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Londres

Reino Unido se convierte en el alumno aventajado de Obama

Londres desarrolló los programas de espionaje presionado por Washington

La Razón
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Siempre han sido «aliados especiales» y, como tal, siempre han compartido información confidencial. Pero, frustrado por el intercambio tan «desequilibrado» de los últimos veinte años, Washington dio un toque de atención a Londres para que sus servicios secretos se pusieran al día en lo que a espionaje cibernético se refiere. La Oficina de Comunicación (GCHQ) del Ejecutivo británico controla hoy en día la red y cuenta con un equipo de 300 especialistas frente a los 250 informáticos que trabajan en la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense.

Sin embargo, los documentos revelados por «The Guardian» aseguran que fue la presión ejercida por la Casa Blanca la que llevó a Downing Street a desarrollar este tipo de programas. Los archivos publicados por el rotativo británico, y filtrados por Edward Snowden, explican cómo los estadounidenses pidieron a la GCHQ mejorar sus servicios para apoyar, entre otros, los esfuerzos de la OTAN en Afganistán.

Una instrucción de 2009 pone de relieve el interés norteamericano en la «misión» del GCHQ, que ahora, bajo la dirección de Sir Iain Lobban, está más equipado que nunca. Los documentos del ex analista de la CIA señalan que el año pasado el organismo estaba manejando alrededor de 600 millones de llamadas telefónicas cada día, había aprovechado más de 200 cables de fibra óptica y fue capaz de procesar los datos de al menos 46 de ellos a la vez. Cada uno de los cables transporta datos a una velocidad de 10 gigabits por segundo, por lo que tenían la capacidad, en teoría, para entregar más de 21 petabytes al día, el equivalente a enviar la información de todos los libros de la Biblioteca Británica 192 veces cada 24 horas.

No hay duda de que las amenazas y los enemigos se han vuelto más complejos y el mundo es ahora completamente diferente al de 1909, fecha en la que se crearon los servicios secretos británicos. Según «The Guardian», las responsabilidades de la GCHQ se han ampliado tanto en la última década que hoy en día se ha convertido en el principal organismo del Reino Unido encargado de la seguridad cibernética, un campo que incluye desde la identificación de los piratas informáticos hasta el seguimiento de bandas criminales organizadas que operan en la red. La duda que se plantea es si todas estas actividades se hacen en el marco de la legalidad.

De acuerdo con el asesoramiento jurídico del GCHQ, tienen el visto bueno mediante la aplicación de la antigua ley de las nuevas tecnologías. El Reglamento de la Ley de Facultades Investigadora (Ripa) 2000 requiere de una orden firmada por el ministro del Interior o el secretario de Relaciones Exteriores para interceptar la información del sospechoso. Pero la orden se lleva a cabo siempre y cuando uno de los destinatarios controlados se encuentre en el extranjero.

El problema es que, en la actualidad, la naturaleza de las comunicaciones por fibra óptica implica que una parte del tráfico interno del Reino Unido se retransmite en el extranjero y luego vuelve al país a través del cable. La pregunta, por lo tanto, es la siguiente: ¿La normativa de hace trece años es la más apropiada para para regular Internet en l siglo XXI?