Moda
Del «ring» de boxeo a la alfombra roja
El Círculo de Bellas Artes fue testigo del combate más actual de la moda gracias a la IV Pasarela de Moda de LA RAZÓN
La música comienza a sonar. Se encienden los inmensos focos dispuestos en el Salón de Baile del Círculo de Bellas Artes de Madrid, se hace el silencio bajo su cúpula. Diego Osorio salta al «ring» de boxeo y comienza el combate. Con un «total look» de Ion Fiz, uno de los cinco diseñadores que luchan en la noche más glamurosa de la capital, el joven parece salido de una película de los años cincuenta: camisa blanca, chaleco y pantalón negros, corbatín y sujetamangas. Todo en la noche capitolina evocaba el «glamour» clásico sólo apto para alfombras rojas. La IV Pasarela de Moda LA RAZÓN volvió a vestirse de moda gracias a las grandes agujas del país, que rescataron sus diseños más elegantes para vestir de gala una noche llena de estilo, distinción y las últimas tendencias.
Los asistentes se agolpaban para ver quién sería el primer luchador en saltar al cuadrilátero, pero la duda se disipó cuando una modelo subió a la original pasarela portando un inmenso cartel en el que podía leerse «ION FIZ». Daba comienzo el espectáculo. El diseñador vasco siempre ha apostado por el trabajo artesano para conseguir unos acabados de alta costura. «Todos y cada uno de mis diseños están hechos a mano, y son piezas únicas y exclusivas por ello», confiesa. Un mono blanco palabra de honor con falda de gasa y aplicaciones de coral abrió el desfile: Fiz vistió a una mujer segura, femenina y arriesgada que camina con la languidez de las antiguas divas de Hollywood. Un vestido de noche en seda chocolate combinada con «blazer» de terciopelo negro, un mono gris marengo con chaqueta con superposiciones y volantes que dibujaba una silueta «cocoon» en la espalda o un largo vestido negro con mangas transparentes y apertura hasta la ingle al estilo «femme fatale» se convertían en aspirantes a cualquier alfombra roja, mientras un conjunto de falda aterciopalada en púrpura con cuerpo de pedrería y estola de seda en rosa empolvado copaba todas las miradas. Auténtica alta costura al alcance de todos.
En el segundo asalto fue María Barros la encargada de lucir músculo creativo. Mujeres hiperfemeninas se auparon al «ring» en un derroche de imaginación: «La colección Otoño-Invierno 2014/2015 está inspirada en el cine del surrealismo, especialmente en películas de Luis Buñuel, Jacques Cousteau y Germaine Dulac», explicó la creadora coruñesa, cuyos diseños, plagados de volúmenes asimétricos, se tiñeron de colores intensos y puros y de materiales como el lúrex para realzar la femenidad de una mujer sofisticada cuya esencia es siempre valiente, exagerada y alejada de lo moderno. «Esta colección evoca cómo la razón convive con la fantasía y el delirio: siempre deja una puerta abierta hacia lo irracional», añadía Barros. Sus diseños fascinaron: siluetas ajustadas en lúrex azul brillante con grandes lazadas en el cuello; vestidos de seda en verde botella, rosa palo y color teja con amplias espaldas al aire, y pantalones estilo «baggy» combinados con sofisticadas blusas semitransparentes hicieron las delicias de los amantes de la moda.
En el turno de Nicolas Vaudelet, el circo clásico de principios de siglo de su colección Charivari se combinó con el ring de boxeo para dar lugar a un auténtico espectáculo: los fracs, capas, monos y vestidos fueron los protagonistas de una colección donde conviven el punto, la piel, la franela, la muselina, el tul, el lamé y los terciopelos de seda. «La carta de color se extiende del rojo amapola al ciruela, de los grises al azul noche y del carmesí al turquesa, donde destacan el fucsia, blanco, el anís y naranja», desveló Vaudelet. Su mono en palabra de honor con cazadora de cuero estilo frac abrió un desfile digno de «red carpet», con largas faldas cargadas de plumas, terciopelos en verde oscuro y vaporosas faldas que volaban en la pasarela.
Miguel Marinero fue el único que se atrevió a ataviar a una de sus modelos con unos guantes de boxeo. El maestro peletero presentó su colección Urban Class, inspirada en los 90, especialmente en la herencia arquitectónica de esta década. «He buscado la innovación y la creatividad en cada silueta: es una inmersión en los valores de la cultura urbana, igual que la fusión de tendencias y estilos propia de la década noventera. Mezcla «glamour» y funcionalidad al ritmo de las ciudades contemporáneas. Es un homenaje a una generación contemporánea en constante evolución», aseguró Marinero. Entre sus diseños abundaron los chaquetones de piel a media pierna, las cazadoras estilo «bomber» y el «patchwork», que incluye guiños punk que representan una reflexión estética y un ejercicio de estilo personal por parte del diseñador. «El cashmere, la lana y el tweed se fusionan con ricas y artesanales pieles con colores que van desde los ‘‘candy’’ hasta los más estridentes, con el rosa como protagonista», añadió el diseñador, cuyas modelos completaban sus «looks» con gafas de sol, guantes y orejeras de piel.
El último asalto lo peleó Maya Hansen con un auténtico desfile a medio camino entre el vodevil y el cabaret. Un largo vestido en encaje rojo que dejaba entrever unas piernas y brazos infinitos, corsés aderezados con faldas al estilo cancán, amplias siluetas armadas en raso negro y escote palabra de honor... La colección «Fifth Av.» de Hansen fascinó a los asistentes. «Está inspirada en la Quinta Avenida de Nueva York, en sus clubes de jazz, en el «glamour» de los años 50 y en la afamada silueta Dior, con corsés que marcan la cintura de la mujer y con faldas que, contrariamente a lo que suele ser mi estilo, tienen más volumen», destacó la diseñadora, que empleó materiales muy ricos en estos vestidos de noche como mikados de seda, gasas y tafetanes. «Abundan los brillos, los colores oscuros propios del otoño y el invierno y algunos diseños incluyen aplicaciones de cristales de Swarovski. No es ostentoso, pero sí lujoso y sofisticado con los aires elegantes de los 50», apuntó la madrileña.
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