Familia
Anne Geddes: «Soy la defensora global de los niños»
La fotógrafa australiana habla de su más reciente proyecto y del trabajo del fondo filantrópico que lleva su nombre.
La fotógrafa australiana habla de su más reciente proyecto y del trabajo del fondo filantrópico que lleva su nombre.
Anne Geddes está muy sorprendida por la tradición de las madres españolas de perfumar a sus hijos pequeños con agua de colonia. «¡Es maravilloso conocer distintas culturas! Además, cuando me propusieron participar en la creación de la fragancia Bebés y Mamás pensé que era un proyecto muy cercano a mi trabajo como fotógrafa, que se centra en el milagro de la vida y el embarazo», dice la reconocida artista australiana. La presentación de la fragancia de Iap Pharma la trajo a España después de diez años sin visitar nuestro país y aprovechó la oportunidad para hablar de su fotografía y de sus labores humanitarias.
Contra el abuso infantil
Junto a su esposo, Kel, creó el Fondo Filantrópico Geddes en 1992, cuando sus imágenes de niños dentro de flores, frutas o latas antiguas de comida ya la habían hecho famosa en todo el mundo. Desde entonces, muchos de los esfuerzos de la institución se centran en la lucha contra el maltrato infantil. «Cuando comencé a colaborar en esa área aún no sabía que mi propia hermana fue víctima de abuso sexual en el colegio. Nos criamos en una granja en Australia y cuando ella se lo dijo a nuestra madre, no le creyó. Su experiencia ha sido una motivación para continuar trabajando en contra del maltrato y el abuso, pues sé cómo esa experiencia puede marcar a un menor de por vida».
Pero no es la única causa por la que aboga: también trabaja con Naciones Unidas en varias campañas dedicadas a las madres y sus hijos, además de apoyar la investigación sobre los nacimientos prematuros. «Soy la defensora global de los niños», asegura Geddes. También ha colaborado con varias series fotográficas a crear conciencia sobre los devastadores efectos de la meningitis. «El mensaje era muy claro; seis atletas paralímpicos (que habían perdido partes de su cuerpo por la enfermedad) posaron con bebés para decirnos: «Miren lo que me sucedió a mí. No dejen que le ocurra a sus hijos», dice la fotógrafa. Recuerda que una de las pequeñas a las que plasmó para su primera campaña contra dicho mal, llamada Victoria, es española: «Cuando llegó al estudio estaba triste, casi no hablaba. Pero después de que vio su imagen en los monitores comenzó a sonreír y a jugar. Reconoció su belleza».
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