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May claudica ante las elecciones europeas

La vuelta del ultra Farage, que encabeza los sondeos del 23 de mayo, amenaza con contaminar la campaña. Aumenta la presión entre los «tories» para que la «premier» dimita, mientras las negociaciones con los laboristas siguen estancadas.

Theresa May en Bélgica el pasado 10 de abril
Theresa May en Bélgica el pasado 10 de abrillarazon

La vuelta del ultra Farage, que encabeza los sondeos del 23 de mayo, amenaza con contaminar la campaña. Aumenta la presión entre los «tories» para que la «premier» dimita, mientras las negociaciones con los laboristas siguen estancadas.

La primera ministra británica, Theresa May, sucumbe y acepta la gran humillación: los electores británicos finalmente participarán en las elecciones europeas del próximo 23 de mayo. Tres años después de haber celebrado el histórico referéndum sobre la salida de la UE, tendrán que elegir a sus representantes en la Eurocámara. Inaudito.

La cita con las urnas refleja la peor crisis institucional de Westminster y pone aún más presión sobre la primera ministra para que presente su dimisión. La única razón por la que aún sobrevive en el número 10 de Downing Street es porque no existe un claro candidato para sucederla y los conservadores quieren evitar unas elecciones anticipadas en las que puedan perder el poder a manos de los laboristas.

En Westminster, donde sus señorías han rechazado hasta en tres ocasiones el Acuerdo de Retirada que May cerró el año pasado con la UE, todo el mundo daba por hecho que se tendrían que celebrar los comicios europeos. La «premier» se había negado durante todo este tiempo a oficializar la cita. Pero el «número dos» del Ejecutivo, David Lidington, anunciaba ayer que no había tiempo suficiente para completar el proceso de salida. Y, al fin y al cabo, hoy termina el plazo para que el electorado británico pueda registrarse.

«Legalmente, no nos queda otra opción que volver a sacar las urnas», matizó el que, a efectos prácticos, es el viceprimer ministro, quien confía no obstante en que los eurodiputados británicos «no lleguen a tomar posesión de sus escaños». En este sentido, Lidington llamó a «redoblar los esfuerzos» para concluir el proceso de divorcio antes del 2 de julio, fecha de constitución del Parlamento Europeo.

Por su parte, un portavoz de Downing Street también expresó ayer su confianza en que, a última hora, se pueda ratificar el Brexit para evitar que Reino Unido se integre en una Cámara de la que sigue sin querer formar parte. Asimismo, el portavoz del Gobierno aseguró que May «lamenta profundamente» que no se hayan cumplido los plazos y admite la «gran frustración» que el retraso puede estar causando entre la población. Pero, sinceramente, nadie espera que la crisis pueda desbloquearse antes de este verano. Es más, muchos tienen sus dudas sobre si la situación tendrá algún tipo de mejora antes del 31 de octubre, que es cuando concluye la nueva prórroga autorizada por Bruselas.

Según los últimos sondeos de YouGov, el líder euroescéptico Nigel Farage, que se presenta ahora con nueva formación –el Partido del Brexit– volvería a arrebatar gran número de votantes a los conservadores. Ya consiguió hacer historia en las europeas de 2014. De hecho, eso fue lo que obligó a David Cameron a convocar el referéndum sobre la permanencia en la UE.

La confirmación de los comicios europeos coincidió ayer con la nueva fase de reuniones entre el Gobierno y la oposición laborista, que desde hace seis semanas están inmersos en conversaciones para intentar desbloquear la crisis institucional. Era la primera vez que los equipos de Theresa May y Jeremy Corbyn se veían las caras desde el gran batacazo cosechado por ambos partidos en las elecciones locales de la semana pasada, donde los británicos, a modo de castigo, apostaron por las formaciones minoritarias, entre ellas, los pro UE liberal demócratas.

De cara a la reunión, había muchos rumores sobre una supuesta oferta de May para una unión aduanera temporal hasta las elecciones generales de 2022 a fin de ganar el apoyo de los laboristas. Pero, al cierre de esta edición, no había ninguna confirmación oficial ni atisbo de avance. Ante el debilitado liderazgo de la «premier», los de Jeremy Corbyn temen que cualquier pacto que se cierre con ella quede luego inhabilitado por un posible sucesor. De ahí que May, supuestamente, estuviera dispuesta a garantizar una unión aduanera hasta 2022.

Negociaciones sin éxito

Sin embargo, parece que para los laboristas eso no es suficiente. Es más, un importante número de diputados de la oposición presiona para que cualquier acuerdo de retirada de la Unión Europea sea luego sometido a referéndum. Por lo que todo indica que las conversaciones terminarán sin éxito y May presentará a la Cámara de los Comunes diferentes opciones para saber cuál es la que cuenta con más apoyo por parte de sus señorías de cara a la salida del bloque.

En medio de la tormenta política, la «premier» recibió ayer en Downing Street a sir Graham Brady, presidente del Comité 1922, que representa a los «tories» sin cartera. Y aunque no hubo comunicado al respecto, está claro que la visita atiende a las demandas de los diputados conservadores para que fije una fecha a su salida.

Es tal el descontento que existe con May que más de 70 asociaciones locales conservadoras han firmado una petición pidiéndole que reconsidere su futuro como líder. Al superar las 65 grupos que requieren las reglas de la formación conservadora, el próximo 15 de junio se celebrará una reunión extraordinaria de la Convención Nacional –que agrupa a los voluntarios– para llevar a cabo una votación. Aunque no será vinculante, sin duda alguna resultará muy significativa, ya que es la primera vez en los 185 años de historia del Partido Conservador que los activistas se dan cita para discutir el liderazgo.