Oriente Medio
Israelíes de origen árabe, al frente de la intifada 3.0
Una nueva ola de violencia engulle a Jerusalén y Gaza ante la impotencia de las autoridades y las Fuerzas de Seguridad. Jóvenes sin filiación política han prendido una mecha difícil de apagar
Una nueva ola de violencia engulle a Jerusalén y Gaza ante la impotencia de las autoridades y las Fuerzas de Seguridad. Jóvenes sin filiación política han prendido una mecha difícil de apagar
La escalada de violencia en Israel no cesa. Ayer se vivió una nueva jornada de ira entre israelíes y palestinos que se saldó con varios ataques con arma blanca en la Ciudad Vieja de Jerusalén, numerosos disturbios en Cisjordania, así como altercados en la frontera entre Gaza e Israel. En Jerusalén fueron apuñalados dos civiles y tres policías. En relación a lo ocurrido en la franja de Gaza, la violencia se desató cuando varios palestinos trataron de romper el cerco fronterizo, lo que obligó a una intervención del Ejército. Murieron dos palestinos y más de 20 resultaron heridos, segun informaron Fuentes palestinas. Otros tres murieron en choques registrados en Jerusalén.
Hay quienes ya se apresuran a tildar lo ocurrido de Intifada mientras que otros insisten en que se trata «tan sólo» de un nuevo capítulo de violencia, pero lo que está claro es que la situación sobre el terreno es preocupante. Además, la peculiaridad de múltiples escenarios de ataques eleva la inquietud entre los ciudadanos. En los tres últimos días se ha informado sobre acuchillamientos en diferentes partes de Jerusalén, Tel Aviv, Petaj Tikva, Kiryat Gat, Afula, Kiryat Arba, entre otras ciudades. Desde el atentado de hace una semana en la Ciudad Vieja de Jerusalén, en el que murieron dos israelíes los actos de violencia no han parado y entre los ciudadanos israelíes aumenta la preocupación ante la imposibilidad de las Fuerzas de Seguridad de frenar estos ataques llevados a cabo principalmente por jóvenes. Lo grave de la situación es que, además, se trata de iniciativas particulares de palestinos; es decir, que no forman parte de Hamas ni de otras organizaciones terroristas. Además, los atacantes operan con precarias armas como cuchillos, destornilladores y hasta con peladores de verduras salen a la calle en busca de nuevas víctimas. Por este motivo, Israel está encontrando serias dificultades para frenarlos, pues no existe un operativo militar que pueda frustrar dichos ataques a menos que haya información puntual de inteligencia. Los atentados no se producen en zonas de combate, sino en plena calle, paradas de autobuses, centros comerciales y sitios similares, por lo que pueden circular libremente tanto judíos como árabes.
Sea o no el inicio de una posible tercera intifada, lo que está claro es que lo que ahora ocurre es una situación muy diferente a lo que se vivió hace una década y media, cuando el arma central eran los atentados suicidas que dejaban siempre cruentos saldos de muertos y heridos, a veces cifras de dos dígitos. Esto es algo que, por el momento, no se está produciendo. Podría deberse a que los grupos terroristas, Hamas y Yihad Islámica, tienen dificultades técnicas operativas para cometer estos atentados. Sus infraestructuras en Cisjordania han sido desmanteladas gracias al amplio operativo Muro de Defensa que Israel llevó a cabo en el 2002 para poner fin a aquella serie continua de atentados con explosivos que acosaba a Israel. En contra juega el hecho de que los actuales responsables de los ataques son jóvenes que durante la segunda intifada eran niños y no pueden recordar lo que supuso aquello ni los problemas que aquella situación trajo para los palestinos.
Por otra parte, y como elemento de contextualización de esta oleada de violencia, se encuentra la afirmación por parte de figuras en la propia Autoridad Palestina, del movimiento islámico en el norte de Israel y por supuesto de Hamas, de que Al Aqsa está en peligro. Alegan que las visitas de judíos, incluyendo parlamentarios y ministros a la explanada del monte sagrado en el cual se hallan las mezquitas son una demostración de que Israel tiene la intención de socavar los derechos musulmanes en el santuario. Los desmentidos del Israel oficial al respecto, por parte del primer ministro Benjamin Netanyahu, así como su de ministro de Defensa, han sido categóricas, pero los palestinos hacen oídos sordos. Netanyahu ha subrayado que se trata de incitación mentirosa y ha asegurado que Israel no tiene intención ninguna de cambiar el estatus quo en el lugar. Desde 1967, cuando Israel conquistó la Ciudad Vieja de Jerusalén en la Guerra de los Seis Días, los judíos pueden visitar el Monte del Templo, pero no pueden orar allí. La Intifada del año 2.000 se desató tras la visita de Ariel Sharon a la explanada.
✕
Accede a tu cuenta para comentar