México
Peña Nieto:«Lucharé para que México viva en paz»
El presidente propone un plan integral contra la inseguridad en su primer discurso tras la investidura
Las rancheras acústicas y los murales de Diego Rivera en el Palacio Nacional son una inspiradora mezcla de color para el presidente entrante, si excluimos los disturbios que desde primera hora asolaron la ciudad en contra del nombramiento, como es habitual en México. Una toma de posesión del nuevo cargo es una explosión de gritos de «¡México, México!», fervorosos aplausos y jura de Constitución con petición a los ciudadanos de «castigo» en caso de incumplir con las promesas electorales, en boca de Enrique Peña Nieto. Sobre las 12 de la mañana, entró en el Palacio Nacional y, tras recibir la jura a sus ministros, acudió al patio central. Una vez que la bandera mexicana fue ondeada al ritmo de los acordes del himno nacional, Peña Nieto se dirigió a los más altos cargos y a los «líderes campesinos». Alabó la construcción de instituciones como las Fuerzas Armadas, a las que quiso dedicar su especial reconocimiento, y la gestión de un país que «ha mantenido el orden político interno sin dictaduras». Para el ya presidente, la democracia ha sabido consolidarse en un país en el que confluye «una sana división de poderes».
«México vive una nueva etapa de su historia, está listo para despuntar en el siglo XXI». Y fue desgranando uno a uno los puntos que marcarán su nueva política, hasta trece, entre los que el más esperado fue el de la seguridad. «México exige vivir en paz», aseguró Peña Nieto. «Este país no ha logrado los avances que la población demanda y merece. Inseguridad y violencia que han robado la paz de las regiones y la mayoría carece de condiciones para el goce efectivo de sus derechos». El nuevo presidente de México aseguró que colocará a las familias en el centro de la seguridad: «El bien mayor y el bien último es la vida humana». Una de las medidas prioritarias será el programa nacional de prevención del delito, que se reflejará en los Presupuestos de 2013, e instruir a los «secretarios de Gobernación, Hacienda, Educación y Salud en el programa de prevención del delito», así como contar con una ley vigente que proteja a las víctimas. En México hay 33 códigos penales que castigan de forma distinta los diferentes delitos, por lo que la iniciativa política pretende un único Código Penal.
Asimismo, Peña Nieto ratificó su respaldo al Poder Judicial y aseguró trabajar con los legisladores, voces de la sociedad y medios de comunicación para construir un Gobierno abierto que escuche a la ciudadanía. En el terreno económico, el presidente electo se puso el objetivo de incrementar la inversión en infraestructuras y lograr una mayor participación en el mercado global: «Debemos impulsar todos los motores del crecimiento para convertirnos en una potencia de crecimiento». Otras de sus reformas clave es la energética -el 80% de las ganancias de la petrolera estatal Pemex va destinado a las arcas del Gobierno regional, y México quiere que se devuelva a la petrolera para poder invertir en la refinería- y la fiscal, para conseguir una recaudación eficaz ineficiente en el sistema tributario. Para llevar a cabo estas reformas, Peña Nieto espera un consenso entre los partidos, pues «es tiempo de romper los mitos y paradigmas que han limitado el desarrollo del país».
Como cada vez que un nuevo presidente iberoamericano asume oficialmente el Gobierno de un país, el Príncipe de Asturias asistió a la toma de posesión en el mismo lugar donde la noche anterior había compartido mesa presidencial con el mandatario saliente, Felipe Calderón (PAN), en la cena de despedida. Es el tercer traspaso al que el Príncipe, que realiza una media de 14,5 viajes al año, asiste en México, después del nombramiento de Vicente Fox y Calderón. Y el 63º al que asiste desde 1996. Además, entre los 1.300 invitados se encontraban los mandatarios de Colombia, Juan Manuel Santos; Perú, Ollanta Humala; Nicaragua, Daniel Ortega; Honduras, Porfirio Lobo; Costa Rica, Laura Chinchilla; Panamá, Ricardo Martinelli; Guatemala, Otto Pérez Molina. También asistieron el vicepresidente de EE UU, Joe Biden, o el presidente de la República Árabe Saharahui, Mohamed Abdelaziz.
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