París
Trágico comienzo de vacaciones en Francia
Hacía años que no se producía una catástrofe ferroviaria en Francia como la que ayer se produjo en las cercanías de París. El descarrilamiento de un tren interurbano-número 3657 –entre la capital francesa y la ciudad de Limoges– deja por el momento seis fallecidos y doce heridos graves, nueve de los cuales se encuentran «muy graves», según un primer balance comunicado por el prefecto del Departamento de Essone, al sur de París, donde tuvo lugar la tragedia.
El ministro del Interior, Manuel Valls, que contabilizaba por su parte siete víctimas mortales, confirmaba la aparatosidad del accidente y advertía de que el balance, aún provisional, podría empeorar en las próximas horas conforme se vayan rescatando a las decenas de personas atrapadas entre los vagones del tren siniestrado. Además de traumatismos, algunas víctimas presentaban signos de electrocución y de aplastamiento. El convoy, que partió de la estación parisina de Austerlitz con 370 pasajeros a bordo, descarrilaba sólo 40 kilómetros después, en torno a las 5:15 de la tarde, a su paso por la estación de Brétigny-sur-Orge partiéndose literalmente en dos, según relataban algunos testigos. En total, seis vagones se vieron afectados tras el brutal choque que algunos pasajeros describieron como «una explosión seguida de violentos golpes, durante diez o quince segundos», antes de que surgiera una fuerte y espesa humareda.
El presidente de la compañía nacional de trenes (SNCF), Guillaume Pepy, señaló que el problema sobrevino «entre el tercer y cuarto coche», lo que acarreó el descarrilamiento del resto del convoy. «No conocemos las razones, pero la investigación ya ha comenzado», declaró con voz quebrada el patrón de la empresa de ferrocarriles, visiblemente emocionado al evocar una «catástrofe ferroviaria», de una gravedad que Francia no conocía desde la vivida en Lyon en 1988. Además de la inspección de la compañía, se han iniciado pesquisas judiciales así como una investigación del Ministerio de Transportes, anunció el presidente François Hollande al visitar el lugar del drama.
Dos de los coches quedaron literalmente tumbados y decenas de personas atrapadas en su interior, convertido en un amasijo de hierros. Otros inclinados sin llegar a volcar. Los destrozos ocasionados tanto en la estación como los sufridos por los vagones al empotrarse contra el andén ilustran la violencia de un accidente tan aparatoso como espectacular, tal y como recogían las primeras fotos difundidas a través de las redes sociales.
Aunque en un principio se barajó un exceso de velocidad como origen del siniestro, parece que el tren, que no tenía parada prevista en dicha estación, circulaba normalmente. Las primeras pistas apuntan a un problema de regulación del tráfico por un fallo en las agujas de este trazado, uno de los más transitados, pues acoge además de trenes de largo recorrido, regionales y líneas de cercanías. Otras fuentes achacan el accidente a la vetustez de las infraestructuras, pero tanto la dirección de la SNCF como el Ministerio de Transportes evitaron sacar conclusiones «precipitadas».
Pese a un pasaje de casi 400 personas, la compañía niega que el tren estuviera sobrecargado, aunque coincidía ayer no sólo con la habitual vuelta a casa después del trabajo, también con el fin de semana del 14 de julio, la Fiesta Nacional francesa. Cerca de 190 personas tuvieron que ser atendidas por heridas leves. Las de peor pronóstico fueron rápidamente trasladadas a los hospitales y servicios de urgencia de la periferia de París, gracias al inmediato despliegue del «plan rojo» de accidentes. Un contingente de 300 bomberos fue movilizado, así como 20 unidades de emergencia y ocho helicópteros. Tras las primeras escenas de caos, «la gente gritaba, había mujeres y niños bloqueados, parecían imágenes de guerra», relataba un pasajero que esperaba en el andén. La calma se instalaba a medida que Bomberos y efectivos de protección civil intervenían en la zona en donde se ha habilitado un punto de atención psicológica, al igual que en la estación de Limoges, adonde el tren tenía prevista su llegada a las ocho de la tarde.
Para que los especialistas puedan trabajar con total libertad y para que se pueda retirar el tren siniestrado, en los tres próximos días no circularán ferrocarriles por Bretigny sur Orge, que es un importante nudo para los servicios de cercanías de París y para las conexiones entre la capital y el sur por Orleans. Además, el tráfico tuvo que ser suspendido en Austerlitz, lo que afectó a miles de franceses que comenzaban sus vaciones de verano.
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