Carmen Lomana
El artículo de Carmen Lomana: El futuro es hoy
Y aquí estamos los españoles en plena confusión política. El panorama que nos han dejado las elecciones es interesante, pero pésimo para nuestra economía, si no se ponen de acuerdo rápidamente para formar gobierno. Lo ideal sería una gran coalición PP-PSOE, los dos partidos que han elegido con mayoría de votos los españoles. Algo que no me parece complicado, si no de sentido común. La política sería mucho más activa y eficaz si simplificaran las cosas y se dejasen de tantos intereses de partido atendiendo a lo que verdaderamente importa, que es el bienestar de los ciudadanos y la economía. Si todo va bien, se crearán puestos de trabajo, habrá dinero para obras sociales y la presión fiscal será menor. De momento, la prima de riesgo se ha disparado, el bono español pierde su valor y la bolsa se va al garete. Todo esto lo genera la inestabilidad política, en el momento que parecía que estábamos sacando un poco la cabeza de la tremenda crisis en la que nos metió Zapatero, empecinado en no querer ver lo evidente ni tomar medidas. En su delirio absurdo decía que gobernaba desde la utopía... Así nos fue. Uno puede vivir en la utopía si lo desea, pero nunca gobernar desde ella. Un presidente del Gobierno debe gobernar con pragmatismo y rigor. Desde aquí pido a todos estos señores que juegan a políticos que hagan política de altura y responsable y se pongan de acuerdo lo antes posible. Yo no tengo muy claro quiénes son los buenos, lo que sí tengo claro es que hay algunos que se empeñan en sacar todos los demonios de la España más sórdida y cargarse o, mejor dicho, incendiar la Constitución. Los grandes pirómanos son los separatistas, a los que se ha unido de una manera incomprensible e intempestiva Pablo Iglesias con un «mélange» de partidos antisistema que nos pueden llevar al peor de los escenarios. Hay mucho botarate empeñado en descuartizar España, pero en las urnas ha quedado bien claro lo que quieren la mayoría de los españoles: estabilidad, cerrar este ciclo económico que ha empezado a florecer y llevarlo a buen puerto.
Estos tiempos de Adviento en los que la sociedad occidental y cristiana debería vivir en paz, armonía y reflexión, nos lo han fastidiado nuestros gobernantes. Menos mal que todavía nos queda la mañana de la lotería, en la que todos amanecemos con el soniquete de los niños de San Ildefonso cantándonos los números de la suerte. Hubo un tiempo en que ese día siempre estaba en Chile, en casa de mis suegros, en un dulce verano austral, y lo que más echaba en falta era no poder escuchar la cancioncilla de la lotería, así que me despertaba cantándola yo sola provocando grandes risas entre la familia, que no entendían nada, exceptuando mi querido Guillermo, que ya se había vuelto tan español o más que yo. Me gusta la Navidad, pero cada año me produce más añoranza de los seres queridos... Es momento de hacer balance de todos los que ya no están y, qué quieren que les diga, ¡lo llevo fatal! Mi cabeza se traslada a los tiempos felices de mi infancia y adolescencia, a mis años de casada cuando todo era alegría y felicidad. La mejor Navidad de mi vida fue una que pasamos solos Guillermo y yo en nuestra preciosa casa de San Sebastián, «Tellagorri-Gain», con la chimenea encendida, brindando por la vida, escuchando música y queriéndonos. Todo parecía perfecto, pero esa felicidad se puede romper en un instante. Por eso les recomiendo que disfruten de su familia y de la vida como si no hubiese un mañana. El futuro es hoy.
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