Conflicto armado
«Sólo se salvó el que sabía rezar el Corán»
El ataque yihadista contra un restaurante de comida occidental en Bangladesh se salda con 28 muertos, la mayoría extranjeros
El ataque yihadista contra un restaurante de comida occidental en Bangladesh se salda con 28 muertos, la mayoría extranjeros
El brutal ataque llevado a cabo por un grupo de, al menos, ocho yihadistas armados en el corazón de la capital de Bangladesh se saldó con 28 muertos, entre ellos 20 de los rehenes, seis terroristas y dos policías. La mayor parte de los fallecidos eran extranjeros, los cuales fueron acuchillados antes de que las Fuerzas de Seguridad pusieran fin al asedio. El atentado fue reivindicado tanto por el Estado Islámico (EI) como por la rama de Al Qaeda en el subcontinente indio, lo que pone de manifiesto la rivalidad entre ambas organizaciones por su supremacía en el territorio.
El asedio al restaurante Holey, de comida española y ubicado en una de las zonas más acomodadas de la capital, duró más de doce horas, hasta que las Fuerzas de Seguridad consiguieron hacerse con el control de la situación. Unos cien efectivos del Ejército y de otras fuerzas irrumpieron finalmente en el local con los primeros rayos de luz, hacia las 07.40 hora local (01.40 GMT) y, poco después, la primera ministra bangladesí, Sheikh Hasina, comunicó a la nación que seis de los atacantes habían muerto y uno había sido capturado con vida. Además, declaró dos días de luto en el país en homenaje a las vítimas.
Trece rehenes, incluidos bangladesíes y de otras nacionalidades (argentinos, indios, ceilandeses, italianos y japoneses), escaparon o fueron liberados durante el operativo que, sin embargo llegó demasiado tarde para otros 20 cautivos, acuchillados muchos de ellos por los extremistas, explicó en rueda de prensa el general Nayeem Ashfaq, director de la operación. Lo hicieron «tras comprobar quiénes sabían recitar el Corán», de acuerdo con la versión del padre de uno de los bangladesíes liberados y que recoge el rotativo local «The Daily Star».
En Roma, el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, dijo que varios italianos murieron en el ataque, aunque no dio una cifra. Fue el ministro de Asuntos Exteriores, Paolo Gentiloni, quien confirmó que al menos nueve italianos habían sido asesinados. Por su parte, el Gobierno japonés confirmó que siete ciudadanos nipones (dosmujeres y cinco hombres) figuraban entre los 28 asesinados, entre los que también se encuentran dos agentes policiales que perdieron la vida en el primer intento de liberar a los rehenes presos en el restaurante. Uno de los liberados fue un japonés identificado como Tamaoki Watanabe, que resultó herido y pudo relatar las horas de infierno vividas en el interior del restaurante. Los ocho japoneses trabajaban en distintas empresas involucradas en un proyecto de desarrollo en Bangladesh liderado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA).
El escenario de la tragedia, el Holey Artisan Bakery-O’Kitchen, es un restaurantee de cocina mediterránea cuyos chefs son dos argentinos y que en pocos años se había convertido en referente para la comunidad expatriada y la clase alta bangladesí. Uno de los chefs, Diego Rossini, se mostró conmocionado tras vivir esta pesadilla: «Me sentí como en una película de terror».
El portavoz del Ejército, el coronel Rashidul Hasan, dijo que no podía confirmar todavía la nacionalidad de todos los fallecidos, pero advertía de que también había ciudadanos locales entre las víctimas. Muchos de ellos «han sido asesinados con armas afiladas», declaró. Inmerso en una ola de atentados selectivos de corte islamista desde 2013, Bangladesh no sufría grandes ataques terroristas desde la pasada década, aunque expertos de seguridad alertaron de la probabilidad de una acción de este estilo ante la deriva extremista que sufre el país. Reuters
Diego Rossini, de 42 años y desde hace dos chef del local Holey, teme haberse roto alguna vértebra tras la pesadilla vivida, de la que consiguió escapar después de esconderse de los terroristas. «Me pasaron los disparos cerca, los terroristas tiraron una granada. Salté una verja de pinchos, traté de agarrarme a un árbol, pero me caí y quedé atrapado en un pasillo», relató. Allí le rescataron las Fuerzas de Seguridad. Rossini explicó que, por miedo a una situación así, «tenía un protocolo de seguridad desde el año pasado, así que subí (a la terraza) junto a unas diez personas, pusimos muebles en la puerta, pero al rato notamos cómo empujaban la puerta». «No puedo seguir arriesgando el pellejo», confesó.
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