Oslo
Stoltenberg, un político de casta y amplia experiencia de gobierno
El ex primer ministro noruego Jens Stoltenberg, de 55 años, nombrado hoy secretario general de la OTAN, es un político laborista de casta que, de las manifestaciones pacifistas de su juventud, pasó a respaldar la participación de su país en operaciones militares en el extranjero.
Stoltenberg, quien estuvo nueve años al frente del Gobierno en Noruega, se convirtió hoy en el primer secretario general de la OTAN procedente de un país no miembro de la Unión Europea, cargo en el que sucederá al danés Anders Fogh Rasmussen.
Durante su último gobierno Stoltenberg tuvo que hacer frente a la mayor tragedia de la historia reciente de Noruega, la matanza de julio de 2011 en la que murieron 77 personas en Utøya y Oslo, y se granjeó el respeto de sus conciudadanos por su papel unificador ante los atentados perpetrados por el ultraderechista noruego Anders Behring Breivik.
Pero los unánimes elogios que recibió, a pesar de las graves defectos de seguridad por los que pidió perdón, no evitaron su derrota electoral en las legislativas de septiembre pasado, tras el desgaste de ocho años en el poder.
Ni la movilización masiva de las bases laboristas ni un brillante truco publicitario haciéndose pasar por falso taxista en Oslo en un vídeo electoral impidieron el triunfo de la derecha, y de forma indirecta, el salto de Stoltenberg a la arena internacional.
Tras la derrota de la coalición de centroizquierda que encabezaba, Stoltenberg continuó al frente del Partido Laborista y pasó a ejercer como líder de la oposición, aunque se daba por descontado su abandono de la política noruega y el salto a un cargo de nivel internacional.
Hasta que hace unos días salieron a la luz los primeros rumores, la OTAN no parecía el destino más evidente para un político que como primer ministro se mostró muy activo apoyando proyectos globales contra el cambio climático, sobre todo para la protección del Amazonas, y el Fondo Global de Vacunas de la ONU.
En su época de estudiante, en la que admitió haber fumado hachís, Stoltenberg admiraba al "Che"Guevara y acudía a manifestaciones contra intervenciones militares de EEUU, mientras iniciaba una carrera política que le llevó a dirigir a las Juventudes Laboristas (1985-1991).
Pero mientras estuvo en el poder, Stoltenberg mantuvo no obstante la presencia militar noruega en Afganistán y aprobó la participación en la operación internacional contra Libia, donde su país jugó un papel destacado.
Bajo su mando Noruega también firmó en 2008 un acuerdo por 8.000 millones de euros con EEUU para renovar su flota de F-16.
Jens Stoltenberg se inició a los 14 años en la política, una vocación temprana, pero nada rara atendiendo a sus raíces familiares.
Su padre, Thorvald Stoltenberg, ejerció de ministro de Defensa y Exteriores, dirigió el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y fue mediador en los Balcanes; su madre, Karin Stoltenberg, fue secretaria de Estado en varios departamentos.
De su época de estudiante data una famosa portada de una popular revista femenina en la que en postura provocadora Stoltenberg aparecía como hombre de la semana por su "sex-appeal".
Con 33 años pasó a la vicepresidencia laborista, un año antes de ser elegido diputado y ministro ocupando las carteras de Energía y Comercio y Finanzas en los gobiernos de Gro Harlem Brundtland, la carismática líder laborista.
En 2000, la caída del Gobierno de centro-derecha tras una moción de censura le permitió subir al poder en minoría con la etiqueta del "Blair"noruego y primer ministro más joven en la historia del país.
Pero su campaña de privatizaciones generó un descontento popular que pagó al año siguiente en las elecciones con el peor resultado del Partido Laborista.
Stoltenberg regresó a posiciones más izquierdistas y, tras derrotar al también ex primer ministro Thorbjørn Jagland en la lucha por el liderazgo interno, dirigió una histórica alianza con el Partido de la Izquierda Socialista y el Partido Centrista que le permitió regresar al poder en 2005 con mayoría absoluta.
Su agónico triunfo cuatro años después supuso la primera victoria electoral de un gobierno en el poder desde la época de Brundtland.
Stoltenberg mantuvo a Noruega, destacado exportador mundial de gas y petróleo, relativamente ajeno a la crisis financiera, con buenas cifras macroeconómicas y un paro inferior al cuatro por ciento.
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