Unión Europea
«Prefiero volver a Turquía que quedarme en Grecia»
Una familia siria pide su deportación, dolida por el trato recibido en Quíos
Una familia siria pide su deportación, dolida por el trato recibido en Quíos.
Eyad Shishan, su mujer y su hija pequeña están entre los refugiados que se han prestado voluntarios para ser deportados de Grecia a Turquía. Después confían en ser parte de los 72.000 inmigrantes que, de acuerdo con el pacto firmado entre la UE y Turquía, deben ser readmitidos en suelo comunitario este año tras la peligrosa travesía que les ha llevado a cruzar el Mediterráneo. Ahora mismo, Eyad está esperando en la isla griega de Quíos a ser llevado de vuelta a Dikili (Turquía). Se muestra contento de regresar, después de las malas situaciones con las que ha tenido que lidiar en Grecia. «Prefiero volver a Turquía tras el tipo de comportamientos que hemos visto en Grecia. No es como nos lo habíamos imaginado, estamos totalmente decepcionados por la coyuntura de los acontecimientos aquí», dice.
Lo que le preocupa más ahora es la falta de información sobre dónde les van a llevar una vez pisen suelo turco. Está aterrorizado ante la posibilidad de que las autoridades del país decidan enviarlos de vuelta a Siria, o meterles en campos, sin permitir que se muevan libremente. Esto está provocando que muchas organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional o Human Rights Watch cuestionen tanto el acuerdo en sí como la manera en la que Turquía vaya a gestionar la llegada de más personas a sus costas, aunque sea de vuelta de la UE. «Estoy tan nervioso sobre lo que nos va a pasar. No quiero ser devuelto a Siria. No quiero estar encerrado en un campo. Tengo un pasaporte legal, así que debería poder moverme libremente cuando obtenga los documentos para ello». Eyad llegó a Turquía desde Homs, una ciudad situada al norte de Siria, después de perder a todos sus hermanos y hermanas en la guerra. Escapó de Izmir y llegó a Grecia por mar, arribando de este modo a la isla de Quíos. Se tuvo que someter a una operación médica por apendicitis, lo que convirtió el hecho de mantenerse con vida en todo un reto. Además, sufrió junto a su familia los reveses de clima, una mala alimentación y malos comportamientos. «Tuvimos que afrontar un viaje terrible para llegar a Grecia y alcanzar Europa. Hemos visto la misma muerte en el mar. Mi enfermedad empeoró todavía más si cabe la situación. Te puedo decir que me siento muy orgulloso de que estemos vivos pero no vamos a dejar de exigir nuestro derecho a una buena vida como personas libres y seguras».
Eyad, que luchaba en Siria contra el régimen de Asad y mantenía una posición de alto rango en el Ejército Libre Sirio en Homs, escapó a Turquía para salvar su vida, su futuro y el de su familia, después de que el Estado Islámico y otros grupos islamistas como el Frente Al Nusra trataran de acabar con él en más de diez ocasiones. Asesinaron a sus tres hermanos.
En su lucha, Eyad sigue sintiéndose mal por todos sus conciudadanos que siguen muriendo todos los días y que no encuentran una manera de huir y sobrevivir: «No quiero luchar más en Siria, la situación ha empeorado tanto que los grupos han pasado a pelear entre ellos y no para defender al pueblo. A nadie le importa ya si sufre. Sólo quiero el bienestar de mi gente».
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