Yo Jong, hermana de Kim, se consolida como su número dos

Ayer se convirtió en la única mujer entre los seis delegados que se sentaron en la mesa de esta histórica cumbre.

Una «celebridad». Así es como el presidente surcoreano, Moon Jae In, definió a Kim Yo Jong, hermana del líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, en el curso del encuentro que ambos líderes mantuvieron ayer en la aldea fronteriza de Panmunjom. El líder Juche, que acudió secundado por nueve de sus principales asesores y el jefe nominal del estado norteño, Kim Yong Nam, se sorprendió cuando Moon alabó a su hermana y recordó que se hizo famosa en ese lado de la frontera tras asistir como invitada a los Juegos Olímpicos de Invierno.

Desde que en esa visita al Sur entregara una carta a Moon de parte de su hermano emplazándole al encuentro de ayer, Kim Yo Jong ha ganado peso político y se ha convertido prácticamente en su jefa de gabinete. Un ascenso a las más altas instancias que comenzó en 2014, cuando asumió el cargo de subdirectora del Departamento de Propaganda y Agitación del Partido de los Trabajadores. A partir de ahí, su responsabilidad aumentó hasta el punto de que, según un grupo de expertos con sede en Seúl dirigido por desertores norcoreanos, llegó a hacerse cargo del país cuando su hermano enfermó en 2014.

Ayer se convirtió en la única mujer entre los seis delegados que se sentaron en la mesa de esta histórica cumbre. En el lado surcoreano, Suh Hoon, jefe del Servicio de Inteligencia Nacional surcoreano, y Im Jong Seok, jefe del personal presidencial. En el lado norcoreano, Kim Yong Chol, vicepresidente del comité central a cargo de los asuntos intercoreanos del gobernante Partido de los Trabajadores de Corea del Norte; y Kim Yo Jong.

A todos estos altos funcionarios hay que sumar varios cargos diplomáticos y militares por parte del Norte, algo que no hizo Pyongyang en las dos cumbres anteriores y que se debería a su implicación en los dos temas principales sobre los que ha girado el encuentro: la desnuclearización y la paz. Además, en un nuevo giro diplomático, Kim otorgó a su mujer, Ri Sol Ju, un mayor papel haciendo que asistiera a la cena con la que concluyó el encuentro como «la primera dama», un término que no había empleado hasta la fecha.