Berlín
La guerra no ha acabado
«Inch'Allah» cuenta la historia de una doctora que vive en Israel y trabaja en un campo de refugiados en Palestina
Chloé es una ginecóloga que trabaja en un campo de refugiados de Palestina. Inmersa en una sociedad marcada por la guerra –vive en Israel y cruza todos los días al campo para atender a las mujeres musulmanas–, su mirada sobre el conflicto, en un principio limpia e ingenua, rápidamente toma partido. La canadiense Anaïs Barbeau-Lavalette cuenta en «Inch'Allah» la historia de esta mujer «que podría ser la de muchas otras occidentales que viven situaciones similares. Lo que quería demostrar con esta película es que la guerra puede con cualquiera; en este caso, la devora viva. Acaba inclinándose hacia un lado; aunque no es imposible no implicarse, sí es muy difícil. Al personaje de Chloé quise llevarlo hasta las últimas consecuencias, un punto en el que llega a hacer algo monstruoso. Se trata de ponerle una cara a una acción atroz para que sea más fácil de entender», explica la directora.
Desinterés por el conflicto
Todo surge de una estancia suya en esta zona, donde descubre con desolación la vida de las mujeres allí. «Durante el rodaje de un documental presencié cosas que me trastornaron. Sin embargo, aunque todos tengamos un estereotipo de la mujer musulmana, conocí a tipos muy diversos. En esta cinta, de hecho, es la más decidida, la más vital», comenta Barbeau-Lavalette, que estuvo durante 12 años viajando por la zona para documentarse. Inlcuso llegó a estudiar Política y Árabe, porque «ingenua de mí, intenté comprender el conflicto pero no es posible», asevera. Un conflicto que, por otra parte, cada vez menos gente intenta entender. «Creo que la sociedad ha perdido el interés en él porque siempre se cuenta de la misma forma. Es muy triste pensarlo cuando la guerra ni mucho menos se ha acabado. Una de las mejores cosas que me han pasado con esta película es que un espectador en Berlín se acercó para decirme que había permitido que su empatía dormida sobre este tema se despertara», cuenta la realizadora.
No hace mucho que otro canadiense, Denis Villeneuve, profundizó en la realidad de esta región también con una historia personal como hilo conductor en «Incendies». «Empecé a escribir "Inch'Allah"mucho antes de enterarme del proyecto de Villeneuve. Me alegré mucho de que el público de Quebec se interesara por un tema que puede parecer muy lejano. Dicho esto, no creo que esa región en particular interese más que otra a los cineastas de Quebec; les interesa el mundo en general. Sentimos la creciente necesidad de vernos más claramente alejándonos de casa. La identidad de Quebec se está redefiniendo, y aunque el tema del nacionalismo aún no está zanjado, podemos existir fuera de nuestras fronteras», asegura Barbeau-Lavalette.
En todo caso, cuando habla de su nueva película, la directora destaca que «ésta no está hecha solamente alrededor del conflicto. Es la historia de tres mujeres, una médico extranjera, una soldado israelí y una musulmana que se convierten en amigas a pesar de todo lo que les distancia». Aunque rodaron algunas escenas en Ramala y en la barrera fronteriza, así como en Tel Aviv, la mayoría de las localizaciones son de Ammán, Jordania, en dos campos de refugiados. «Nos recibieron calurosamente. Las personas que viven en los campos nos ayudaron con la seguridad y haciendo de figurantes, aunque intentamos minimizar las escenas nocturnas al ser mucho más peligrosas», termina la directora.
Esperanza
Después de más de una década conociendo la región, la directora todavía cree que existen motivos para la esperanza. «Se ha producido un cambio llamado cansancio. Todos están hartos de luchar y tienen muchas ganas de conocerse, lo que es muy buen síntoma. Fue muy conmovedor comprobar cómo me envidiaban por poder moverme en ambos territorios. Lo más esperanzador es que las ganas de conocerse crecen. En este sentido, durante el rodaje sucedió una cosa mágica, y fue que unos israelíes pudieron pasar por una vez al campo».
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