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Vaclík cuenta la carambola que le llevó a ser portero

Tomas Vaclík, portero del Sevilla, ha sido entrevistado por su compañero Sergi Gómez.

El meta checo del Sevilla, Tomas Vaclík, entrevistado por el defensa Sergi Gómez dentro de las iniciativas del club para hacer más llevadero a su afición el confinamiento por el coronavirus, afirmó que, de no dedicarse al fútbol, “habría estudiado para ser abogado” y que es portero porque un día faltó un compañero.

A preguntas de Sergi Gómez, que ejerce estos días de improvisado periodista en el perfil del club en Instagram, Vaclík reconoció que para él es "un auténtico sueño jugar cada partido con el Sevilla y tener un rol tan importante en el equipo", y desveló una anécdota de cómo se convirtió en guardameta.

"Fui portero porque un día, de pequeño, mi entrenador me dijo que me pusiera en la portería porque un compañero que jugaba ahí faltó. Desde entonces han pasado veinticinco años. Si no hubiese sido futbolista, habría estudiado para ser abogado", relató.

Sobre qué encuentro jamás olvidará como sevillista, una cuestión formulada por un aficionado y que le leyó Sergi, el internacional checo no dudó en responder que fue el de "la victoria contra el Real Madrid el año pasado en casa", por 3-0 el 26 de septiembre de 2018, y por un motivo muy especial ocurrido la noche anterior.

"Pasé una muy mala noche con mi hija en el hospital -se cayó desde el balcón de un primer piso- y todo el mundo se volcó en ayudarme y en estar conmigo para darme ánimos. No podré olvidar ese partido nunca, incluso tú me dijiste que íbamos a ganar por mi hija", entonces de 3 años y medio, explicó al defensa catalán.

Vaclík, que el 29 de marzo cumplió 31 años, es un futbolista muy cercano, como demuestra estos días al responder personalmente en Twitter a varios pequeños aficionados que le han dedicado dibujos en el concurso organizado por el club y dijo que ahora desde casa "es importante tener la misma rutina" que antes, "aunque cueste".

Admitió que durante el confinamiento disfruta "mucho" de su familia, al tener "más tiempo para pasar" con sus dos hijas y su mujer, además de que por este motivo tiene la oportunidad de estar "viendo crecer a la pequeña", algo que no pudo hacer con la mayor.

El checo dijo que los porteros tienen "un entrenamiento diferente", al no necesitar en casa tanto espacio ni, por ejemplo, "correr en la cinta durante cuarenta minutos, y precisó que trabaja entre dos horas y dos horas y media, aunque el tiempo se le hace "más largo que en la ciudad deportiva".

"Echo de menos la rutina del equipo, a la gente, el fútbol en general. El vestuario, el gimnasio, el campo, el balón, la adrenalina, todo. Estar con los compañeros en el vestuario y poder hablar con todos se echa mucho de menos", aseveró.

Antes del parón por la pandemia, según el portero del Sevilla, “el equipo estaba muy bien, tercero en LaLiga y en UEFA en octavos, a pesar de un golpe muy duro en Copa” al eliminarle el Mirandés, “pero esto es fútbol y tocaba seguir”, y hasta ahora estaban haciendo “muy buena temporada”.

Añadió que el “secreto” es “el vestuario” y la unión de los jugadores, pues “todos trabajan muy duro desde el primer día”, tienen “muy buenas relaciones entre todos” y, además, la plantilla tiene “mucho nivel” y los más nuevos se adaptaron “muy rápido”.