Referéndum en Escocia

Salmond reconoce no tener «plan B» para la libra

El líder nacionalista escocés apela al voto del miedo contra Londres y a Braveheart para ganar el referéndum

Alex Salmond visitó ayer la abadía de Arbroath, al este de Escocia, símbolo histórico de la región.
Alex Salmond visitó ayer la abadía de Arbroath, al este de Escocia, símbolo histórico de la región.larazon

DUNDEE- Nacionalistas y unionistas inundaron ayer Escocia con centenares de actos para marcar la cuenta atrás para el referéndum de independencia. A cuatro semanas para celebrar una consulta que podría cambiar para siempre la historia de Reino Unido, los políticos han hecho las maletas para recorrer de arriba abajo la región. Edimburgo y Glasgow se convirtieron en escenario de diferentes mítines, pero la más desconocida ciudad de Dundee resultó ser uno de los puntos más interesante para analizar el debate.

Situada al este de la costa, es uno de los bastiones del Partido Nacionalista Escocés de Alex Salmond. Pero, curiosamente, fue el lugar elegido por Danny Alexander, «número dos» del Tesoro, para hacer campaña por la unión. El escocés acudió a la universidad como invitado para una sesión de preguntas de la ciudadanía. Algunos de los escenarios que se analizaron fueron de lo más inverosímiles, como el planteado por un independentista cuyas razones para apoyar la secesión eran «evitar tener un futuro Gobierno de coalición entre Boris Jonhson y Nigel Farage». Pero la mayoría de las cuestiones estuvieron enfocadas en la libra, las pensiones, la sanidad y la UE. Una de las intervenciones que más aplausos levantó fue la de Daniel, de 46 años: «Mis hijos viven en Londres. ¿Voy a tener que pedir un pasaporte para ir a verlos? No estoy dispuesto a pasar por ello».

Entre las gradas había perfiles de lo más interesante. Como el de Alan Young, de 67 años, que había sido un activo militante del SNP, pero ahora ha pasado a votar a los laboristas. «En los 60 había que luchar por Escocia. Pedíamos la luna y conseguimos las estrellas. Tenemos nuestro propio sistema legal y control sobre la educación y la sanidad. Claro que quiero más competencias, pero... ¿la independencia? ¿A quién le interesa realmente? Salmond dice que va a dar más trabajo a los jóvenes en el futuro, ¿pero quién va a pagar ahora mi pensión? Somos una nación pequeña. Hay que ser realistas. Es un suicidio la secesión», recalca.

Tras el debate, Alexander explicó a LA RAZÓN que Escocia es «más fuerte, más próspera, económicamente más dinámica como parte de Reino Unido». «Tenemos 300 años que nos avalan como la unión más exitosa del mundo y debemos seguir en ese camino», recalcó.

Para marcar una fecha tan señalada, el ministro principal escocés decidió celebrar su última reunión de Gabinete antes del referéndum en el simbólico paraje de Arbroath, donde se firmó la soberanía escocesa en 1320 después de las guerras de independencia. El líder nacionalista acudió a la histórica abadía para ver una copia del documento antes de presentar lo que bautizó como su propia «declaración de oportunidad». Se trata de un programa de última hora que, a través de la secesión, promete «construir una sociedad más justa», crear «más oportunidades para los jóvenes» y «proteger el sistema de salud de la privatización que quiere imponer Londres».

La particular declaración contiene famosas líneas de estilo: «No luchamos por la gloria, riqueza u honores, sino por la libertad, eso a lo que un hombre honesto nunca renuncia». En definitiva, un discurso muy a lo Braveheart que apela al sentimiento patriótico, pero que una vez más carece de argumentos. «Tenemos ventajas enormes en cuanto a recursos humanos y naturales, pero necesitamos las herramientas políticas y económicas para ayudarnos a crear una sociedad más justa».

Precisamente, son las herramientas económicas las que sus críticos echan en falta en sus intervenciones. Y, ayer, el nacionalista les vino a dar por primera vez la razón al reconocer que debía haber explicado mejor su estrategia monetaria. Los silencios que sigue ofreciendo cada vez que le preguntan por el «plan B» a la libra siguen acaparando titulares.

El líder del SNP ha prometido enmendar su error el lunes, cuando se enfrentará cara a cara con Alistair Darling, responsable de la campaña «Mejor Juntos» ante las cámaras de la BBC. Será uno de los debates televisados cruciales para resultado de las urnas, pero sus detractores dudan de que en dos semanas pueda ofrecer los argumentos que no ha dado en dos años.

Hoy por hoy, el nacionalista insiste en que si Escocia finalmente se declara independiente en marzo de 2016 –contando con que este septiembre gana el referéndum–, la cuestión de la moneda deberá ser debatida para las elecciones de mayo. «Hasta entonces, la libra debería ser utilizada como transición», matizó.

La mayoría de las encuestas dan la victoria a los unionistas (47%), con un apoyo de entre el 25 y el 37% a la independencia. No obstante, un reciente sondeo encargado por el Gobierno escocés indicó que, entre los votantes que saben con certeza que participarán en la consulta, un 44% elegirá la secesión, frente a un 43% que votará en contra.

La «trampa» del voto joven se vuelve contra el primer ministro

- En 2012, el primer ministro escocés, Alex Salmond, movió los hilos para incluir a los jóvenes de 16 y 17 años en el censo electoral de Escocia. Animado por su afán independentista, buscaba el voto de los adolescentes escoceses, más propensos, según sus estadísticas, a votar «sí» en el referéndum. Según una encuesta realizada entre abril y mayo de este año a jóvenes de entre 14 y 17 años, los nuevos votantes expresaron su fuerte deseo de participar en la consulta. De hecho, el 72% de los jóvenes de entre 16 y 17 años está dispuesto a ir a las urnas, mientras que hace un año esta cifra alcanzaba el 66%.

- Sin embargo, su sueño se ha ido al traste, ya que según el último sondeo, en estos momentos, la mayoría de los jóvenes escoceses (52%) menores de 18 años todavía prefieren que Escocia forme parte de Reino Unido. Asimismo, los votantes más jóvenes muestran una actitud más favorable hacia la Unión Europea y sólo un 5% quiere que Reino Unido deje de pertenecer a la Unión. Este cambio de dirección, al parecer, se debe a que los adolescentes tienen una mayor percepción internacional que los adultos y les interesa menos verse definidos en función de una frontera. Con todo, Alex Salmond seguirá intentando ganar el voto joven en la recta final de su campaña secesionista.