Espionaje en EEUU
Obama dio luz verde al espionaje de Merkel
La tensión entre Berlín y Washington crece al revelar la Prensa que el presidente ordenó un informe de la canciller. La NSA lo desmiente
Lo negó hasta en tres ocasiones. «No he espiado a Angela Merkel», insistió Barack Obama en público y también en privado durante la conversación que mantuvieron ambos líderes tras filtrarse las primeras informaciones al respecto. Incluso el presidente de EE UU aseguró que si hubiera tenido conocimiento de que sus servicios de Inteligencia vigilaban a la canciller alemana habría dado la orden para que dejaran de hacerlo. Sin embargo, ayer, un nuevo jarro de agua fría cayó sobre el presidente tras hacerse público que fue él quien en 2010, tras ser informado de que existía un operativo especial para vigilar a la canciller, no sólo no pidió suspenderlo, sino que solicitó un informe más completo para saber «quién era Angela Merkel». Así lo aseguró el dominical «Bild am Sonntag», donde se aportaron más detalles al respecto. Fue el director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Keith Alexander, el encargado de poner al día al presidente sobre esta misión y no sólo se pinchó el teléfono de la presidenta de la CDU, sino que también se interceptaron sus llamadas emitidas y recibidas desde el nuevo terminal que empezó a utilizar Merkel este verano, tras la visita de Obama a Berlín. Un dato que va más allá de lo publicado el sábado por «Der Spiegel», que apuntaba a que los servicios de Inteligencia estadounidenses habían controlado el terminal de la canciller desde 2002, tres años antes de llegar a la jefatura del Gobierno. Además, Merkel tenía a los espías en casa, pues era desde la cuarta planta de la Embajada de EE UU, situada a 800 metros de la Cancillería, desde donde 18 agentes de la NSA recopilaban los datos y los enviaban directamente a la Casa Blanca. Un procedimiento poco habitual dentro del protocolo que suele seguir la Inteligencia estadounidense, que concentra todas las informaciones obtenidas por sus equipos repartidos por todo el mundo (16 equipos en países europeos como España, Italia y República Checa) en la central de la agencia en Fort Meade, en Meryland. Según apunta «Bild», este programa especial desarrollado en Alemania se activó durante el mandato de George W. Bush (2001-2009), cuando el entonces canciller alemán, Gerhard Schröder, decidió no sumarse a la guerra de Irak.
Tras esta nueva bofetada a las relaciones entre Berlín y Washington, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Guido Westerwelle, recordó que «en suelo alemán rige la ley alemana» y que «estas prácticas amenazan con minar los lazos» que unen estos dos países y que «son imprescindibles para gestionar un mundo globalizado». «Espiar es un delito y los responsables deben responder por ello», aseveró el ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, quien compartió la opinión del jefe de la diplomacia de que «si se han pinchado teléfonos en Alemania se ha infringido la ley de nuestro país».
Por su parte, Obama siguió haciendo oídos sordos a las críticas que lleva recibiendo en las últimos meses por el espionaje masivo en capitales europeas y a sus líderes. Ayer, se limitó a despachar a la Prensa con un «venga hombre, voy a misa» ante las preguntas de un reportero que le esperaba a la salida de la Casa Blanca. Horas más tarde, la NSA se vio obligada a emitir un comunicado firmado por su portavoz, Vanee Vines, en el que aseguró que el presidente nunca fue informado sobre ningún tipo de operativo de investigación sobre Merkel. Una reacción de la agencia provocada por la repercusión de la nueva información. Quienes sí hablaron más detenidamente del asunto fueron dos congresistas republicanos que en un programa de televisión defendieron los programas de Washington en el exterior.
«Sólo ven tres o cuatro piezas de un puzzle de mil. Y con eso sacan una conclusión», explicó el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Mike Rogers. «Los franceses sólo hablan, pero también espían a EE UU, al Gobierno y la industria americana. En Alemania, fue donde empezó el complot de Hamburgo que llevó al 11-S. Tienen tratos con Irán, Irak, Corea del Norte», recordó Peter King, presidente del Comité de Antiterrorismo en el Congreso.
El manual del «gran hermano»
PRISMA
Recoge las comunicaciones de internet almacenadas en las bases de datos de compañías como Google, Facebook o Microsoft. Entran por las determinadas «puertas traseras» a sabiendas de las empresas.
XKEYSCORE
Selecciona información sobre una persona recopilada en las bases de datos. De los 500 millones de datos de Alemania al mes, 180 millones se recaban con este programa.
TEMPORA
Intercepta los cables de fibra óptica que forman la columna vertebral de internet para tener acceso a grandes cantidades de datos personales de los usuarios.
FAIRVIEW Y BLARNEY
Son la evolución de PRISMA y se utilizan para extraer datos internacionales de manera masiva directamente del flujo que manejan las operadoras en red.
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