Restaurantes
Álvaro Castejón y Arnaud Maillard: Con el comedor en el restaurante
Diseñadores
Unidos por Alvarno, no se esconden a la horade reconocer que lo suyo no son los fogones
Unidos por Alvarno, no se esconden a la horade reconocer que lo suyo no son los fogones
Su Selfiereceta
Ensalada de trigo bulgur, vegetales y pollo
Ingredientes:
-300 gramos de trigo bulgur cocido-2 pechugas de pollo troceadas y fritas-1 pepino en trocitos-20 tomates cherry.-1 cebolleta partida finita-De aliño: perejil, aceite de oliva virgen extra, sal y un toque de pimienta
Su Selfiereceta
Ensalada Capresse «mini»
Ingredientes:
-300 gramos de Bocconcini, cocidos al dente-Tomates Cherry, 250 gramos-Albahaca, sólo unas hojas-Olivas negras. -De aliño: aceite de oliva, sal y pimienta al gusto.
Álvaro Castejón y Arnaud Maillard son la fusión perfecta en lo profesional con Alvarno... Y en la cocina, ya que no discuten porque ninguno de los dos la práctica. De hecho, cuando tienen que ejercer de anfitriones tiran por el camino del medio y eligen un restaurante.
Álvaro es sincero: «Me gusta, pero no soy buen cocinero, y me intriga, pero nunca encuentro el momento. Soy de platos sencillos con buena materia prima. La cocina mediterránea me encanta y la huerta con sus alcachofas o sus espárragos, lo que puede ser por mis orígenes navarros. Aunque también me gusta experimentar la ‘‘nouvelle cuisine’’». Por su parte, Arnaud no anda muy desencaminado y casi calcan sus palabras: «No me divierte cocinar, pero sí me encanta comer y adoro la buena mesa, y la comida italiana. El tema es que cuando me gusta un plato, podría comerlo cada semana hasta no poder más. Soy excesivo en todo».
Los dos coinciden en aquello de «los experimentos con gaseosa» y si tienen que agasajar a alguien no dudan en apostar por la seguridad de un restaurante, «siempre recibimos en ellos y las fusiones nos atraen poco, somos más de sabores puros», comentan.
Pero no todo son similitudes, por ejemplo, en los sabores más primitivos: Álvaro es de salados, «me encanta el cocido. Llevo pocos años en Madrid, pero en invierno es obligado ir una vez por semana a Casa Fidel», y Arnaud más de dulces, «soy ‘‘chocoadicto’’. El chocolate negro es mi vicio confesable, lo como a todas horas. Siempre que voy a París, paso a comprar las trufas del Maitre Chocolatier Jean-Paul Hévin. Una visita ‘‘ideal’’ para la dieta».
Respecto a la compra, lo tienen claro: delegar responsabilidades. Ellos saben lo que quieren y así lo piden: «Pollos y huevos de granja, fruta de calidad, pasta fresca hecha a mano y jamón york en finísimas lonchas». Directos.
Los recuerdos culinarios de Álvaro «son más bien olores de cocina con muchas cacerolas a la vez. Harina en las mesas, bandejas de verduras, utensilios... Mucho caos pero con encanto. Y, por supuesto, el cardo con bechamel que cocinaba mi abuela. ¡Nunca he probado uno como aquel!». Para Arnaud «Le coq au vin» es el olor que lleva impregnado en sus papilas gustativas. Esos aromas que brotan de la cocción del pollo en la cacerola, «recuerdos entrañables de comidas en familia con mis abuelos y primos. Y el solomillo de carne muy poco hecho con patatas fritas, que sigo comiendo en mis temporadas carnívoras».
Respecto a los platos más atrevidos, Álvaro todavía recuerda la sorpresa que se llevó en Tahití con «un ceviche de pescados crudos que me resultó de lo más exótico». A pesar de que no es un «fan del pescado crudo». Y Arnaud, que se dejó llevar por la pasión, ahora reconoce que y no repetiría la «cresta de gallo. ¡Nunca más! Sin embargo, podría vivir comiendo taboulé libanés, al que sólo le ponen menta, perejil, tomate y cebolla». Y para cerrar, confiesa que una vez a la semana me alimento sólo de agua o frutas».
Mi restaurante favorito
Arnaud escoge «Can Berri Vell, un pequeño restaurante en San Agustí, Ibiza»; mientras que Álvaro se queda con «la neoyorjina braserie Balthazar, en barrio del Soho».
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