La Razón del Domingo
El personaje de la semana: Mercedes Alaya
«La chica con la maleta», de Valerio Zurlini, de 1961, con Claudia Cardinale. Hierática, afásica, más dolorida que altiva, la jueza Alaya, la «ragazza» con la «valigia», arrastra por las aceras sevillanas su valija con documentos como si estuviera uncida a toda la corrupción de Andalucía. Instructora del caso de los ERE fraudulentos de aquella Junta, ha estado seis meses de baja y ha debido trabajar en el lecho porque ha vuelto como una trituradora de golfos con despacho y le ha congelado la sonrisa a Griñán. Cuentan que trabaja once horas diarias, y esta semana ha estado veinticuatro seguidas tomando declaraciones y dictando sentencias provisionales con cargos y prisiones incondicionales. La chica, vilipendiada por el clientelismo del sur, lleva en su maletita el mayor escándalo político de la democracia que empalidece a Luis Bárcenas o a la trama Gürtel: millones de euros para los parados repartidos en timba, gavilla de malvivientes para la comisión de delitos, UGT y CCOO, poniendo presuntamente el cazo y la trama institucional en la Junta andaluza. Griñán ya habla como Cantinflas y todos se han dejado seducir por la aparente fragilidad de la jueza Mercedes Alaya.
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