Países de África
Obama pierde la guerra de África
El presidente de EE UU viaja hoy a Kenia para relanzar las relaciones con un continente en manos de las inversiones chinas
El presidente de EE UU viaja hoy a Kenia para relanzar las relaciones con un continente en manos de las inversiones chinas
Cuando Barack Obama ganó las elecciones presidenciales en 2008, se comportaron como si su hijo hubiese llegado a la Casa Blanca. Sin embargo, durante sus seis años y medio en el Despacho Oval, les hubiese gustado que el presidente de EE UU les prestase más atención. Obama emprende hoy viaje a Kenia con parada en Etiopía. Será su tercer gran viaje al África subsahariana después de visitar Ghana en 2009 y Tanzania, Senegal y Suráfrica en 2011. Dentro del continente, el presidente también se ha desplazado a Egipto y a la tierra de Nelson Mandela para asistir a su funeral. Ésta es la primera visita de un presidente de Estados Unidos a Kenia.
A pesar de la sensación de que el líder demócrata parece haberse olvidado de África, Obama ha insistido antes de partir en que «mi esperanza es poder lanzar el mensaje de que Estados Unidos es un socio sólido no sólo en Kenia, sino en el África subsahariana en general». El presidente quiere relanzar la colaboración en sanidad, educación y contraterrorismo. Su Administración niega que el presidente haya ignorado este continente, y recuerda los esfuerzos en Occidente o la iniciativa de 7.000 millones de dólares para llevar la electricidad a algunos países en 2013. Una inversión mínima, sin embargo, si se compara con los miles de millones que China se ha gastado en infraestructuras en África. Porque hoy la rivalidad entre Pekín y Washington se palpa sobre todo en África. En 2009, cuando Obama llegó a la Casa Blanca, el gigante asiático reemplazó a EE UU como mayor socio comercial del continente. Obama ni siquiera iguala a sus antecesores, George W. Bush y Bill Clinton, al respecto. El republicano siempre será recordado por su programa para financiar el tratamiento del VIH en África. El demócrata rubricó una ley que redujo de forma drástica las restricciones comerciales a las importaciones de 35 Estados africanos. Obama ha continuado con el legado de los dos, pero no ha adoptado ninguna iniciativa propia.
Kenia se encuentra en pleno desarrollo urbanístico: edificios, puentes, todo lo que se pueda levantar de una forma acelerada y a bajo coste lleva la etiqueta de «hecho en China». Desde este país, el gigante asiático camina con paso firme hacia el resto del continente africano. Kenia es el centro económico que une el este y centro de África, por donde tiene que pasar todo aquél que quiera hacer negocios en la región. De esta forma, China invirtió en suelo keniano 474 millones de dólares en el año 2013, casi el doble que Estados Unidos.
En la carrera comercial, citada anteriormente, en 2013 la ventaja de China sobre Estados Unidos se duplicó. De esta forma, las relaciones comerciales entre Pekín y África alcanzaron los 200.000 millones de dólares (unos 183.000 millones de euros). África se ha convertido también en la fuente de crudo para el régimen comunista. Su estrategia consiste en levantar las infraestructuras del continente y venderles ya desde electrónica hasta automóviles a cambio de sus recursos naturales. Otra ventaja que tiene Pekín sobre Washington es que a los asiáticos no les cuesta mirar a otro lado ante el pésimo historial de los líderes africanos respecto a los derechos humanos y los principios democráticos. En cambio, Obama ha sido muy criticado por no presionarles en esta cuestión.
En Kenia, incluso, su visita podría provocar alguna manifestación en contra. Miembros de un grupo en contra de los gais planean protestar desnudos en Nairobi hoy para mostrar su desacuerdo por su apoyo a los derechos de las minorías y de gays, lesbianas y transexuales.
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