Partido Demócrata
Obama entona el mea culpa
Sin apenas remordimientos por el fiasco de la ley de reforma sanitaria, el presidente norteamericano, Barack Obama, convocó ayer una rueda de prensa con los periodistas acreditados ante la Casa Blanca sin previo aviso. Obama no pudo soportar más la presión dentro y fuera de su partido y optó por dar marcha atrás a su proyecto estrella. El único logro de su primer mandato. El presidente norteamericano anunció que se permitirá que se renueven durante un año los planes de cobertura médica que se han tenido que cancelar a consecuencia de la entrada en vigor de esta ley. Y así dar un margen de doce meses a los afectados por esta nueva ley de la reforma sanitaria.
«Hemos perdido el balón de esta ley de reforma sanitaria. Me podéis echar la culpa a mí. Esto no solucionará todos los problemas, pero va a ayudar a mucha gente», admitió Obama desde la Casa Blanca con una metáfora de baloncesto, su deporte favorito. «Creo que es legítimo que la gente espere que recupere su credibilidad después de lo que ha pasado con la ley de la reforma sanitaria», reconoció el presidente que ha sufrido las quejas de los legisladores de su propio partido. Quieren que ofrezca cierto margen a todos aquellos estadounidenses, a los que se les va a cancelar su seguro médico en contra de su voluntad. Sobre todo porque saben que la reforma sanitaria volverá a ser el gran asunto de las próximas elecciones de «midterm» (mitad de legislatura en el Congreso). Y no desean volver a repetir el mismo escenario de 2010 cuando el Partido Demócrata perdió la mayoría en la Cámara de Representantes y cedió terreno en el Senado a consecuencia de la aprobación de esta misma ley. Costó muchos votos al Partido Demócrata aprobarla, y parece que podría valerles muchos más una vez que ha entrado en vigor. A las quejas de los demócratas del Congreso se sumó las del ex presidente Bill Clinton. Hace tres días indicó en una entrevista al portal OZY.com que el presidente debería cumplir su promesa de que la gente podía mantener sus planes de cobertura médica bajo el «ObamaCare» si estaban satisfechos. «Creo que si incluso hay que cambiar la ley, el presidente debería mantener el compromiso que el Gobierno hizo con la gente y dejarles seguir con lo que tienen», advirtió Clinton en una entrevista en exclusiva y puso de ejemplo de que las cosas no estaban saliendo bien el caso de un hombre con dos hijos al que le han cancelado el seguro médico con esta nueva ley. Este estadounidense medio ha tenido que cambiarse de seguro, pero pagando el doble. Aun así, podría ahorrar dinero si continúa con este plan durante varios años. Esta situación es una prueba más de la pesadilla en que se ha convertido para los estadounidenses la reforma sanitaria de Barack Obama, piedra angular en la política nacional de su presidencia. De momento, sólo 106.000 personas han seleccionado planes bajo el «Obamacare», una cifra muy por debajo de los 500.000 que esperaba la Casa Blanca en el mismo periodo. Asimismo, la reforma sanitaria necesita millones de personas para ser efectiva y sostenible desde el punto de vista económico.Respecto a los fallos en la página web a través de la cual los estadounidenses deben comprar sus seguros médicos, indicó que «no me habían dicho que no funcionaba». Con todo, reconoció que es muy difícil que opere al cien por cien de efectividad.
En este delicado contexto, las compañías aseguradoras de ahora en adelante deberán informar a los consumidores, que quieran mantener los planes que les han sido cancelados, sobre nuevas opciones que en un principio no se habían contemplado. Podrán acogerse durante un año a estos nuevos programas después de que la semana pasada la secretaria de Sanidad Kathleen Sebelius encendiera las alarmas cuando reconoció que la Casa Blanca no tenía ningún plan de ayuda para todas esas personas a las que se les iba a cancelar su plan, y se les obligaba a comprar seguros médicos más caros porque no cumplían los requisitos de la nueva legislación.
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