
Aniversario
Ucrania, entre la incertidumbre y la determinación tras tres años de guerra
El 18% del territorio ucraniano está en manos rusas y han muerto 46.000 soldados desde el 24 de febrero de 2022. Los ataques de Trump contra Zelenski unen a la población alrededor de su presidente

Ucrania entra en el cuarto año de la invasión en medio de una creciente incertidumbre sobre el apoyo exterior y las perspectivas de lograr una paz duradera y justa mientras sigue decidida a seguir luchando por su supervivencia.
Hace tres años, la vida de los ucranianos cambió para siempre al comenzar los misiles rusos a alcanzar objetivos en toda Ucrania mientras los tanques ingresaron al país desde el norte, el este y el sur, desde Rusia y Bielorrusia.
Tres años después, el coste de la guerra es alto y va en aumento, y algunos, como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se sienten tentados a decir que los constantes ataques de Rusia han debilitado al país invadido hasta el punto de no retorno.
Un 18% de su territorio está ocupado, incluidas Crimea y partes de Lugansk y Donetsk que fueron capturadas por Rusia ya en 2014-2015. Al menos 46.000 soldados han muerto, mientras que decenas de miles siguen desaparecidos o en cautiverio.
Se teme que decenas de miles de civiles hayan muerto, incluidos los que yacen en múltiples tumbas en Mariupol y otras tierras ocupadas. Millones de refugiados, en su mayoría mujeres y niños, permanecen en el extranjero, mientras crece el temor de que cada vez menos regresen a medida que se prolongue la guerra y más se integren en el país de acogida.
Los drones, misiles y bombas rusos siguen aterrorizando las ciudades y destruyendo su infraestructura, mientras que los lentos pero constantes avances en el campo de batalla dejan tierra arrasada en el este.
Sin embargo, esto es solo una cara de la moneda. El país sigue luchando y resistiendo una amenaza existencial. La falta de más soldados se siente profundamente y el asunto de movilización aumenta las tensiones, con la ayuda de Rusia, pero las defensas principales aguantan en el frente.
A pesar de haber perdido cientos de miles de soldados, Rusia no ha logrado ni capturar completamente al menos una región de las cuatro que actualmente exige obtener de Ucrania, ni liberar su propia región de Kursk. Ucrania contraataca siempre que puede, mientras se llevan a cabo reformas dentro del ejército y millones de drones redefinen la guerra.
Su economía sigue sorprendentemente resiliente, gracias tanto a políticas internas hábiles como al apoyo del exterior. La producción de equipo militar crece, disminuyendo la dependencia de los aliados. Políticamente, la confianza en Zelenski ha disminuido, pero el ataque directo de Trump ha vuelto a unir a los ucranianos en torno a su presidente, a menudo criticado en su país pero aún respetado por la mayoría.
Muchos ya no esperan recuperar los territorios ocupados en un futuro próximo, mientras que la lucha se centra ahora en detener a las tropas de Putin y garantizar la supervivencia del Estado. El papel de los socios extranjeros sigue siendo primordial.
Rusia es tan fuerte como se le permite, señalan en Ucrania. Su petróleo exportado fluye bajo las narices de Europa a cambio de miles de millones de euros y tecnologías modernas. Sus activos enormes siguen congelados, pero aún casi no se utilizan para dar a Ucrania el dinero y las armas que tanto necesita.
Para Ucrania, la adhesión a la UE es una oportunidad lejana, pero tangible, mientras que la membresía en la OTAN parece estar fuera del alcance. También hay frustración por el hecho de que el chantaje nuclear de Rusia haya funcionado, ya que los socios decidieron avanzar despacio y con cuidado en su ayuda a Ucrania para minimizar los riesgos.
Habrían perdido así la posibilidad histórica de apoyarla resueltamente después de que el Ejército ruso recibiera un duro golpe en el primer año de combates, lo que le dio tiempo para reagruparse.
Decepción con EE UU
Lo que es más preocupante ahora es la política del inquilino de la Casa Blanca. Por ahora, parece cada vez más dispuesto a firmar cualquier acuerdo con Rusia que brindaría la paz inmediata, temen en Ucrania, ignorando así la naturaleza de la invasión. Sin garantías de seguridad tangibles, solo envalentonará a Rusia y le dará más tiempo para preparar una nueva agresión, incluso más fuerte, los ucranianos lo tienen claro. «Rusia quiere destruir a los ucranianos. Si nos subyuga, se repetirá lo que pasó en Bucha y Mariupol», explica un soldado ucraniano.
Es difícil ser optimista porque la fatiga se acumula, la unidad interna se pone a prueba por la movilización y algunos supuestos aliados se acercan a Putin, se sincera el joven soldado Artur Dron, que se unió al Ejército en los primeros días de la invasión, cuando las armas modernas escaseaban y solo la unidad y el coraje abundaban.
«Todavía creo que si resistimos en 2022, podremos también aguantar ahora», afirma, mientras espera de que Europa pueda ayudar en este momento crítico: no solo por altruismo, sino por realizar que su propia seguridad depende irrevocablemente del destino de Ucrania.
Aunque Rusia llevó años preparándose para la guerra, el poder combinado de los países europeos, en tecnología, producción y finanzas, debería ser suficiente para repeler la amenaza rusa, si así lo desearan y actuaran rápido.
Mientras tanto, el ejército será la mayor esperanza para muchos ucranianos. Necesitarán más equipamiento de sus aliados, pero lo más importante es permanecer unidos y hacer lo que esté en sus manos, subrayó Dron.
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