Inmigración ilegal
«Prefiero morir en Birmania que sufrir así en una patera»
Malasia abre el diálogo regional mientras miles de inmigrantes esperan en sus costas.
El Gobierno de Malasia anunció ayer una ronda de diálogo con los países vecinos para tratar de atajar la crisis humanitaria de los miles de inmigrantes que se encuentran varados en las costas del sureste asiático desde las últimas dos semanas. El ministro de Exteriores de Malasia, Anifah Aman, se reunió ayer con su homólogo de Bangladesh para tratar el asunto y preparar el encuentro que tendrá con sus homólogos de Tailandia e Indonesia el miércoles para tratar la grave crisis humanitaria.
Malasia decidió dar el primer paso para tratar de encontrar una solución al grave problema, tras las fuertes críticas por parte de la comunidad internacional a su país, junto a Indonesia y Tailandia, por oponerse a acoger en sus costas a los miles de inmigrantes ilegales por temor a que la aceptación de algunos pudiera convertirse en un flujo imparable. Mientra, Birmani (Myanmar), de donde proceden muchos de los inmigrantes ilegales, se resiste a entablar conversaciones con los países vecinos. Barcos cargados con más de 2.000 inmigrantes, en su mayoría «rohingyas» (musulmanes procedentes de Myanmar que son perseguidos en su propio país) y de Bangladesh han llegado a las costas de Indonesia, Malasia y Tailandia en los últimos 15 días. Pero miles más permanecen varados en el mar a la espera de que puedan ser acogidos por alguno de los países vecinos. Nuevos vídeos recogidos por la BBC muestran a cientos de estos inmigrantes desesperados y a la deriva en las aguas asiáticas. «Si hubiera sabido que el viaje en barco sería tan terrible, habría preferido haberme quedado muerto en Myanmar», dijo Manu Abudul, de 19 años, tras ver morir a su hermano durante las peleas que se produjeron en el barco después de que el capitán huyera en una lancha rápida dejando a más de 800 pasajeros a la deriva con escasos alimentos y agua. Las impactantes imágenes que llegan estos días del estado en el que se encuentran dichos inmigrantes ha motivado que Naciones Unidas comenzara a llamar a estos navíos «ataúdes flotantes». La desnutrición, las quemaduras y la falta de agua a las que se ven sometidos durante días dejan en muchos de ellos aspecto de poco más que esqueletos andantes. «Los rohingya se enfrentan a dos opciones: quedarse en Birmania y ser aniquilados o huir», explicó a Reuters Penny Green, quien formó parte de un equipo que completó una investigación de meses en el estado natal de los rohingyas. «Estamos acudiendo a un auténtico genocidio. Los que se quedan sufren la miseria, la desnutrición y el hambre. No tienen otra opción».
✕
Accede a tu cuenta para comentar