La Razón del Domingo

El primer Oscar negro

Hattie McDaniel se llevó el premio por su papel en «Lo que el viento se llevó»

Hattie McDaniel recibe el Oscar de Fay Bainter, en 1939
Hattie McDaniel recibe el Oscar de Fay Bainter, en 1939larazon

Nació en 1895 en Wichita, una ciudad del estado norteño de Kansas. Sus progenitores habían sido esclavos e incluso su padre había combatido durante la guerra civil en las filas de la Unión. Miembro de una familia dedicada al espectáculo, Hattie comenzó su carrera artística escribiendo canciones, pasando después a cantar y, sobre todo, a la radio. A la sazón, la discriminación racial era un hecho en Estados Unidos. En el sur, regía la doctrina legal de «iguales, pero separados», pero en el norte eran comunes los restaurantes y hoteles que no servían a negros. Los negros realizaban el servicio militar en regimientos especiales y el matrimonio interracial estaba prohibido en casi todos los estados.

En el mundo del espectáculo, los papeles que representaban eran secundarios y se esperaba que hablaran con un acento negro convencional que muchas veces tenía que ser aprendido porque, por ejemplo, los negros del norte no lo tenían. Con la crisis de 1929, Hattie se quedó sin trabajo en el mundo del espectáculo y, en 1931, optó por trasladarse a Los Ángeles. Tras simultanear el trabajo de asistenta con el radiofónico, en 1932 apareció en «The Golden West», a la que siguió su primer éxito en «No soy un ángel», un filme protagonizado por Mae West. En 1935 tuvo su primer papel relevante en «El juez Priest», una película de acento sureño en la que cantaba un dúo con Will Rogers.

En el curso de los años siguientes, Hattie McDaniel siguió demostrando su talento al lado de intérpretes como Jean Harlow, Bela Lugosi, James Stewart, Ginger Rogers o Clark Gable. A pesar de ser muy criticada por otros negros por los papeles que representaba, Hattie se presentó para el papel de Mammy en «Lo que el viento se llevó» (1939). No fue tarea: la primera dama, Eleanor Roosevelt, quería que se le concediera a su asistenta, Elizabeth McDuffie. Gable zanjó la cuestión recomendando a Hattie. La película se vio alterada por presiones de la comunidad negra suprimiendo términos considerados injuriosos e incluso alterando episodios. Hattie no pudo estar presente en el estreno en Atlanta, Georgia, porque lo prohibía la Ley, un hecho que llevó a Gable a afirmar que él tampoco iría. Si acudió al estreno, se debió a la propia Hattie que insistió en su presencia. McDaniel sí estuvo en el estreno en Hollywoood y, de manera inesperada, fue nominada al Oscar como Mejor Actriz Secundaria.

El hecho alarmó a algunos sureños que consideraban que el personaje se mostraba demasiado familiar con sus amos blancos. La película era muy fiel a la novela. Al final, se impuso el mérito al prejuicio y Hattie McDaniel obtuvo el Oscar, un premio que, por primera vez, era otorgado a un negro. Durante la ceremonia, estuvo obligada a sentarse en una mesa donde sólo había negros. Hattie siguió en el cine hasta 1949, cuando pasó a la radio. En 1952, realizó su última aparición, obligada a retirarse por un cáncer de pecho. Falleció en octubre de ese mismo año. Dejaba tras de sí una notable carrera no sólo cinematográfica sino también filantrópica. Se llevaba, sin embargo, un pesar de este mundo: a pesar de sus cuatro matrimonios, no había tenido hijos.