Elecciones en Francia
Valls afronta el reto imposible de unir a la izquierda
El ex «premier» y Montebourg escenifican sus diferencias en el primer debate de las primarias.
El ex «premier» y Montebourg escenifican sus diferencias en el primer debate de las primarias.
El ex primer ministro francés de origen español Manuel Valls es el gran favorito para ganar las primarias de la izquierda francesa, que se disputarán a doble vuelta los dos últimos domingos de este mes de enero (los días 22 y 29). Si bien muchas encuestas –que no todas– le conceden la candidatura, ninguna le otorga posibilidades de llegar al Elíseo en mayo. Que la izquierda francesa va a acudir dividida a las presidenciales ya es un hecho. Que pueda incluso quedar apeada en la primera vuelta, con la humillación que eso supondría, es una posibilidad cada vez más real contemplada en todos los sondeos.
En total, seis hombres y una sola mujer –tal y como pasó en las de la derecha– se disputan la candidatura. De los siete, cinco fueron ministros de Hollande en algún momento del quinquenio. Aparte de Montebourg, que enarbola políticas proteccionistas para frenar a Valls, están en liza los ex ministros de Educación Benoît Hamon y Vincent Peillon, la ex ministra de Vivienda Sylvia Pinel, el diputado ecologista François de Rugy y el ex eurodiputado Jean-Luc Bennamias. Los organizadores del proceso se enfrentan a otro reto, el de la participación, teniendo en cuenta el éxito que supusieron para la derecha sus primarias con más de cuatro millones de votantes en otoño. Las comparaciones serán inevitables.
En un clima de respeto y sin golpes bajos, los siete aspirantes de la izquierda participaron anoche en el primer debate en TF1. Valls presentó su experiencia de Gobierno como principal argumento para ser elegido, al tiempo que defendió el balance del mandato de Hollande «en un periodo difícil, sobre todo por el terrorismo». Su principal contrincante, Montebourg, dijo querer defender a los trabajadores y criticó lo hecho por el Ejecutivo. El también ex ministro Hamon se presentó como el garante del combate contra los efectos negativos de la globalización, mientras que Peillon se erigió como el único capaz de unir a la izquierda.
Parece claro que si la izquierda pretende conservar opciones reales en las presidenciales, el que salga vencedor de estas primarias tendrá que entenderse bien con Emmanuel Macron, buscando el centro, o bien pactando con la izquierda radical de Mélenchon. Ambos superan en las encuesta a los siete precandidatos.
En la memoria colectiva del votante progresista está el amargo recuerdo de las presidenciales de 2002, cuando tuvieron que ir con una pinza en la nariz a votar por Jacques Chirac para frenar al ultra Jean-Marie Le Pen. La idea de repetir una segunda vuelta presidencial entre derecha y extrema derecha ha ido cobrando fuerza en los últimos meses. Quizás por ello muchos esperan un revulsivo de estas primarias de la izquierda, un candidato que pueda romper la dinámica que muestran todas las demoscópicas. Pero la división de las fuerzas progresistas sólo invita a la desesperación entre sus votantes y no parece que el favorito, Valls, tenga margen de maniobra para reconciliar de aquí a primavera, teniendo en cuenta las fuertes divisiones internas que el ex primer ministro provocó cuando lideró al Gobierno en temas tan sensibles como la reforma laboral a golpe de «decretazo».
Incluso existe la posibilidad de que, en la segunda vuelta de estas primarias, se cree un frente anti Valls que lo elimine de la carrera. El barcelonés quiere hacer valer su experiencia en el Gobierno, primero como titular de Interior y luego como primer ministro, pero para muchos de los votantes socialistas esto es más una losa que una ventaja, teniendo en cuenta que la mayoría de franceses consideran fracasado el quinquenio del presidente François Hollande. Quizás por ello, a dos semanas de que los votantes elijan candidato, un sondeo adelanta ya que Valls podría perder la candidatura frente a uno de sus ex ministros, Arnaud Montebourg, apartado del Ejecutivo por su posición crítica contra la línea económica gubernamental.
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