Internacional
El Reino Unido, ante una decisión clave: F-35 o Eurofighter Typhoon
La posible elección del Reino Unido de ampliar su flota de cazas F-35 en lugar de reforzar el Eurofighter Typhoon tendría consecuencias profundas, no solo militares, sino también industriales y diplomáticas
El debate en torno a la adquisición de nuevos cazas por parte del Reino Unido ha pasado de lo técnico a lo estratégico. Las opciones sobre la mesa son claras: ampliar el número de F-35 de Lockheed Martin, con su avanzado sistema furtivo, o apostar nuevamente por el Eurofighter Typhoon, símbolo de la colaboración europea en defensa.
El contexto añade tensión. Según informó The Times en abril, el Ministerio de Defensa británico podría decantarse por adquirir más F-35A, en lugar de nuevos Eurofighter de última generación (Tranche 4 y 5). El sindicato Unite, uno de los más influyentes del país, ha alzado la voz, exigiendo apoyo al Eurofighter, por su impacto directo en más de 20.000 empleos.
Tecnología frente a empleo: una tensión clásica
BAE Systems, empresa clave del complejo industrial británico, participa tanto en el F-35 como en el Eurofighter. Aproximadamente un 15% de cada F-35 se fabrica en el Reino Unido, incluidos los fuselajes traseros y varios sistemas electrónicos.
No obstante, la implicación industrial en el Eurofighter es aún más profunda. Más de 6.500 empleos directos dependen del Typhoon, junto con otros 14.000 en la cadena de suministro, muchos localizados en el noroeste de Inglaterra.
¿F-35A o F-35B? El dilema naval
Otro factor que complica la decisión es la variante del F-35 a adquirir. Hasta ahora, el Reino Unido ha invertido en la versión B, capaz de despegar y aterrizar verticalmente, ideal para los portaaviones HMS Queen Elizabeth y HMS Prince of Wales.
Sin embargo, los rumores apuntan a que uno de estos portaaviones podría ser retirado de servicio, lo que haría innecesaria la compra de más unidades B. En cambio, la variante A, preferida por la RAF, es más barata (15% menos) y ofrece mayor alcance y carga útil, aunque no puede operar desde el mar.
Comparativa operativa: Furtividad o velocidad
Desde el punto de vista técnico, el Eurofighter supera al F-35 en maniobrabilidad y velocidad. Es más adecuado para misiones de interceptación rápida (QRA), como las que realiza actualmente desde las bases de la RAF en Lossiemouth y Coningsby, enfrentando posibles intrusiones rusas.
Por su parte, el F-35 está diseñado como una plataforma de quinta generación, capaz de operar desde el primer momento en entornos hostiles gracias a su tecnología furtiva y guerra electrónica avanzada. Es un avión “first day of war”, ideal para atacar sin ser detectado.
Una decisión con repercusión europea
La posible decisión británica de inclinarse por el F-35 preocupa en Berlín, Madrid y Roma, socios del Eurofighter a través de Airbus Defence. Alemania, que ahora lidera en número de unidades operativas del Typhoon, confía en que el Reino Unido siga comprometido con el programa hasta 2040.
Además, el Reino Unido también está inmerso en el GCAP (Global Combat Air Programme) junto con Italia y Japón, una plataforma de sexta generación prevista para 2035. Priorizar el F-35 ahora podría forzar una futura consolidación de programas.
¿Y la seguridad del F-35?
El F-35 ha estado bajo escrutinio por posibles vulnerabilidades de seguridad. Se han reportado casos de espionaje chino, así como participación de proveedores con vínculos con China en sus cadenas de suministro. También ha generado controversia la posible reincorporación de Turquía al programa, a pesar de que Ankara opera el sistema ruso S-400.
Estos factores, aunque mitigados en parte por la cooperación estadounidense, generan dudas en ciertos sectores del gobierno y la industria británica.
Una decisión que marcará una década
El equilibrio entre soberanía industrial europea, alianzas estratégicas y necesidades operativas reales marcará el rumbo que tome el Reino Unido. Optar por el F-35 refuerza la alianza atlántica, pero puede debilitar la base industrial nacional y europea. Apostar por el Eurofighter sería una señal clara de apoyo a la defensa colaborativa del continente.
Sea cual sea la decisión, tendrá efectos que irán mucho más allá del cielo británico.