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Guerra comercial

La química de Sheinbaum con Trump evita más aranceles para México

La presidenta mexicana, "una mujer maravillosa" según Trump, ha extraditado a 29 narcos, ha enviado miles de soldados a la frontera y ha frenado la migración irregular para evitar sanciones económicas de EEUU

Todas las plazas de México se convirtieron este domingo en rings de boxeo. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, convocó a los mexicanos a participar en la Clase Nacional de Boxeo, una actividad que se replicó de forma simultánea desde el Zócalo de la Ciudad de México y en todas las plazas de las ciudades del país, desde Tijuana hasta Tuxla Gutiérrez; de Guadalajara a Veracruz. La Clase Nacional de Boxeo es una iniciativa simbólica para que los jóvenes «tengan opciones de vínculos relacionados con actividades deportivas y de construcción de la paz» y así evitar que «busque en las drogas o en grupos delictivos una opción de vida», dijo Sheinbaum hace unos días.

Y es que Sheinbaum se está haciendo una experta en el ring. Solo unos días después de que asumiera su mandato como la primera mujer en mandar en América del Norte, Donald Trump ganaba las elecciones en Estados Unidos. En campaña electoral, en los meses como presidente electo y en los dos meses y medio que lleva como inquilino de la Casa Blanca, Trump no ha dejado de provocar, desafiar y amenazar a Sheinbaum con los tres temas -principales- que tiene contra México: el déficit en la balanza comercial, no frenar el flujo de migrantes irregulares que llegan a su territorio y permitir la salida de fentanilo por la frontera.

Sheinbaum, que cuenta con una aprobación histórica del 85% cuando se cumplen seis meses en el Gobierno, se ha mostrado como una púgil hábil en el ring de la negaciones con Trump. El «estilo de pelea» de «la Doctora» ha sorprendido dentro y fuera de casa, el propio Trump ha elogiado a su contrincante: «una mujer maravillosa», dijo tras una conversación telefónica con Sheinbaum; «eres dura», la elogió en otra llamada.

«Trump es un negociador nato. Ha sido su vida y seguirá siendo su vida. Es el boxeador que dice que va a noquear en el primer round y termina ganando por puntos en el décimo round. Primero asusta y después ve el escenario», explica a LA RAZÓN el analista Gustavo Ferrari Wolfenson.

El último «round» que ganó la presidenta Sheinbaum fue el pasado 2 de abril cuando México quedó exento de la lista de países a las que Trump impuso aranceles recíprocos. Sheinbaum se felicitó por el «trato preferencial» de Estados Unidos hacia México gracias a sus avances en frenar la migración irregular, combatir el narco y asfixiar el tráfico de fentanilo.

Estas son algunas claves. En primer lugar, una apuesta decidida por la diplomacia. Desde el principio Sheinbaum activó los canales de la diplomacia, incluyendo el lenguaje. A diferencia del ya expresidente de Canadá, Justin Trudeau, que se plantó en Mar-a-Lago para tratar de persuadir a Trump de llevarse bien con Canadá; Sheinbaum no ha salido del Palacio Nacional. Desde ahí ha apostado por «mantener la cabeza fría», su mantra en esta negociación, y recuerda sin exabruptos que con Estados Unidos habrá «cooperación, coordinación» pero «nunca subordinación. «México es un país libre, independiente y soberano», recuerda en cada oportunidad. A continuación, pragmatismo y cesiones clave. México ha cedido en cuestiones importantes, por ejemplo el envío de 29 capos de los narco a Estados Unidos, entre ellos el «narco de narco» Rafael Caro Quintero. También envió 10.000 soldados a la frontera norte.

«Sheinbaum es una pugilista que camina alrededor del ring, estudia a su adversario, pega o se defiende pero no se deja atacar ni noquear. Y en el fondo eso le fascina a Trump porque él hace lo mismo», dice Wolfenson. «Le ha gustado el estilo. La amenazó, le pegó y está ahí, está firme. Ahora negociemos todo», añade.

Tres, argumentar con datos. Hay que recordar que antes que político, Trump es empresario. Y como empresario de éxito, su lenguaje son los datos. Y la toma de decisiones basada en datos. Y Sheinbaum, que procede del mundo académico, también se entiende con datos. Sus ruedas de prensa «mañaneras» se convierten en exposiciones con argumentos basados en datos, muchos de ellos proceden de fuentes de los propios Estados Unidos. Y así está convenciendo a Trump.

Hablar en inglés también ayuda. Sheinbaum y Trump todavía no se han visto cara a cara pero sí han mantenido múltiples conversaciones telefónicas en las que han hablado en inglés. Trump también se llevó bien con el ex presidente Andrés Manuel López Obrador pero siempre tenían que contar con un intérprete.

Y en último lugar, Sheinbaum está bien asesorada en su «córner». El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ex canciller de México, y Omar García Harfuch, el zar de la Seguridad en México, son sus hombres clave y fundamentales en las negociaciones.

México, sin embargo, sigue teniendo importantes retos. Estados Unidos no está satisfecho al 100%. Trump aprovecha cada oportunidad para recordar que México podría hacer más para combatir el narco o impermeabilizar la frontera. Y, además, varias preocupaciones domésticas: Sheinbaum sigue trabajando para bajar los aranceles a las exportaciones de vehículos o al acero y aluminio. Todavía no suena la campana en el ring de Trump y Sheinbaum.