Acuerdo nuclear con Irán

Teherán, un aliado clave contra el Estado Islámico en la región

Teherán, un aliado clave contra el Estado Islámico en la región
Teherán, un aliado clave contra el Estado Islámico en la regiónlarazon

La presencia iraní en Siria, Irak y Líbano lo convierte en un agente decisivo contra el yihadismo

Sólo el tiempo podrá determinar con plena precisión quién tenía razón: los defensores del acuerdo nuclear con Irán que lo consideran esencial y de gran importancia estratégica, o los críticos convencidos de que es un error por el que el mundo libre pagará el precio. La insistente búsqueda de un acuerdo por parte del grupo G5+1, se basa de fondo en una serie de suposiciones cuya lógica misma es problemática: apostar a solucionar otros problemas, mediante un acercamiento claro con Irán, estimando que la República Islámica se puede convertir en un fiel aliado que neutralice los peligros que suponen otros enemigos.

El 3 de julio, el ministro de Exteriores de Irán, Mohamed Javad Zarif, dijo que las negociaciones nucleares «abrirán nuevos horizontes para abordar desafíos comunes importantes». Zarif usó una imagen que preocupa a Occidente: «La amenaza a la que nos enfrentamos está personificada en los hombres encapuchados que embisten contra la cuna de la civilización». Es cierto que el régimen es tan enemigo del Estado Islámico –al que Zarif hacía referencia– como de Estados Unidos. Quizás más.

Irán es considerado el líder del islam chií, mientras que el EI es percibido como el elemento más radical del islam suní. Pero esto no convierte automáticamente a Irán en un aliado fiable a largo plazo. No sólo por sus propios intereses estratégicos, sino por el hecho que también dentro de sus fronteras hay serios abusos por parte de las autoridades, que muestran la naturaleza del régimen. Esto, además del apoyo sistemático de Irán al terrorismo fuera de sus fronteras, por lo cual es señalado por el Gobierno de Israel como un gran factor desestabilizador en toda la región.

Aun así, algunas confluencias ya han comenzado. En Irak, Estados Unidos e Irán apoyan, ambos, al Gobierno de Bagdad, chií, en su guerra contra el Estado Islámico. El propio comandante en Jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Martin Dempsey, dijo que Irán puede jugar un rol «positivo» en Irak. A esto se agrega la cruenta situación en Siria, donde la guerra que estalló hace ya más de cuatro años creó horror y muerte, así como una disyuntiva: ¿con qué peligro es mejor lidiar, con los suníes yihadistas que se oponen al régimen central y usan prácticas sanguinarias, o con el presidente Bachar al Asad, que tantas vidas ha cobrado de su propio pueblo?

Otro temor es el desmembramiento de Siria en varias regiones, sin una dirección central a la que se pueda reclamar. Eso, en la práctica, ya casi sucede, dado que el régimen de Asad controla ya menos de la mitad del país.

A este respecto, se considera que Irán puede ser clave, por su alianza con Damasco y su firme apoyo hasta ahora al presidente sirio, incluido a través de la milicia chií de Hizbula, de Líbano, que combate en Siria en favor del régimen. El apoyo de Siria y Hizbula ha sido hasta ahora crucial y probablemente sea por esto por el que el régimen de Asad aún no ha caído totalmente. El vicesecretario de Estado norteamericano Antony Blinken hizo referencia clara al tema hace unas pocas semanas: «Hay un incentivo real incluyendo de parte de Rusia y yo hasta diría que también de Irán, en lograr una transición administrada que al menos mitigue el peligro real de un vacío post-Asad que sea llenado por fuerzas extremistas que no sirven obviamente al interés de Estados Unidos o de nuestros aliados en la región, pero tampoco de Rusia e Irán».

Evidentemente, el régimen de los ayatolás es percibido por este alto funcionario estadounidense no como representante de una fuerza extremista chií, sino como posible contrapeso a los extremistas suníes. Por eso, agregó: «Así que nos ocuparemos de movilizar la diplomacia».

El portal en inglés Al Monitor informó de que el 6 de julio, el presidente Barack Obama habló sobre su visión de la solución en Siria. «La única forma de que termine la guerra civil en Siria –de modo que el pueblo sirio pueda unirse contra el EI– es una transición política inclusiva hacia un nuevo gobierno, sin Bachar al Asad, un gobierno que sirva a todos los sirios». Y ese mismo día, el viceministro de Exteriores iraní, Hossein Amir Abdollahian, declaró a la cadena CNN que un acuerdo nuclear «puede conducir a una mayor interacción», pero más importante aún, que «Irán no insiste en que Asad permanezca como el presidente de por vida en Siria».

Israel, el más férreo opositor al acuerdo nuclear con Irán que se ha negociado, sostiene que incluso si algunos de estos escenarios se cumplen, el mayor peligro es el de un Irán con poderío nuclear, que permanecerá en el horizonte, con la única diferencia que estará congelado por unos años. Para Israel, esto es especialmente clave, ya que es el único país del mundo directa y explícitamente amenazado por Irán, cuyo líder máximo el ayatolá Ali Jamenei ha llamado repetidamente a destruir.