Bruselas
La UE intenta lavar su imagen
Los ministros del Interior de la Unión Europea abordaron ayer en Luxemburgo la tragedia de Lampedusa. El viceprimer ministro italiano y responsable de Interior, Angelino Alfano, fue el responsable de llevar al Consejo las circunstancias de lo ocurrido y plantear las «necesidades inmediatas» de Italia para afrontar la situación. Ante todo, Roma exige a la UE solidaridad para afrontar la llegada masiva de refugiados procedentes del norte de África y países como Somalia y Eritrea.
«Pedimos un plan concreto que nos ayude en la recepción de inmigrantes tras su rescate, para lo que también necesitamos apoyo económico. Y pedimos la creación de una 'task force' para que los países del Mediterráneo formen equipos y, coordinados por la UE, puedan afrontar juntos esta delicadísima situación», dijo Alfano. «Estamos en medio del Mediterráneo y hemos salvado miles y miles de vidas, pedimos que también Europa nos tienda una mano de ayuda y que refuerce su implicación en la protección de la frontera mediterránea (...) frente a Italia, con más aviones y navíos», añadió.
Asimismo, Roma reclama a Bruselas solidaridad en el reparto de los demandantes de asilo, y que no asuma que los inmigrantes que llegan a su costa deben ser acogidos únicamente por Italia. «Creo que ello es indispensable para evitar que luego Europa sea acusada de haber cerrado los ojos ante el drama», sostuvo. Pese a que diversas voces acusan a Italia de abrir procesos judiciales contra los supervivientes, Alfano no dudó en apelar a los derechos humanos: «Debemos anteponer los derechos humanos, y para tutelar los derechos hay que vigilar las fronteras porque así se evita que mueran personas», declaró.
Sin embargo, además de la solidaridad de sus homólogos, nada tangible pudo llevarse Alfano de vuelta a Roma, pues los planes no tienen fechas ni dinero asignado, al menos, de momento. La comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, pidió a los 28 «apoyo político y recursos» para organizar una «gran operación de seguridad y rescate» en todo el Mediterráneo de la mano de la agencia europea de gestión y control de fronteras (FRONTEX), pero no hay respuestas concretas.
España se unió a Italia en estas reivindicaciones. «Lampedusa ha sido un fogonazo que pone a todos de manifiesto que países como Italia y España, que somos frontera exterior de la UE y sufrimos una mayor presión inmigratoria, necesitamos de manera muy especial la responsabilidad y la solidaridad de la UE», dijo el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Son precisos, dijo Fernández Díaz, «más medios» contra el tráfico irregular de inmigrantes. «Yo creo que no se trata tanto de poner nuevos medios, sino de reforzar los existentes», manifestó.
Mientras, en Lampedusa se esperaba con expectación la visita hoy del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, mientras el mar seguía devolviendo a la tierra los cuerpos sin vida de algunos de los inmigrantes somalíes y eritreos que se dejaron allí la vida. Con los 58 cadáveres recuperados ayer, el balance de víctimas, todavía provisional, alcanza ya las 289 personas. Buena parte de los últimos muertos los han recuperado los submarinistas de los equipos de salvamento que se zambullen día tras día en el lugar donde quedó hundida la embarcación, que llevaba a bordo a alrededor de 500 inmigrantes. Ayer fue detenido Kaled Bensalam, un tunecino de 35 años, como el supuesto traficante que se encargó de llevarlos hasta Lampedusa. En un primer momento había sido llevado al centro de acogida de la isla junto al resto de supervivientes, pero ayer se produjo el arresto oficial.
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