Política

Ataque yihadista en Francia

Una célula durmiente desde 2010

Imagen del despliegue policial en el supermercado que sufrió el asalto
Imagen del despliegue policial en el supermercado que sufrió el asaltolarazon

Los autores de los atentados perpetrados en los últimos días en París pertenecían a una célula durmiente, cuyos miembros recibieron en su día entrenamiento de Al Qaeda en el uso de armas y explosivos a través de algunas de sus franquicias, entre ellas la de Yemen.

Los autores de los atentados perpetrados en los últimos días en París pertenecían a una célula durmiente, cuyos miembros recibieron en su día entrenamiento de Al Qaeda en el uso de armas y explosivos a través de algunas de sus franquicias, entre ellas la de Yemen. Sobre su dependencia actual, expertos franceses en la materia han informado a LA RAZÓN que la actual supremacía dentro del yihadismo del Estado Islámico de Irak y Siria (EI) es un dato que debe ser tenido en cuenta. El que los autores de la masacre en la revista «Charlie Hebdo» gritaran que eran de Al Qaeda constituye un hecho llamativo, pero no concluyente. Con todo, un responsable de la organización terrorista en la Península Arábiga amenazó hoy con más atentados «contra los infieles que insulten a Mahoma». En un mensaje de audio, un supuesto responsable de la organización, Harez al Dari, reivindicó el atentado contra el semanario.

Los métodos empleados por los pistoleros son los habituales de los «comandos» de Al Qaeda Central (AQC), pero se justifica con las fechas en que alguno de ellos recibió entrenamiento entre 2010 y 2011. El Estado Islámico no existía entonces como facción desgajada y muchos de sus miembros proceden de Al Qaeda.

Otro dato que hay que tener en cuenta es que miembros de la célula habían combatido en Siria o Irak, en las filas del grupo que lidera Abu Bakr al-Baghdadi. A este respecto, según las citadas fuentes, todas las posibilidades sobre la pertenencia a una franquicia o al EI están abiertas y habrá que esperar a una reivindicación de las acciones criminales que sea fiable; o a que las investigaciones que realizan las Fuerzas de Seguridad galas permitan determinar este extremo, incluso si se tratara de una célula autónoma que, al tener el entrenamiento suficiente, hubiera decidido actuar por su cuenta contra un objetivo como «Charlie Hebdo».

La peligrosidad de estas células, cuyo número es imposible de determinar, pero que todo parece indicar que se esconden en los distintos países de Occidente, radica en que sus miembros se comportan como unos ciudadanos más. En cualquier caso, se recuerda que Francia es el país europeo con mayor número de retornados de los distintos conflictos en los que han combatido grupos yihadistas. Como la mayoría son de nacionalidad francesa, no tienen muchos problemas para ocultarse y permanecer «dormidos» en sus zonas de residencia.

En muchas ocasiones, como ha ocurrido ahora, o como pasó con Mohamed Merah, autor de varios atentados de carácter antisemita en Toulose en 2013, las Fuerzas de Seguridad tienen datos sobre su posible pertenencia a las bandas yihadistas, y les someten a vigilancia y control. Lo que ocurre es que el número de sospechosos suele exceder muchas veces las posibilidades operativas de las Fuerzas de Seguridad. Las legislaciones garantistas que existen en los países de Occidente no permiten encarcelar a un individuo por el mero hecho de que se sospeche que ha recibido entrenamiento o haya podido combatir en una banda yihadista. Antes de detenerlo y presentarlo ante la autoridad judicial, hay que reunir una serie de pruebas, que permitan demostrar que ha cometido delitos susceptibles que justifiquen su arresto y posterior envío a prisión. La acción preventiva, que tan buenos resultados está dando en España, para arrestar a un yihadista antes de que pueda empezar actuar o continúe su labor de captación de nuevos terroristas, conlleva el riesgo, si la autoridad judicial así lo estima oportuno en función de las evidencias que se le presentan, de que sea puesto en libertad con cargos o sin ellos.

Las armas que tenía la célula yihadista, entre ellos varios fusiles de asalto Kalashnikov, podrían haber sido adquiridos por los terroristas al crimen organizado que mantiene en Francia un mercado negro al que acuden todo tipo de delincuentes. Según los expertos consultados por LA RAZÓN, el precio de un Kalashnikov, en función de su estado de conservación, si ya ha sido muy usado o está nuevo, varía entre 1.000 y los 2.500 euros. Como ocurrió en la masacre del 11-M en Madrid, que se hicieron con los explosivos en Asturias, los islamistas, conscientes de las dificultades de atravesar las fronteras con armas o artefactos, tratan de comprar in situ los materiales que necesitan para perpetrar sus acciones.

Los seguimientos de la Policía a los hermanos Kouachi

Cherif Kouachi comenzó a sentirse atraído por el yihadismo en 2003, precisamente cuando comienza a frecuentar la mezquita Adda’wa, al sur de París. sólo tenía 21 años. Poco a poco se fue adoctrinando. Conoció en esta mezquita a Farid Benyettou, un año mayor que él, y que contaba con un profundo conocimiento del islam. Cherif fue detenido en enero de 2005, por formar parte de una red de captación de terroristas e intentar ir a Irak. Fue juzgado en 2008, y condenado a tres años de prisión, de los que cumplió 18 meses. En su tiempo en la cárcel conoció a otro de sus mentores: Djamel Beghal. Dos años más tarde, participó en un intento fallido de fuga al argelino Smain Ait Ali Belkacem, condenado a cadena perpetua. En 2010 y como muestran las imágenes, la Subdirección de la Lucha contra el Terrorismo (SDAT) vigilaba las largas caminatas que Cherif y Djamel Beghal hacían en compañía de dos hombres; uno de ellos, condenado por su participación en una célula yihadista en Afganistán. El segundo, miembro de un grupo salafista argelino. Las imágenes dejan constancia de que estaban vigilados por las autoridades francesas ya entonces. Tras el viaje de los hermanos a Yemen, donde se entrenaron en armamento, Estados Unidos los había añadido a su lista de viajeros que tienen prohibido entrar en EE UU.