Ciencias humanas

¿Funcionan los horóscopos?

¿Qué capacidad de predecir lo que va a ocurrirnos, de adentrarse en los laberintos oscuros de nuestro sino?

La fecha en la que nacemos determina nuestro signo del zodiaco
La fecha en la que nacemos determina nuestro signo del zodiacolarazon

Como la ciencia trata de explicarlo todo, de meter la nariz incluso en aquellos entornos que parecen más alejados a ella, también ha pretendido dar respuesta a esta pregunta de hoy. ¿Qué eficacia tienen los horóscopos?

Como la ciencia trata de explicarlo todo, de meter la nariz incluso en aquellos entornos que parecen más alejados a ella, también ha pretendido dar respuesta a esta pregunta de hoy. ¿Qué eficacia tienen los horóscopos? ¿Qué capacidad de predecir lo que va a ocurrirnos, de adentrarse en los laberintos oscuros de nuestro sino?

Un equipo de científicos de la Univeridad Australiana de Perth trató no hace mucho de responder y lo hizo, como no podía ser de otro modo, a través de una investigación matemáticamente rigurosa. El trabajo consistió en el seguimiento durante varias décadas de las vidas de 2.000 personas, la mayoría de las cuales había nacido en el mismo día, incluso con una diferencia de minutos en algunos casos. Si los postulados de la astrología están en lo cierto, es decir, si la posición de los astros en el momento en el que nacemos condiciona el destino del resto de nuestra existencia, las vidas de estos 2.000 ciudadanos deberían haber seguido derroteros similares. Los niños seleccionados formaron parte, en principio, de un estudio médico realizado en 1.958 que pretendía detectar si las condiciones sociosanitarias al nacer influyen en la salud futura de las personas. Por ello se seleccionó a más de dos millares de bebés nacidos en marzo a los que se monitorizó y realizó un exhaustivo seguimiento de su desarrollo. Los investigadores realizaron tests periódicos para estudiar 100 diferentes características una vez alcanzada la edad adulta de los participantes. Entre ellas se encontraban la actividad laboral, el estado civil, los niveles de ansiedad, la agresividad, la sociabilidad, el coeficiente intelectual, las habilidades en las artes, el deporte, las matemáticas, la lectura. Todos estos factores pueden ser susceptibles de influencia astral según los creyentes en la astrología.

Pues bien, los investigadores del estudio australiano no detectaron ni una sola similitud entre los 2.000 participantes que, astrológicamente hablando, deberían ser gemelos. Los resultados, por supuesto, causaron pánico entre algunos representantes de los círculos astrológicos. Por ejemplo, el presidente de la Asociación Británica de Astrología advirtió que los resultados debían tomarse con «extrema cautela» y acusó a su autor de haber perseguido solamente el descrédito de sus compañeros de viaje. Otros astrólogos eminentes quisieron resaltar que el estudio era «simplista, selectivo y tendencioso». Sea como fuere, lo cierto es que este tipo de investigaciones, como otras muchas que han demostrado la inutilidad de los signos del zodiaco, no hacen mella en la fe que muchos le tienen a los horóscopos. En EE UU hay 10.000 astrólogos y alrededor de 40 millones de personas que consultan diariamente su horóscopo. En Reino Unido, entre el 60 y el 80 % de la población lo hace. En ese país una página web medianamente rentable de astrología puede tener un valor de cerca de 50 millones de libras. En Francia, según algunas encuestas, más del 50% de las mujeres y el 35% de los hombres creen en la astrología. En España, la Sociedad Española de Astrología calcula que trabajan unos 150 astrólogos profesionales que cobran entre 50 y 150 euros por consulta. Según un informe del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la juventud en España, el 66% de los jóvenes cree en horóscopos y en personas capaces de predecir el futuro. Un 33% cree que su destino está marcado en las estrellas.

¿Qué sienten los bebés al nacer?

Al contrario de lo que se cree en las primeras horas después del parto el bebé sano tiene ya todos sus sentidos activos. Sobre todo el tacto y el olfato, que le guiarán hasta el pezón. Pero también el oído y la vista, que consigue enfocar una cara a unos 20-25 cm, justo la distancia del rostro de la madre cuando le amamanta. Otra cosa es adónde se conecten, porque en ese momento a la corteza cerebral le faltan montones de estructuras por desarrollar. Llegamos, además, a este mundo dopados. El feto se ve invadido por todas las hormonas que se activan en una situación de estrés. La adrenalina y la noradrenalina le protegen de una falta de oxígeno, y le ayudan a expulsar el resto de líquido amniótico de sus vías respiratorias y a tomar aire por primera vez. Además de mantenerle en una actitud de alerta e incitarle a abrir muchísimo unos ojos que fascinarán a la madre.

¿Quién bautizó a Plutón?

Cuando el 18 de febrero de 1930 se publicó el hallazgo de un nuevo y esperado planeta más allá de Neptuno, hubo muchas presiones para denominar al objeto con el nombre de personajes del entorno científico. Pero se decidió convocar un concurso internacional para nombrarlo. El nombre ganador fue propuesto por Venetia Burney, una niña de once años de Oxford, obsesionada por la mitología clásica. Plutón es uno de los nombres alternativos del dios Hades, el que reina los lugares oscuros y tenebrosos. A la niña, se le ocurrió que era un buen nombre para un planeta oscuro y distante.