Criminalidad

El defraudador que no blanqueó su dinero

El empresario textil M.P. R. se informó sobre la amnistía fiscal del Gobierno, pero no se decidió a formar parte de las 31.484 nuevas declaraciones

Panamá ha sido uno de los refugios de los defraudadores
Panamá ha sido uno de los refugios de los defraudadoreslarazon

Lo negro se volverá blanco con la ley de amnistía fiscal del Gobierno de Rajoy?» Así concluía quien esto escribe el artículo firmado el 8 de abril en estas mismas páginas. La pregunta sucedía al testimonio del empresario M. P. R., al confesarnos, que tras jugar en la segunda división del blanqueo «no tener nada a mi nombre y todos los gastos que generaba los pagaba con el dinero "B", en metálico, y ahorraba mi sueldo completo, capitalizando mi renta», dio un paso al frente en la modalidad de «fraude doméstico» al ver incrementado su volumen de ingresos. En ese momento, decidió sacar su patrimonio fuera de España. Primero eligió Irlanda para montar una sociedad con testaferros. Desde allí, tras facturar contra la primigenia empresa española muchos gastos, hasta dejarla a cero, consiguió tener su capital fuera del país. Después de aquella sociedad «lanzadera» zigzagueó por el circuito internacional formando tantas empresas como cambios de ciudad hacía, hasta recalar con su dinero en Panamá, con tantos representantes fiscales, en cada uno de los lugares seleccionados, al frente de todas las empresas fantasmas que fueran necesarias.

En el cuarto mes del presente año, se mostraba cansado de no dormir, «por temor a los hombres de paja con pocos escrúpulos al frente de las diferentes sociedades concatenadas». Agotado de no controlar el circuito de «empresas espejo»; «harto de no dormir más de cuatro horas y con temor a que el teléfono suene de madrugada». En su larga cincuentena, con la vida resuelta y solvente, se sentía aliviado con el Real Decreto-Ley del Gobierno. Más aún: manifestaba que «con la amnistía anunciada, declararé lo evadido y se acabó. Invierto en España y, aunque se me haya olvidado lo que es tributar, seguro que resulta menos agotador que este jaleo ilegal».

Pasado el plazo y cerradas las cuentas, M. P. R. ha reculado. Su dinero no forma parte de los 1.200 millones recaudados por la Agencia Estatal Tributaria, ni él engrosa la lista de los 31.484 defraudadores que han tornado en blanco su dinero negro. Sus motivos –en opinión de su ex abogado– «son peregrinos». El interesado los resume entre balbuceos: «La realidad económica no me da fiabilidad», «desconfío de nuestra clase política», «la crisis del euro», «los riesgos de la banca», «el pánico a que se desboque la prima de riesgo y derive en un corralito». El dinero es cobarde».

«Ninguno de los motivos que alude –prosigue su ex abogado, que dejó de serlo a raíz de su decisión de no acogerse a la amnistía– tiene sentido porque no se le pedía el ingreso en metálico en nuestro país; sólo declararlo. Por no hablar de las veces que aludió al recurso de inconstitucionalidad planeado por el PSOE, admitido a trámite por el Tribunal Constitucional, que, por cierto, tiene muy pocas probabilidades de éxito, y de tenerlas, sería más de índole política que económica», concluye el ex abogado de M.P.R.

A día de hoy, este empresario textil sigue agobiado. Su dinero continúa siendo opaco en un paraíso fiscal y está obligado a buscar un nuevo asesor que le ayude a moverlo a un lugar más seguro, como Singapur o Dubái. «Supongo que será consciente de que queda en una situación muy complicada pues ha perdido una buena oportunidad para dejar de ser un estafador» –explica Luis Suárez, director de comunicación de Ausbanc–. «Ha tenido opción de regularizar bienes y derechos por los que no había tributado, por un 10% de multa, y Hacienda le habría blindado de investigaciones penales. Ahora, toda vez cerrada la amnistía, se endurecerán las medidas antifraude».

Este recrudecimiento está previsto en un anteproyecto que quizá entre en vigor antes de fin de año, con lo que se aplicaría en el ejercicio del 2012, y entre las medidas destaca que el fraude no va a prescribir. En algunos casos se alcanzaría una sanción de 5.000 euros por cada activo –cuenta corriente, acciones, seguros, pensión– no incluido en la nueva declaración obligatoria de bienes y derechos en el extranjero. «Lo van a tener fastidiado –prosigue Luis Suárez– pero la culpa de que no haya habido más procesos de regularización ha sido por una mala orientación por parte de muchos asesores que o no lo han entendido o no han sabido hacerlo.

Después del CD con datos de cuentas en Suiza vendido a Alemania, a los bancos suizos les quemaba el dinero de sus clientes occidentales y les han recomendado que se acogieran a esta amnistía. No obstante, aunque se hable de fracaso, 1.200 millones recaudados corresponden a doce mil millones de saldos, que representa el 1,2 del PIB. ¡No está nada mal!, ¿no?».

Dejamos a M.P. R. nervioso. Panamá ya es un lugar poco seguro para su patrimonio, pues está a punto de salir de la lista de paraísos fiscales. «Ya veremos qué pasa –dice a modo de despedida–; lo mismo vuelve a haber una nueva amnistía y a ésa llego. ¿No hizo cinco Berlusconi?».

Dos vías para regularizar el dinero

Hasta el 30 de noviembre, aquellos que desearon acogerse al «Programa especial de regularización de activos ocultos» aprobado por el Real Decreto-Ley 12/2012 tenían dos vías:

–Vía amnistía fiscal: se rellenaba un formulario donde se declaraban los importes en las diferentes casillas (bienes inmuebles, bienes y derechos afectos a actividades económicas, depósitos en cuentas corrientes, valores representativos, efectivo...) e ingresar el 10%. La ley no obligaba a repatriar el dinero.

-Vía complementaria (o sustitutiva). Referida al mismo ejercicio que otra presentada con anterioridad, la reemplaza íntegramente. Da más tranquilidad jurídica. A día de hoy, «es imposible estimar los ingresos derivados de esta vía. No tenemos una idea del desglose que llevará por impuestos (IVA, Renta....)», aclaran los técnicos del Ministerio de Hacienda.