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Carmen Tello: «Alfonso Díez será Duque de Alba viudo hasta su muerte»
La mujer de Curro Romero fue íntima de la Duquesa, casi una hermana. Ahora su relación con los Alba es inexistente
La mujer de Curro Romero fue íntima de la Duquesa, casi una hermana. Ahora su relación con los Alba es inexistente
A punto de cumplirse dos años de la muerte de la Duquesa de Alba, la andaluza Carmen Tello recuerda a su gran amiga con «cariño y nostalgia». La esposa de Curro Romero nunca pecará de imprudente y, por ello, «prefiero no meterme en polémicas con los hijos de Cayetana», nos dice, sin querer entrar de lleno en el desacierto del actual Duque de Alba al ignorar a todos aquellos que rodearon a su madre en los últimos años de vida. El aristócrata parece olvidar que personas como Carmen hicieron muy feliz a la duquesa en un tiempo en el que llegó a sentirse sola, e incluso «desamparada» por sus propios hijos. Eran más que amigas, confidentes, casi hermanas, pero Tello lo tiene claro: «Fui amiga de Cayetana, no de sus hijos».
Esa intensa amistad se ha mantenido ahora a través de Alfonso Díez, viudo de Cayetana, quien no mantiene ninguna relación con los hijos de la que fuera su esposa y el gran amor de su vida. Carmen asegura con rotundidad que, «aunque a más de uno no le guste, Alfonso será duque de Alba viudo hasta su muerte», contestando así a aquellos que creen que el funcionario no puede serlo, aunque sea a título póstumo.
–¿Cómo está Alfonso Díez?
–Tranquilo y feliz.
–No fue invitado a la reciente boda de Luis Martínez de Irujo, nieto de Doña Cayetana, con Adriana Marín. ¿Le molestó ese «olvido»?
–No se lo he preguntado, pero a Alfonso no le preocupan esas cosas. Es un hombre humilde, un caballero, y suele restarle importancia a ese tipo de detalles. Nunca quiso entrar en polémicas absurdas. Y puesto que no tiene relación con los hijos de Cayetana, tampoco era lógico que le invitaran. Él se conforma con que no hubiera problemas sobre la cuestión de la herencia que le correspondía. Todo fue muy bien, teniendo en cuenta que estos asuntos suelen ser espinosos entre los herederos. Además, él no quería nada que no le correspondiera. Llegaron a un acuerdo y nada más.
–¿No se habla con los Alba?
–Con el único con el que mantiene cierto trato es con Cayetano.
–¿Ve con frecuencia a Alfonso?
–Hace unos días, mi marido y yo comimos con él en Madrid, y la semana próxima vendrá a Sevilla para estar unos días con nosotros y con amigos comunes. Suele pasar tres o cuatro días al mes en Sevilla y cuando viene se aloja en el hotel de su buen amigo Ignacio. Le he visto estupendo. Se cuida mucho y hace una vida muy sencilla. Cuando paseamos por Sevilla, le lanzan muchos piropos. Ahora vive volcado en su familia, sobre todo con un hermano que tiene muy enfermo. Los Díez están muy unidos y se ven continuamente. Lo que ya no hace es acudir a eventos sociales.
–¿Visita su casa de Sanlúcar?
–Está a la venta. Desde que murió Cayetana, Alfonso perdió el interés por un inmueble en el que disfrutaba cuando estaban juntos. Es un edificio encajonado entre dos casas de vecinos, no tiene garaje...
–Cuando pasea cerca del palacio de Las Dueñas, en Sevilla, donde vivió tan buenos momentos con su mujer, debe de tener grandes recuerdos...
–Tuvo que salir de allí casi con lo puesto. Prácticamente, su ropa y sus películas. No ha sido capaz de ir de nuevo porque los recuerdos pesan mucho y él sigue teniendo a Cayetana en su corazón. Cada vez que habla de ella se emociona mucho. Siempre está en su recuerdo.
–¿El 20 de noviembre irán a la misa por el segundo aniversario de la muerte de la Duquesa?
–Todavía no se sabe lo que se hará para esa fecha. Es el actual Duque de Alba el que debe organizarlo. Comentan que es posible que se oficie en Madrid, aunque lo lógico sería que fuera en Sevilla, en la Iglesia de los Gitanos, donde reposan las cenizas de Cayetana.
–Si viviera, ¿habría más armonía en la familia de Alba?
–Alfonso hizo mucho para que estuviera muy unida. A Cayetana le gustaría verlo todo igual.
–¿Invita a los hijos de su amiga a las bodas y eventos familiares?
–Claro, aunque no aparecen. Tan sólo vino Eugenia a la boda de mi hija Carmen. Pero lo entiendo, porque el nexo que me unía con ellos era su madre, y, desgraciadamente, ya no está entre nosotros.
–Curro vendió la finca...
–Sí, era demasiado grande para él y yo solos. Nos fuimos a vivir a un piso de dos dormitorios en Sevilla que nos basta y nos sobra.
–Curro y Alfonso son buenos amigos, ¿verdad?
–Son dos hombres de trato fácil y han congeniado muy bien. Se admiran mutuamente y Alfonso valora la bondad de Curro.
–¿Qué dice su marido de su nula relación con los Alba?
–Él no se mete en nada. Y mira que era muy amigo de Cayetana...
Alfonso, al cuidado de su hermano
A Alfonso Díez se le pierde el rastro entre las cuatro paredes de su piso madrileño. Pasa los días al cuidado de su hermano Daniel, que está aquejado de un cáncer que le va consumiendo, aunque el duque viudo de Alba no «tira la toalla» y se esfuerza en animarle. El ex funcionario sigue conservando su gran pasión por el mundo cinematográfico y el poco tiempo que le queda libre lo aprovecha para ir al cine, aunque también para hacer ejercicio, leer y ver a algunos amigos. Una persona cercana a los Alba nos desvela que «algunos de los hijos de la Duquesa nunca le admitieron en la familia, en concreto dos de ellos, que no pueden ni verle. El resto le soportaba porque era el marido de su madre. La familia le ningunea, no le quieren ni ver, a pesar de lo bien que se portó con Doña Cayetana. Si no sentían el menor aprecio por él en vida de la Duquesa, menos ahora». Un amigo asegura que «a él le da igual. Tiene la conciencia tranquila».
Por J. de Santiago
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