Recetas
Carlos Hipólito: Tablas en los fogones
La cocina no es su pasión, pero tiene en ella las mismas buenas maneras que actuando. ¿La tortilla? Con cebolla y «jugosita», por favor
La cocina no es su pasión, pero tiene en ella las mismas buenas maneras que actuando. ¿La tortilla? Con cebolla y «jugosita», por favor
Su Selfiereceta: Solomillitos de cerdo rellenos de nueces y ciruelas
Elaboración:
-Abrir los solomillos y machacar dentro de cada uno nueces y ciruelas (sin hueso) y atar con una cuerda cuando estén completo. Después, salpimentar.
-Mientras, se pocha la cebolla, «bien picadita», con un poco de aceite en una cacerola, no sartén.
-Meter los solomillos con la cebolla y dorarlos.
-Añadir dos medidas de agua por cada medida de vino dulce de Málaga.
-Dejar que se haga durante 20 minutos aproximadamente. Sacar la carne, quitar la cuerda y dejar enfriar. Con lo demás hacer la salsa.
-Ya frío, cortar y servir. «¡Queda precioso!».
Extra: se puede acompañar de un puré de manzana.
Si sobre los escenarios y delante de las cámaras ya sabíamos desde hace tiempo que, con su imponente voz siempre por delante, tiene un don, ahora nos descubre, sin querer, que entre sartenes y cacerolas también posee algo innato. «No soy cocinillas, pero no se me da mal. No se puede decir ni que soy un negado ni un apasionado, si tengo que hacer algo, lo hago y ya». Y con esas, con las de no darse importancia, va sacando detallitos que no los tiene cualquiera. Como el del eterno e infinito debate en la gastronomía española: la tortilla de patata. ¿Con o sin? Hipólito lo tiene muy claro: «¡Con cebolla!». Sin embargo, ha tenido que echar el freno porque, como él mismo cuenta, «últimamente la tomo sin porque me sienta mejor». Pero, eso sí, en el punto de la receta no hay discusión: «La cosa es dejarla hecha por fuera, pero muy jugosita por dentro, ¡que si no es un ladrillo!». Muestra de esa involuntaria buena mano con los fogones, en los que también hay «platos sofisticados que me gusta hacer». No está mal para «no ser un cocinillas»...
Cocina de madre
Y todo ello tiene un origen, su madre: «Cocinaba, pero, al igual que yo, tampoco era una apasionada. Eso sí, lo hacía muy bien, aunque si podíamos ir a un restaurante íbamos», explica el actor. Ahí está la parte de la familia como referente, pero también la de sus amigos y amigas cocineros, «que te van contando platos y secretos». Especialmente en la etapa en la que Carlos Hipólito estuvo viviendo solo. «Me fueron enseñando recetas fáciles poco a poco, porque nunca he sido de mirar libros ni de apuntarme a cursos», explica.
Pero esa tranquilidad y felicidad con la que habla de sentarse en la mesa es gracias a otro de sus secretos: su mujer. «Ella sí que cocina de maravilla, pero superbien, porque tiene mano, arte... Y además le gusta experimentar», reconoce, a la vez que afirma que otras muchas veces es él quien «hace cosas». Como ahora en verano, que se tira, como la inmensa mayoría de los mortales, a por «ideas fresquitas: ensaladas, gazpacho, sandía, melón...».
Ya más filosóficos, en el interior del camerino del teatro Maravillas –donde se mete en la piel de un director de un banco en «El crédito», junto a Luis Merlo, por tercera temporada–, le intentamos encontrar similitudes al trabajo de actor y a los platos, y Carlos da con ellas: «A todo se le puede buscar semejanzas. En la cocina preparas una receta a base de buenos ingredientes, con sus tiempos de preparación y demás. Pues una obra es lo mismo, necesitas un texto, unos actores, un director... Todo se mezcla a su debido tiempo. Primero se hace el sofrito a base de saber el texto y los primeros ensayos, se ponen las especias entre las luces y el sonido... Y al final hay que intentar que salga rico».
Viendo el éxito de su obra y de su reciente papel en «Vis a vis», como las similitudes sean ciertas y cocine igual que actúa, no duden de que repetirán.
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