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Una marea azul exige votar el acuerdo final del Brexit

Los organizadores de la protesta, la campaña People's Vote, cifraron la participación en unas 670.000 personas, lo que la convertiría en la mayor movilización de oposición al "brexit"hasta ahora

Los manifestantes recorren el centro de Londres / Foto: Reuters
Los manifestantes recorren el centro de Londres / Foto: Reuterslarazon

Una multitudinaria manifestación recorrió hoy el centro de Londres, hasta terminar frente al Parlamento británico, para reclamar al Gobierno que convoque un nuevo referéndum sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Cuando quedan poco más de cinco meses para que Reino Unido abandone la UE, más de medio millón de personas tomaron ayer el centro de Londres para pedir un nuevo referéndum sobre el Brexit. Desde primera hora de la mañana decenas de autobuses de distintos puntos del país iban desembarcando cerca de Park Lane. Y aunque el ambiente era festivo, las miles de pancartas mostraban la preocupación que tanto británicos como comunitarios que viven en este país sienten ante el que, si nadie lo remedia, será el primer divorcio en más de cuatro décadas de la Unión Europea. Los jóvenes encabezaron en esta ocasión la manifestación bajo el emblema «Estoy marchando por mi futuro». Los organizadores, People's Vote, que cifraron los participantes en 670.000 personas, habían convocado en estos últimos dos años otras marchas. Pero, sin lugar a dudas, la de ayer fue la más multitudinaria. «Cada día que pasa está claro que un nuevo plebiscito es la única solución al Brexit», aseguró a este periódico James Clarke, de Renew, uno de las organizadores. «Esta afluencia de gente era impensable antes de verano. Demuestra que si los políticos no pueden resolver el Brexit, la decisión debe pasarse de nuevo a los ciudadanos», añadió.

Lo que People's Vote demanda es que los británicos tengan la oportunidad de decidir si quieren quedarse en el bloque –con las condiciones actuales– o salir con el acuerdo que la «premier» Theresa May cierre con Bruselas. Si es que es cierto que ambas partes logran acercar posturas porque la última cumbre europea de esta semana ha dejado un ambiente bastante pesimista. No sólo no se ha llegado a un acuerdo de salida –como se preveía hace un mes–, sino que ni siquiera se ha convocado una cumbre de emergencia para noviembre, debido a los pocos avances conseguidos por la líder «tory». May se muestra convencida de que podrá cerrar un pacto a finales de año. Pero se antoja cada vez más complejo que pueda luego ratificarlo en la Cámara de los Comunes, donde cada vez tiene más frentes abiertos.

El núcleo duro de los «tories» euroescépticos no está nada contento después de que la «premier» esté barajando la posibilidad de alargar el periodo de transición post Brexit más allá de diciembre de 2020. Por su parte, los norirlandeses del DUP, de cuyo apoyo May depende para gobernar tras perder la mayoría absoluta, amenazan con retirarle el respaldo si Irlanda del Norte se queda con un estatus diferente a fin de evitar una frontera dura con la República de Irlanda.

Y por si fuera poco, a May le han salido esta semana unos nuevos enemigos nada esperados: los propios «tories» escoceses capitaneados por la hasta ahora siempre fiel Ruth Davidson, a quien extender el periodo de transición le ha quitado el arma más potente que tenía contra los nacionalistas del SNP ante las importantes elecciones regionales de 2021 para las que había prometido abandonar la Política Pesquera Común.

Según un sondeo publicado por «The Times», en el caso de que finalmente no haya acuerdo de salida, el 43% de los consultados desearían la convocatoria de otro referéndum frente al 38% que sigue prefiriendo el divorcio pese a todo. Solo el 16% cree que una nueva consulta repararía la aguda división británica.