Política

Referéndum en Escocia

Un referéndum polarizador y estéril

La Razón
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- Falta menos de una semana para el referéndum en Escocia, ¿por qué los resultados son tan ajustados?

–La verdad es que no entiendo a mis compatriotas. Es toda una sorpresa que el «sí» y el «no» estén tan empatados. Confío en que finalmente gane el «no» porque no se puede entender que se desee un futuro tan oscuro y lleno de incertidumbres, en el que todavía no conocemos ni cuál será la moneda. No se entiende la necesidad de esta consulta, porque lo cierto es que Escocia es una democracia que posee su propio Parlamento autónomo al que van a dar más poderes. Parece que Salmond está convenciendo a los votantes de izquierdas, pues está prometiendo cosas imposibles, frente a una realidad que tiene sus defectos.

- Le iba a preguntar por ese 35% de laboristas que se ha pasado al bando independentista. ¿A qué se debe?

–Al discurso populista de Salmond, que es un gran orador con un mensaje que hace hincapié en las clases desfavorecidas. No comprendo cómo el Partido Laborista y el resto de las fuerzas políticas han permitido que se llegara hasta aquí. Si no prohibirlo, podrían al menos haber optado por haber celebrado el referéndum mucho antes. Han sido más de tres años de campaña de Salmond y me parece demasiado tiempo.

- Como conservador escocés, ¿no cree que su Gobierno ha reaccionado demasiado tarde?

–La campaña ha sido bastante floja. No han sabido ni han encontrado a las personas más adecuadas para liderar la campaña en Escocia. Por ejemplo, durante el debate televisado, Salmond hablaba mucho más y prácticamente no dejaba explicarse a Darling. Algo que le perjudicó, parecía un rival débil y los debates televisivos sirven. Aunque no sean decisivos. Creo que es un motivo por el que ha subido el voto del «sí».

- Los bancos y el FMI están advirtiendo de las consecuencias que tendría la independencia, mientras que Salmond lo niega y habla de «intimidación» como la filtración de que el Royal Bank of Scotland se iría a Londres.

–Claro que Salmond lo niega y tampoco me extraña que el RBS deje Escocia. Es un banco público en su mayor parte que el Estado tuvo que nacionalizar y es lógico que se vaya. Salmond va a seguir negando las advertencias de los bancos, de los fondos de pensiones...

- Esta última semana, con el viaje de los principales líderes de los partidos y el discurso de Cameron, ¿se ha dejado para la recta final como estrategia para calar más en el electorado, sobre todo en los indecisos?

–Claro. Lo que yo espero es que esa subido inesperada del «sí» de casi seis puntos sea como una ola que coge fuerza, pero al final no llega a la playa. La playa es el próximo jueves. Esta última semana es clave porque los votantes van a pensar muchísimo más su decisión. Antes la cita estaba mucho más distante y no se la tomaban tan en serio. Es que aunque sólo se trate de un sondeo, con su 2% de margen de error, me sorprende que haya salido la victoria del «sí». Pero finalmente no darán este salto al vacío, aunque el margen sea muy pequeño.

- Por lo menos parece que habrá una gran participación. ¿No ve positivo que en torno a un 70-80% acuda a las urnas?

–Es cierto. Aparentemente, habrá mucha movilización porque es un gran ejercicio democrático. Pero, por otra parte, también es cierto que pese a que Salmond diga que por fin van a salir a votar las clases más desfavorecidas, en barrios conflictivos de Glasgow, por ejemplo, se han inscrito menos votantes para el referéndum que en el año 2012. Y eso que obviamente los que votarán por el «sí» sean los que menos tienen que perder.

*Miembro del Partido «tory» en Escocia y ex secretrario del Partido Conservador en España. Preguntas de Esther S. Sieteiglesias