Argentina
Un presidente con gestos de fuerte autoridad
Gabriel Puricelli, vicepresidente del Laboratorio de Políticas Públicas en Buenos Aires
–¿Cómo valora las primeras medidas económicas del Gobierno argentino?
–Son medidas muy preliminares, poco polémicas, cuyos efectos aún no podemos calibrar, pero suponen la transición de un régimen macroeconómico a otro. Son medidas que estaban en su programa electoral y que hubiera aprobado un Gobierno de Scioli, el otro candidato presidencial. Existe coincidencia en que hay que ajustar el tipo cambiario para hacerlo más competitivo. También en que las retenciones a las exportaciones agrícolas habían provocado distorsiones que había que empezar a corregir. En el caso de la liberalización del tipo de cambio, habrá que ver qué impacto inflacionario va a tener en un contexto ya de alta inflación. En el caso de las retenciones agrarias, hay que ver cuál es el impacto fiscal en un marco de elevado déficit.
–¿Por qué ha sido tan criticada la designación de magistrados de la Corte Suprema?
–Es una medida que está tensando al límite el marco constitucional. Se ha usado de una manera tan excepcional que tiene una legitimidad muy baja y va en contra de una de las cosas positivas que hizo el Gobierno anterior, que fue someter los nombramientos para la Corte Suprema a un intenso proceso de escrutinio por parte del Parlamento y de la sociedad civil. Con esta decisión, Macri barre de un plumazo la que quizá fue la medida más positiva que había tomado el Gobierno de Cristina Fernández.
–También se ha criticado el uso de un decreto para cambiar a los dirigentes de los organismos audiovisuales y de las telecomunicaciones.
–Es una medida inexplicable porque la intervención de esos entes reguladores se ha hecho bajo un decreto de «necesidad y urgencia», pero en realidad no estamos ante una catástrofe natural ni económica. Por tanto, es muy difícil de entender por qué no se utilizaron los mecanismos legales existentes para remover a esos funcionarios. En una semana, Macri ha emitido más decretos que Cristina Fernández en ocho años. Ni siquiera intentó ver cómo se comporta el Congreso, que yo creo que va a ser bastante cooperativo y no va a oponer resistencias fundamentalistas.
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