Un misterioso suicidio

El embajador de Serbia ante la OTAN, Branislav Milinkovic, se ha suicidado saltando al vacío desde un aparcamiento del aeropuerto de Bruselas, confirmaron hoy a Efe fuentes diplomáticas del país balcánico.

Acababa de salir de una reunión con los embajadores de la OTAN en el cuartel general de Bruselas. Allí había entablado conversación animosa con varios diplomáticos. Nada parecía indicar la que se avecinaba. Eran las 19:20 cuando acababa de recoger en el aeropuerto de Zaventem a una delegación de compatriotas que debían participar en las negociaciones que estos días se producen en la capital belga. Allí, mismo, delante del viceministro de Exteriores de su país, el embajador de Serbia ante la OTAN, Branislav Milinkovic, de 52 años, se acercó a una barandilla que daba al «parking» y se lanzó al vacío. Su cuerpo no resistió el golpe. Murió en el acto, ante los ojos atónitos de sus acompañantes. Tras él deja toda una serie de incógnitas, una mujer y un hijo.

Ex periodista, Milinkovic destacó como opositor a Milosevic y, con la llegada de la democracia, fue designado para labores diplomáticas, primero en la OSCE y luego en la OTAN, como observador, pues Serbia no es miembro. La Fiscalía belga ha descartado abrir una investigación al tratarse «claramente de un suicidio».

«Estoy muy entristecido por la trágica muerte del embajador y ofrezco mis condolencias a su familia y sus seres queridos», dijo el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen. Según explicó, Milinkovic era «un muy respetado representante de su país y se le echará de menos». «Se ganó el respeto y la admiración de los embajadores y era un gran activo para su país», añadió. Sobre el misterioso suicidio, Rasmussen dijo «no disponer de más informaciones sobre las trágicas circunstancias de su muerte».

«Estuve ayer por la tarde con él. No noté nada extraño, estaba de un humor absolutamente bueno», señaló un diplomático citado por el diario italiano «La Stampa». «No parece que haya una razón [que explique el suicidio]. Es una cosa que parece inexplicable», añade un hombre que conocía bien a Milinkovic.