España
Cuatro fundaciones para repartir el dinero de Fabiola
Un año después de su muerte, la herencia de la reina sigue suscitando polémica, aunque buena parte de su fortuna fue a parar a los más necesitados.
Hoy, hace un año, se celebraba en Bélgica el funeral por la muerte de la reina Fabiola de Bélgica. Española y aristócrata de nacimiento, la soberana falleció a los 86 años, el 10 de diciembre de 2014 por causas naturales en su residencia habitual, el castillo de Stuyvenberg. Desde ese momento, el reparto de su fortuna ha sido muy discutido. Doce meses después, parece que el debate respecto al reparto de su herencia ha quedado olvidado. Sin embargo, poco se conoce del trasfondo de las fundaciones creadas por la reina, que han heredado la mayor parte de la fortuna del matrimonio. Fabiola de Mora y Aragón fue siempre una mujer entregada a las causas sociales. Lo fue durante sus años de soltera, pero aún se implicó más como reina consorte de los belgas. Con ese fin realizó cuantiosas aportaciones económicas a lo largo de su vida a diferentes fundaciones, muchas de ellas creadas por ella o por su difunto esposo, el rey Balduino. La mayor parte de las aportaciones se realizaron tras su muerte. Recogido expresamente en su testamento, decidió donar la mayor parte de sus bienes a la Fundación OEuvres de la Reine (Obras de la Reina), con el objetivo de proporcionar el mayor respaldo económico posible a las personas sin recursos del país del que fue reina durante casi toda su vida.
Sin embargo, el reparto de su herencia –a la que se sumaba la de su padre (era la última descendiente) y la de su marido (nunca tuvo hijos)– ha sido muy polémico. Sólo durante la última década, recibió de las arcas públicas belgas alrededor de 30 millones de euros, montante al que hay que sumar los más de 75 millones de la herencia de Balduino. Una fortuna que fue repartida a su muerte entre los diferentes fondos y fundaciones creados por el matrimonio: dos junto a su esposo (Obras de la Reina y Astrida) y otras dos por su cuenta (In Eis y Fons Pereos).
En este caso, en el que no hay herederos directos, la legislación belga es clara y precisa: contempla un impuesto de sucesiones del 70 por ciento. La opción de donar su fortuna a fines filantrópicos fue analizada, por tanto, desde un polémico doble prisma: por un lado, reflejaba la personalidad solidaria de la reina; por otro, los herederos se ahorraban el cuantioso impuesto.
Obras de la Reina
Los reyes Balduino y Fabiola crearon la Fundación Obras de la Reina en 1960 con la aportación de parte de sus regalos de boda. Su misión: «dotar de ayudas de urgencia, de carácter temporal y limitado, a indigentes y personas en situación de extrema necesidad». Esta fundación atiende al año 50.000 peticiones de ciudadanos y cuenta con un presupuesto anual que ronda los 131.000 euros, según datos oficiales.
A lo largo de su vida, la reina Fabiola mantuvo una estrecha relación con la labor que allí se desempeñaba. De hecho, esta fundación fue la elegida para recibir la mayor parte de la herencia de sus bienes privados. Esta noticia fue muy bien recibida en Bélgica, aunque no tanto entre algunos de los sobrinos de la reina viuda, que esperaban recibir de su tía algo más que objetos con más valor sentimental que material.
Fons pereos
Fons Pereos fue la polémica fundación creada por la Reina Fabiola de Bélgica para legar la mayor parte de su fortuna tras su muerte. Aunque en un primer momento nada hacía presagiar que fuera a suscitar ninguna polémica, lo cierto es que fue acusada de tener un objetivo diferente al que se quería difundir: evitar que sus herederos pagaran los impuestos de sucesión.
Pocos meses después de su puesta en marcha, la reina manifestó su intención de poner fin a esta fundación solicitando su disolución inmediata en el tribunal de primera instancia de Bruselas a través de su abogado.
Fundación Astrida
Fue el propio rey Balduino quien, tan sólo un año antes de morir, en 1992, creó la Fundación Astrida con el objetivo de ayudar, tras su fallecimiento, a los miembros de su familia y los familiares de su esposa. Concretamente, según recogen los estatutos de la fundación, su misión abarcaría tres campos: ayudar a sus sobrinos en el desarrollo de sus capacidades artísticas, científicas y académicas; promover la memoria de la pareja real a lo largo del tiempo, y apoyar a instituciones católicas.
Además, se encarga del mantenimiento de Villa Astrida (la finca que el matrimonio poseía en Motril, Granada, donde falleció el rey Balduino) y otra de sus residencias en Bélgica.
Este fondo fue el gran beneficiado tras la polémica de Fons Pereos, la fundación creada para eludir el altísimo impuesto de sucesiones del país en el caso de no tener herederos directos. El cierre de este organismo supuestamente filantrópico, a los pocos meses de su puesta en marcha, supuso una inyección económica muy importante para la Fundación Astrida.
Fundación In Eis
La Fundación In Eis es la gran desconocida de entre todas las creadas por el matrimonio. Fue puesta en marcha por la reina, ya viuda, a finales de 1999, aunque no comenzó a funcionar oficialmente hasta 2000. Poco se conoce de ella porque, entre otras cosas, fue registrada en Navarra, concretamente en Traibuenas, un pueblo de poco más de 60 habitantes, pero que alberga un palacio fortificado en el que el matrimonio disfrutó de numerosas escapadas privadas.
Tras su matrimonio en 1960, su intimidad se vio inevitablemente reducida al mínimo, más aún en España, donde cualquier imagen de la reina Fabiola se convertía en una de las fotografías más perseguidas. Por ello, este palacio, propiedad de unos familiares lejanos –Luis de Silva y Azlor de Aragón, duque de Miranda hasta 1999, y de su esposa, María Fernanda Mendaro y Diosdado– se convirtió en el refugio perfecto para escapar durante las vacaciones de verano de miradas indiscretas. Veranearon allí durante los años que compartieron y, tras la muerte de Balduino, Fabiola continuó acudiendo a la cita anual.
Fuentes cercanas a la familia han explicado a este diario que a día de hoy está gestionada por estos sobrinos de la reina; de ahí que fuera registrada en esta localidad donde tienen su residencia habitual. Fabiola siempre supo separar muy bien su herencia española de la belga, de manera que creó esta fundación como cortafuegos para que nadie de la corte pudiera interferir en los asuntos que aún mantenía en su país de nacimiento. En su lugar, eligió a algunos de sus sobrinos, quienes no sólo gestionaban su patrimonio desde España, sino que además le hacían de correo viajando con asiduidad a Bélgica.
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