidiar con frentes que van desde aquellos que pronostican el frenazo de la locomotora europea hasta los que le han obligado a encaramarse como cabecilla de la política exterior de la Unión Europea.

Entre medias, un sinfín de temas que prometen ser la base de rencillas de este congreso como la imposición en 2017 del freno al aumento fiscal o incluso la prohibición del «burka» en los espacios públicos. Asimismo, Merkel tendrá que hacer frente al debate abierto en su partido en torno a la «progresión fría» (fenómeno que hace que un aumento salarial bruto se traduzca en una pérdida de poder adquisitivo para el trabajador) o la respuesta a seguir para frenar la irrupción de nuevos partidos como la euroescéptica Alternativa para Alemania (AfD).

A todo ellos se suma la necesidad de llegar a definir por enésima vez el concepto de «sociedad multicultural», que sigue enquistado desde que Merkel llegó a la Cancillería en el año 2005 y que, lejos de encontrar una salida, se torna más que complicado con la aprobación de leyes que, en un momento en el que el país recibe miles de inmigrantes, facilita su expulsión.

Con todo, Angela Merkel será la protagonista total de esta cita. Motivo de más para que la Prensa se mantenga muy pendiente de cualquier guiño que, desde los pasillos o la tribuna, dé alguna idea sobre el futuro de la canciller. De trasfondo, una encuesta publicada el domingo por el diario «Bild» que revela que el 56% de los alemanes querrían ya que Merkel repitiera otra legislatura más. La canciller calla al respecto, aunque es evidente que su popularidad alcanza máximos o que la posible candidata a sucederla al frente de la CDU, Ursula von der Leyen, ha tenido un comienzo regular como titular de Defensa.

Mientras tanto, el rumor que recogió hace unos meses la Prensa alemana y que aseguraba que Merkel estaría postulándose para ser la nueva secretaria general de Naciones Unidas a partir de 2017 ha perdido fuerza. Sólo ella podrá desvelar su futuro y, por tanto, el de Alemania.

Francia e Italia se revuelven

Italia y Francia han expresado su irritación con la canciller después de que haya vuelto a instarles a realizar nuevos ajustes en sus presupuestos para que la Comisión no les sancione por incumplir los objetivos de déficit. El subsecretario de Asuntos Europeos del Gobierno italiano, Sandro Gozi, dijo que «quizás Merkel debería centrarse en las demandas domésticas, en la falta de inversiones o en los desequilibrios en su balanza de pagos». El ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, señaló que Merkel habla más para su partido.