Emiratos Árabes Unidos
Obama pone el foco en el radicalismo
El presidente de EE UU alerta sobre la capacidad de reclutamiento del Estado Islámico en Occidente. «La fuerza militar no puede por sí sola resolver el extremismo», sostiene.
Los ataques en Occidente se incrementan, las crisis se acentúan en Yemen y Libia y los yihadistas del Estado Islámico se expanden en Siria e Irak. Por estos motivos, el presidente de EE UU, Barack Obama, quiere pedir al Congreso respaldo en una votación a favor de su plan para actuar contra el terrorismo. La ofensiva militar estadounidense, principalmente aérea, ha dejado claro que no es una herramienta suficientemente eficaz para combatir la efectista propaganda del EI no sólo para reclutar a combatientes extranjeros, sino también para incitarlos a atacar en territorio occidental.
En los últimos meses, la situación no ha hecho más que empeorar. El Estado Islámico se extiende y las ciudades europeas experimentan un tipo de terrorismo que antes daba la sensación de que sólo tenía lugar en Oriente Medio. La intervención del presidente Obama en la cumbre «Confrontando el Extremismo violento» fue en esta línea. «En un periodo muy corto de tiempo hemos visto que las organizaciones terroristas han desarrollado una gran capacidad para comunicarse», indicó el jefe del Departamento de Seguridad Nacional, Jeh Johnson. «Tienen la capacidad para llegar a comunidades y reclutar a personas que pueden volverse violentas aquí, en nuestro territorio», apuntó Johnson antes de que interviniese el presidente. «Los grupos como Al Qaeda y el EI explotan el enfado que supura cuando la gente siente que la injusticia y la corrupción no les da ninguna oportunidad para mejorar sus vidas. El mundo tiene que ofrecer a los jóvenes algo mejor», indicó el presidente en un artículo en «Los Angeles Times».
Obama abordó ayer la misma cumbre de manera diferente. A los altos militares les gusta decir que el Ejército estadounidense puede llegar a donde otros no pueden. Sin embargo, su equipamiento no puede combatir la fuerza en los medios sociales y la propaganda para reclutar terroristas en lugares tan cercanos como Denver y Chicago –donde ha aumentado de manera alarmante el número de jóvenes reclutas–.
Con esta cumbre internacional al más alto nivel, Obama espera concentrar la atención en la necesidad de combatir las ideologías que incitan a los individuos, en especial a jóvenes insatisfechos, a decapitar a personas, secuestrar escolares o disparar contra sinagogas. «La fuerza militar por sí sola no puede resolver el problema del extremismo», explicó Barack Obama, quien recalcó la necesidad de luchar, no sólo contra los «terroristas que matan a inocentes, sino también contra aquellos que radicalizan, reclutan e incitan a otros a hacerlo». De ahí que promueva el trabajar con las fuerzas de la ley locales para evitar la radicalización en las comunidades.
Bernard Cazeneuve, el ministro del Interior francés y uno de las 64 delegaciones invitadas, señaló antes de partir a EE UU que Francia está vigilando a 400 personas que podrían pertenecer a células durmientes de Al Qaeda o el Estado Islámico. «El 90% de los que cometen actos terroristas caen después de haber consultado webs o blogs que llaman o provocan terrorismo», indicó en una entrevista a la agencia Ap.
El presidente Obama intervendrá hoy en el Departamento de Estado ante representantes de 64 países. Reino Unido, España, Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, son algunos de los invitados. Extraordinariamente, y cuando las relaciones se encuentran en su nivel más bajo desde la caída de la URSS, el director del Servicio Federal ruso de Seguridad (FSB) acudió a la cita en la lucha contra el extremismo violento organizada por Obama. De esta forma, se unen más países a los esfuerzos de EE UU para que se aborde el terrorismo desde un frente común en la comunidad internacional. El equipo de abogados de Obama se ha encargado también de realizar una petición al Congreso de una manera muy cuidadosa. La Administración Obama sabe que se necesitan tropas sobre el terreno, pero que la opinión pública estadounidense está en contra. Por ello, ha pedido «botas en condiciones especiales», no de forma permanente. A pesar de lo enrevesado del lenguaje, quizá le funcione al presidente con este matiz.
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