Caso Snowden

Venezuela, objetivo prioritario de la NSA

Barack Obama y Hugo Chávez, en la Cumbre de las Américas, en 2009, con Maduro como testigo.
Barack Obama y Hugo Chávez, en la Cumbre de las Américas, en 2009, con Maduro como testigo.larazon

Venezuela integraba en 2007 una lista de seis objetivos prioritarios para el espionaje de la NSA, preocupada por la amenaza que la influencia de Hugo Chávez podía suponer para los intereses de Estados Unidos en América Latina, según publica hoy "The New York Times".

Los analistas internacionales opinaban que el «Imperio» tenía mayores preocupaciones, pero al final el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez llevaba razón. La Venezuela chavista encabezó en 2007 una lista de objetivos clave para el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, en sus siglas en inglés). La agencia se mostró entonces preocupada de que la influencia del Gobierno venezolano perturbase los intereses de Estados Unidos en Iberoamérica.

Se trata de una lista de seis objetivos prioritarios para el espionaje de la NSA en la que figuran también países como China, Corea del Norte, Irán, Irak y Rusia, según revela el diario «The New York Times», que publicó el memorándum oficial de la NSA de 2007 filtrado por el ex empleado de la CIA Edward Snowden.

La misión de la agencia en el país suramericano era «ayudar a los encargados políticos [esta-dounidenses] a evitar que Venezuela obtenga sus objetivos de liderazgo regional y persiga políticas que impacten negativamente sobre los intereses globales de EE UU», señala el documento.

De acuerdo con el rotativo, la NSA vigiló los correos electrónicos oficiales y personales de los diez funcionarios de más alto rango en el Ministerio de Planificación y Finanzas de Venezuela. Asimismo, resalta que el Gobierno del entonces presidente esta- dounidense, George W. Bush, se veía «compitiendo por el liderazgo en Iberoámerica con el líder venezolano».

La NSA ordenó analizar «la amplitud y profundidad de las relaciones de Venezuela con países de preocupación estratégica para EE UU, particularmente Irán, Cuba, China y Rusia». Sin embargo, uno de los asuntos que más parecía inquietar a la NSA era la posibilidad de que se alterara el suministro de petróleo de Venezuela, país que ocupa el tercer lugar como proveedor de crudo de Estados Unidos. Por ello, el documento también hace hincapié en vigilar la estabilidad del país y, en particular, la del sector energético.

Amistades peligrosas

Una presentación de Powerpoint de agosto de 2010 revela, además, que la agencia seguía de cerca los préstamos de miles de millones de dólares a Venezuela de China –para sistemas de radares y perforación petrolífera–, Rusia –para misiles y aviones de combate–, e Irán –para una fábrica de aviones no tripulados.

Un funcionario de la NSA en Texas se encargaba de «rastrear cada día los mensajes privados de burócratas venezolanos, buscando chismes que pudieran proporcionar una pequeña ventaja política». Hubo situaciones en que «la agencia parecía saber más de las relaciones dentro de una red de narcóticos que los propios narcotraficantes», porque controlaba los celulares «de toda la red de compra, transporte, proveedores e intermediarios desde Holanda a Panamá o Bogotá».

En la visión de la Administración Obama, el régimen chavista nunca tuvo el estatus de un enemigo, sino de un rival o molestia con el cual existe, si bien de manera decreciente, una interdependencia energética. Desde que asumió Chávez el poder hasta su muerte, los dólares salidos desde Estados Unidos para pagar petróleo venezolano llegaron a una cantidad estimada de 320.000 millones de dólares. Un promedio de 1,5 a 1 millón de barriles diarios que unieron y unen ambas economías.

Paradojas del olor a azufre al que alguna vez hizo mención Chávez después de subir a la tarima de la ONU luego de una exposición del ex presidente George W. Bush. Asimismo, las empresas americanas se han mantenido incólumes en el territorio de la revolución bolivariana acompañadas de sus pares de China, Brasil y Europa. Ni que decir tiene que las más de 10.000 estaciones de servicio que en territorio estadounidense comercializan combustible de Venezuela.

Estas filtraciones demuestran que el Gobierno de Bush estuvo convencido de la amenaza de que representa la alianza La Habana-Cuba para su seguridad nacional. Aunque países clave como México, Brasil y Colombia no son fácilmente influenciables por los cantos bolivarianos, en Suramérica soplan vientos de izquierdas.

Obama ya mostró su lado más amable en las distintas cumbres de las Américas, pero si espía a aliados como Alemania, qué se puede esperar de su actitud frente a viejos enemigos ideológicos como Venezuela.