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Nieves Álvarez: «No estoy operada, mi cirugía es el Photoshop»
Esplendor a los 40 años: así se podría definir a la modelo Nieves Álvarez. Recuerdo a Nieves desfilando desde muy jovencita en las pasarelas internacionales más importantes y actualmente la miro y sigue siendo la misma. Los años no pasan por ella y su espíritu sigue siendo el de aquella jovencita que una vez vivió en Nueva York. Conocerla es adorarla porque es una mujer muy cercana y nada frívola. Da gusto hablar con ella. Desde hace dos años, cada fin de semana, se ha ido introduciendo poco a poco en nuestros hogares con un fantástico programa de tendencias, «Flash Moda», un espacio que la ha vestido para triunfar y para ganarse el cariño del público, que le ha correspondido con una buena audiencia. Feliz, con una imagen más desenfadada y con la amistad por bandera, así es Nieves Álvarez.
–Estás esplendorosa a los 40 años, ¿dónde escondes la edad, que no te la noto?
–Pues me los pongo en la cabeza y en muchos sitios. Tengo un espíritu superjoven, soy una persona que jamás pienso en la edad que tiene. Los años van por dentro y yo aparento mucho menos porque soy una persona que me gusta vivir, reír, divertirme y hacer locuras.
–Lo que más me gusta de ti es que no eres nada frívola...
–Soy muy terrenal y muy consciente de lo que he conseguido y de lo currante que soy. No me creo nada, ya que soy una persona muy trabajadora como lo puede ser otra dentro de otro oficio. Lo que pasa es que mi profesión se ve más glamurosa y se ve en la tele, pero no considero que por subirme a una pasarela o por estar en un plató de televisión tenga derecho a mirar a nadie por encima del hombro.
–¿Hay algún tratamiento de belleza que te guste especialmente? Cavitación, radiofrecuencia, Thermage...
–Soy una apasionada de la cosmética y del maquillaje. Luego a lo mejor soy básica a la hora de maquillarme, pero disfruto con los coloridos... Soy una maquilladora frustrada (risas).
–¿Eres feliz?
–Es que la vida me ha dado mucho, Cristina, qué te puedo decir. No me puedo quejar de nada. Tengo tres hijos sanos y felices. Todos en la vida tenemos problemas y dificultades diarias, pero soy una persona plena.
–¿Te preocupa la salud?
–Creo que es importantísima; sin salud no eres nadie. Si me preguntan ¿salud, dinero o amor?, yo digo salud.
–¿Fumas, Nieves?
–No fumo, sólo para las fotos (risas). No he fumado en mi vida.
–¿Nunca te ha llamado la atención el cine?
–El Cine me encanta y me han propuesto cositas. Hice lo que en moda se llama «fashion film», como el que hice con Juanjo Oliva, y he hecho un «fashion film» en Francia con Stéphane Rolland. Pero no es que no me encante, es que a lo mejor no he encontrado o no me han ofrecido algo que realmente me apasionara. Siempre le he tenido mucho respeto, creo que es una profesión muy difícil para la que hay que estar muy preparada.
–¿Qué conservas de aquella época en la que viviste en Nueva York?
–Es un recuerdo impresionante; imagínate, vivir en Nueva York tú sola, en tu apartamento, es una experiencia única. Tengo solamente buenas memorias. Trabajé mucho y conocí a muchas personas. Ahora me arrepiento de no haber hecho muchas más cosas. También me acuerdo del frío y de momentos muy duros y de mucha soledad
–¿Cuál es tu fondo de armario imprescindible?
–Un esmokin es para mí una prenda que simboliza el poder, la feminidad y la sensualidad de una mujer porque es fuerte. Es la prenda fetiche de Yves Saint Laurent, del cual aprendí muchísimo, y es una prenda que te permite ir a una cena de gala o salir con tus amigas una noche. Le metes una camiseta, unos vaqueros y un taconazo... En fin, que te resuelve muchas cosas.
–De los diseñadores españoles, ¿a quién destacarías?
–Destacaría a muchos, desde mi querido y admirado Juanjo Oliva hasta un gran talento que tenemos en nuestro país y que yo sé que va a llegar muy alto como es Juan Vidal. Hay tantos: por ejemplo, Moisés Nieto, o diseñadores ya consagrados como la piel de Roberto Torreta o la delicadeza de Teresa Helbig... Hay tanto donde elegir y tanto talento.
–He visto que llevas un tatuaje...
–Sí, que me lo hice con 39 años, un Om balinés. Siempre había querido hacerme uno y me lo hizo un tatuador que se llama Leo Miralles, fantástico. Lo sacamos en mi programa, vi cómo trabajaba y allí me presenté. Siempre me había dado miedo, pero le dije a una amiga que me acompañase y me tatué. Me lo hice en la ingle porque quería algo íntimo, algo mío, que si me pongo un bikini a lo mejor se ve algo, pero si no es mío.
–¿Dónde se ve la edad de los hombres?
- No sé, yo creo que ahora los hombres se cuidan mucho y ya no se les nota tanto la edad en la barriga, por ejemplo. Y tampoco me atrevo a decir, porque a veces los hombres son más infantiles (risas).
–¿Y en las mujeres?
- En las manos se ve la edad de una mujer. Y en un hombre quizá en las canas, pero también tienen su punto.
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