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Una «rasputina» en la corte de Corea del Sur

El arresto de Choi Soon Sil, asesora y chamán de la presidenta, provoca la caída del Gobierno.

Choi Soon Sil, consejera de la presidenta, rodeada de periodistas antes de declarar ante el fiscal en Seúl
Choi Soon Sil, consejera de la presidenta, rodeada de periodistas antes de declarar ante el fiscal en Seúllarazon

El arresto de Choi Soon Sil, asesora y chamán de la presidenta, provoca la caída del Gobierno.

Con los índices de popularidad en mínimos históricos, la presidenta de Corea del Sur, Park Geun Hye, anunció ayer importantes cambios en el Gobierno para tratar de frenar la crisis en la que está sumida a raíz de lo que se conoce ya como el «Choi Soon Sil Gate». Se trata de un caso de corrupción sin precedentes que sacude al país desde hace días y que tiene como protagonistas directos a la jefa del Gobierno y una íntima amiga. Todo un drama que amenaza con engullir la presidencia de Park tras conocerse su estrecha relación con Choi Soon Sil, asesora sobre la que pesa una orden de arresto tras declarar el lunes ante la Fiscalía. Las acusaciones sobre Choi son muchas y de peso: abuso de poder, intimidación a corporaciones para que donen millones de dólares a dudosas fundaciones bajo su control, interferencia en asuntos de Estado y acceso a documentos secretos del Gobierno –vetados por ley– aprovechando su cercanía con la presidenta.

La influencia de Choi o la «Rasputina» surcoreana, como la han apodado los medios, sobre Park arranca décadas atrás. El progenitor de Choi, Choi Tae Min, fue un monje budista que fundó su propia secta, la Iglesia de la Vida Eterna, en los setenta. Aunó aspectos del cristianismo, el budismo y la religión coreana indígena, el Cheondoismo, vinculada al chamanismo, y así entró en la vida de una vulnerable Park después de que ésta perdiera en 1974 a su madre en un atentado mientras su padre, el dictador Park Chung Hee, dirigía el país.

Alegando que podía entrar en contacto con su difunta madre, Choi se fue ganando la confianza de Park a lo largo de los años hasta el punto de que el asesinato del dictador Park, cometido en 1979 por el director de los servicios secretos surcoreanos, podría haber sido un intento de frenar la influencia de Choi en el clan de los Park, según un cable diplomático publicado por Wikileaks.

Tras la muerte de Choi Tae Min en 1994, su hija lo sustituyó como líder de la secta y se convirtió en mentora espiritual de Park, al menos hasta hace unas semanas, cuando las estrechas relaciones entre ambas salieron a la luz y provocaron la indignación de miles de surcoreanos, que salieron el sábado a las calles para pedir su dimisión. La Prensa desveló que la penetración de Choi –una mujer de 60 años sin cargo oficial y desconocida para la mayoría de surcoreanos– en el quehacer de Park alcanzaba todos los niveles: llegó a editar los discursos de la presidenta, controlaba su agenda y hasta la ropa que debía llevar, según los medios, que se refieren a ella como una presidenta en la sombra que controlaba a Park a su antojo y nombraba y destituía a funcionarios mientras acumulaba una fortuna.

Tras salir a la luz la tenebrosa relación con la líder del país, las críticas acabaron por forzar a Park a una disculpa televisada en la que reconoció que Choi había visto «algunos documentos» de carácter confidencial porque le pidió «consejos de amiga», sin dar más explicaciones. «Estoy sorprendida y mi corazón está roto por toda la preocupación que he causado», dijo. Como parte de su «penitencia», anunció ayer la destitución de su primer ministro y la del máximo responsable de Finanzas en medio de un reajuste de su Gabinete, sacudido por una cadena de renuncias de colaboradores y asesores desde hace días.

La renovación de su Gobierno, con la que pretende atender las exigencias tanto de su partido como de la oposición nombrando a dirigentes considerados más neutrales, no ha servido para acallar las críticas, que trascienden el perímetro político. El cristianismo y el budismo dominan la vida religiosa surcoreana, pero el escándalo también ha servido para poner de relieve la prevalencia de otros cultos religiosos alternativos en el país. Entre ellos el chamanico como el movimiento que dirige Choi. La opinión pública sugiere que Park podría formar parte de esta secta.

También Choi, quizá adivinando el negro futuro que le espera, pedía perdón el lunes por haber «cometido un crimen imperdonable», y se comprometió a cooperar con la Justicia.